El planeta Tierra tiene un sinfín de historias de antiguas civilizaciones que habitaron este lugar antes de la modernidad; sin embargo, pocos saben cuál es la ciudad más antigua del mundo, que estaba ubicada en lo que hoy es conocido como Palestina y cuyas ruinas son parte del Patrimonio de la Humanidad.

La arqueología es una fascinante ciencia social que se encarga de investigar y descubrir restos de antiguas civilizaciones, las cuales son pruebas físicas de las culturas y costumbres antiguas. En este sentido, Jericó, la ciudad más antigua del mundo, es conservada por los arqueólogos, ya que, a pesar de haber transcurrido tanto tiempo, sus ruinas todavía se pueden estudiar. Lo impactante de este lugar es que tuvo el primer asentamiento humano documentado hace 9000 a.C y parte de su arquitectura todavía está intacta en el valle del Jordán.

Asi se ven las ruinas del Tell es-Sultan

Una de las primeras pequeñas aldeas comunitarias que se convirtió en una civilización se formó en la zona conocida como Creciente Fértil, en la región del Mediterráneo oriental. Como su nombre lo indica, se destacaba por la fertilidad de las tierras que eran favorecidas por los ríos Tigris y Éufrates.

Otro dato curioso de esta civilización es que Jericó ya tenía habitantes en la Edad de Hielo, lo que es un gran tema de estudio para el mundo de la historia y arqueología. Gracias a este asentamiento se desarrolló el estilo de vida sedentario, a diferencia de las primeras comunidades que eran nómadas. Grupos de arqueólogos trabajaron en este sitio y desenterraron más de 20 asentamientos sucesivos, lo que demostró que era una ocupación continua durante milenios.

Las antiguas excavaciones arqueológicas en el yacimiento de Jericó

¿Qué se puede disfrutar en Jericó?

Para los amantes de la antigüedad o que disfrutan en sus vacaciones de conocer la historia de la humanidad, las ruinas del Tell es-Sultan son una de las grandes opciones para visitar por su valor excepcional. Están ubicadas en el casco histórico y fueron declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. Este lugar ofrece a los visitantes la oportunidad de ver en primera persona cómo eran las primeras ciudades del planeta antes de que distintas civilizaciones se desarrollaran en otros continentes.

Los turistas podrán disfrutar de la Torre de Jericó, que es una estructura descubierta por Kathleen Kenyon y que da un panorama de cómo era la vida en la antigüedad. A pocos metros de las ruinas se encuentra el Manantial de Eliseo, que se destaca por su arquitectura, así como también del Palacio de Hisham, que es un palacio con mosaicos y decoraciones en estuco que fueron construidas en el año 743-744. Es importante destacar que algunos restos, que sobrevivieron al paso del tiempo, también se pueden disfrutar en el Museo Rockefeller de Jerusalén.

Como si esto fuera poco, también se puede visitar el Monte de la Tentación, donde se distingue la vista de la extensión del desierto y es reconocido por los creyentes por su vinculación con la Biblia. Según la sagrada escritura, fue en este lugar donde Jesús pasó cuarenta días en ayuno y resistió la tentación del diablo, lo que lo transforma en un lugar especial para las personas creyentes.

En resumen, la ciudad más antigua del mundo todavía tiene algunas estructuras que denotan lo que fue la etapa del sedentarismo en el Mediterráneo oriental y está disponible para cualquier persona que quiera profundizar en este conocimiento.