Después de hacerse fuerte en el mundo de las golosinas y los quioscos, Compañía Americana de Alimentos (Cadasa), la empresa dueña de Nevares, ya tiene definida su estrategia para convertirse en un jugador integral de alimentos. Y ahora se prepara para dar el primer paso en la nueva dirección con el ingreso al negocio del pan envasado.
Con una inversión que sólo en materia industrial ascenderá a US$8 millones, la empresa controlada por la familia Romero lanzará en el primer semestre de este año su línea de pan envasado -conocida popularmente como pan lactal, pero que también incluye pan de hamburguesas y pan de panchos. Este mercado hoy tiene un único gran jugador, la multinacional Bimbo, que controla más de la mitad del negocio, lo que provocó que quedará en la mira del Gobierno nacional, que ya dejó en claro públicamente su decisión de hacer todo lo posible para aumentar la competencia.
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Para este proyecto, el primer paso que dio Nevares fue adquirir una planta con dos líneas de producción en Holanda e importarla en forma completa a su predio industrial en Luján. “El pan envasado, en sus diferentes formatos, es una categoría que está creciendo a nivel mundial y en todos los países tenés muchos jugadores, mientras que acá está muy concentrado, lo que indica que hay una oportunidad para una marca nueva. Queremos hacer un producto realmente de consumo masivo y adaptado al paladar y el bolsillo del consumidor local. La idea es que el pan vuelva a hacer argentino”, explicó Hugo Romero, que integra la segunda generación de la familia que en 1999 fundó Cadasa.
A la hora de incursionar en el nuevo negocio, en Nevares destacan que cuenta con el asesoramiento de Vicky Foods, una empresa española que participa en su país en el negocio del pan de molde con la marca Dulcesol. La relación con los españoles surgió a partir de que en plena pandemia, Hugo Romero decidió quedarse con una fábrica de galletitas en Zaragoza, que pertenecía al grupo español Galletas Asinez.
“El proyecto de la planta en España es un proyecto mío, a título personal, que nació en plena pandemia. Hoy estamos fabricando en Zaragoza galletas y obleas para varios mercados europeos y partir de la incursión en este negocio empecé a conocer el mundo del retail español y surgió la idea de hacer algo con el pan”, explica Romero.
El modelo nacional
La Compañía Americana de Alimentos (Cadasa) nació en 1999, de la mano del abogado Hugo Romero (padre). De entrada, la empresa se hizo fuerte en el negocio de las golosinas con marcas que apuntan al segmento más económico del quiosco y que manejan grandes volúmenes como los alfajores Fulbito y Mogy, las obleas Smack y los turrones y budines Nevares.
Uno de los puntos de inflexión en la estrategia de Nevares llegó en la pandemia. La aparición del covid golpeó con especial fuerza al rubro de las golosinas, porque al tratarse de un consumo impulsivo, de un día para el otro se derrumbaron las ventas de sus productos estrellas en las estaciones de tren y las escuelas, lo que los obligó a reconvertir su modelo de negocios y apostar a un proceso de diversificación.
El salto de una empresa de golosinas para convertirse en un jugador integral de alimentos tiene un antecedente ineludible en el mercado argentino que es el de Arcor. La empresa fundada por Fulvio Pagani dio sus primeros pasos en Arroyito, Córdoba, fabricando caramelos y hoy es una verdadera multinacional, con 45 fábricas distribuidas en una decena de países y presencia en prácticamente todas las categorías de alimentos, desde alfajores hasta mermeladas, pasando por jugos en polvo, helados, chocolates, aceites o conservas.
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En Nevares además reconocen que la estrategia es avanzar en un proceso similar de diversificación industrial, con el foco puesto en los precios competitivos y el desarrollo de las marcas propias, dos de los ejes que explican la espectacular expansión que tuvo Arcor en las últimas décadas.
“Estamos convencidos que el crecimiento de nuestra compañía va a pasar por los alimentos y por la línea de pan en particular, respetando siempre nuestra estrategia de hacer un producto de buena calidad a un precio justo. El año pasado prácticamente no tocamos los precios desde la vuelta al cole, confiando en que la inflación iba a parar y los resultados nos dieron la razón. Cerramos 2024 con un crecimiento del 20% en nuestro volumen y para 2025 somos muy optimistas. Por un lado, porque las condiciones macro se presentan mejor. El parate de la inflación es clave para cualquier empresa porque te da previsibilidad y te permite hacer planes, así que esperamos una reactivación de la economía. Y también tenemos una mirada optimista porque confiamos en que nuestro modelo de empresa, apuntada a la base de la pirámide y con muchísima tecnología, nos va a permitir ser eficientes y ganar escala. Somos especialistas en manejar volúmenes”, señaló Romero.
Arcor también representa otro modelo a seguir para Nevares, en materia de crecimiento internacional. “Hoy exportamos todo nuestro mix de productos a Paraguay y Uruguay, y en este último mercado tenemos productos muy exitosos como la pasta frola marca Aires de Luján, que es la líder de la categoría. Y para este año la idea es entrar a Brasil. Inicialmente, vamos a ir con la línea de alfajores, que si bien se trata de un consumo relativamente nuevo para el mercado brasileño, creemos que tiene mucho potencial de crecimiento”, explican en la compañía.
Mercado concentrado
Para incursionar en el nuevo negocio del pan envasado, la empresa trabajará con la marca Nevares y su objetivo es alcanzar una facturación de US$30 millones y quedarse con un 10% del negocio. La tarea, a priori, no se presenta como algo sencillo. Hoy el mercado del pan industrial es uno de los que muestra uno de los mayores niveles de concentración en las góndolas argentinas.
Los mexicanos controlan 60% del mercado, no solo a través a Bimbo, sino también por otra de sus marcas estrella: Fargo. Fargo había nacido en la Argentina como una marca de Minimax, la cadena de supermercados de los Rockefeller, que saltó a la fama en 1969 cuando sus trece bocas fueron incendiadas por el grupo guerrillero FAR. Cuando Mimimax se fue del país, Fargo se independizó y en pocos años se consolidó como la empresa líder del mercado del pan de molde. A fines de los ‘90, la firma controlada por las familias Preiti y Fernández fue adquirida por el fondo de inversión The Exxel Group en US$140 millones, aunque esta operación terminó mal, cuando el fondo de Juan Navarro tuvo que empezar a rematar todos sus activos. El primer comprador de Fargo fue un banquero mexicano llamado Fernando Chico Pardo, que a su vez en 2004 le cedió sus acciones a Bimbo.
Frente a la consolidación de un jugador que controlaba más de 60%, desde los supermercados se facilitó la aparición de jugadores más chicos, pero hasta ahora ninguna de las nuevas marcas logró una penetración de mercado importante. La lista incluyó desde Doña Noly, que nació como una casa de tapas de empanadas en Ciudadela, y La Perla, del empresario Gustavo Ferrer, que también es dueño de la cadena de locales Fiestissima, hasta la firma Veneziana (no confundir con la cadena de heladerías La Veneziana) que se hizo fuerte con su marca y fabricando los productos de marca propia de supermercados o el grupo Balcarce que es alzó con Sacaan y Trigoro, dos marcas que pertenecían a Bimbo.
Ante la necesidad de incrementar la competencia en la categoría, el Gobierno nacional incluso alentó a los grandes supermercados a importar pan envasado desde Brasil. Así en la segunda mitad del año empezaron a a aparecer en las góndolas de Carrefour y Disco algunos panes de la marca Bauducco, aunque en los supermercados reconocen que la importación implica desafíos logísticos muy grandes, debido a las fechas de vencimiento del producto.