El origen de Halloween está vinculado con antiguas tradiciones celtas en las islas británicas. Sin embargo, evolucionó a lo largo del tiempo gracias a la influencia de festividades cristianas, migraciones y la cultura popular orientada al consumo de dulces. Si bien no hay consenso total sobre sus raíces, se cree que algunas de sus costumbres derivan del festival celta de Samhain, que marcaba el fin de la temporada de cosecha y el inicio del invierno.

Samhain, que significa “fin del verano”, era celebrado por los pueblos gaélicos de Irlanda, Escocia y la Isla de Man, según recoge The Telegraph. Durante esta festividad, los límites entre el mundo de los vivos y el de los espíritus se volvían difusos, permitiendo que las almas pasaran al plano terrenal. Para protegerse de posibles espíritus malignos, las comunidades dejaban ofrendas de comida y bebida, encendían hogueras y colocaban platos adicionales en la mesa para honrar a los espíritus benevolentes.

Galletitas fantasmagóricas inspiradas en Halloween

En el siglo IX, la Iglesia cristiana estableció el Día de Todos los Santos el 1° de noviembre, adoptando algunas de estas tradiciones paganas. La festividad comenzaba con una celebración la noche previa, el 31 de octubre, como forma de preparar a los fieles para honrar a los santos. Esto marcó una transición entre rituales celtas y tradiciones cristianas, donde la veneración de espíritus ancestrales se integró a la práctica religiosa.

Origen del “dulce o truco” y los disfraces: las costumbres de Halloween

Trick or treat, en español, “Dulce o truco”, tiene sus primeras referencias durante la Edad Media en Irlanda, Escocia y Gales. En ese entonces, las personas se disfrazaban y recorrían las casas pidiendo comida a cambio de cantar o recitar versos. Muchos se vestían como espíritus o almas en pena, creyendo que, al asumir estas identidades, podrían confundir a los espíritus malignos y evitar sus maldiciones.

En el siglo IX, la Iglesia cristiana estableció el Día de Todos los Santos el 1° de noviembre, adoptando algunas tradiciones paganas

Con el tiempo, esta costumbre se integró a la festividad cristiana mediante una práctica llamada souling. Durante esta tradición del siglo XI, los niños iban de puerta en puerta pidiendo pequeños panes conocidos como “tortas de almas” a cambio de rezar por los difuntos de la familia. Los disfraces también reflejaban figuras religiosas como santos, ángeles o demonios, cuenta Europa Press. Sin embargo, hacia el siglo XIX, estas prácticas comenzaron a transformarse en actuaciones más ligeras, con los niños ofreciendo canciones y bromas a cambio de dulces o monedas.

En la época victoriana, los disfraces se volvieron más elaborados y creativos, reflejando el auge de la literatura gótica. Murciélagos, vampiros y fantasmas se hicieron populares, al igual que figuras exóticas como faraones egipcios. Esta evolución continuó cuando la frase trick or treat fue usada por primera vez en Estados Unidos en 1927, llevada por inmigrantes irlandeses y escoceses. Tras la Segunda Guerra Mundial, Halloween se consolidó como una celebración infantil centrada en los disfraces y la búsqueda de dulces en los vecindarios suburbanos.

De dónde viene el tallado de calabazas

El tallado de nabos era una práctica tradicional en el festival de Samhain, utilizada para ahuyentar a espíritus y evitar la presencia de seres mágicos indeseados en los hogares. Sin embargo, cuando los inmigrantes irlandeses llegaron a América del Norte, descubrieron que las calabazas, más abundantes en la región, eran una opción más adecuada para esta tarea.

El uso de calabazas como linternas, conocido como Jack O’Lantern, se popularizó en la década de 1920 y terminó reemplazando la tradición de los nabos en el Reino Unido. La leyenda detrás de este nombre cuenta la historia de “Stingy Jack”, un hombre que engañó al diablo para obtener una bebida. Tras su muerte, ni el cielo ni el infierno lo recibieron, por lo que quedó condenado a vagar por la Tierra con una brasa dentro de un nabo hueco como única luz, sostiene The National Geographic.