Muchas personas viven pendientes de la aprobación y la opinión de los demás, llámense padres, pareja, hijos o amigos. Y, sin darse cuenta, caminan sintiendo que nadie los tiene en cuenta. Casi siempre, dicha actitud se debe a haber sufrido descalificación de manera continua en la niñez.
Ese niño no atendido se convierte en un adulto codependiente que lleva un cartel invisible que dice: “Necesito que me ames”. Y cree que, sí o sí, necesita del otro para vivir porque no es capaz de hacer nada bien por su cuenta. Por supuesto, las relaciones que pueda llegar a construir estarán teñidas de toxicidad.
Aquel que es codependiente no logra ver y aceptar su propio potencial interno, esa capacidad innata, maravillosa que todos llevamos dentro. Como consecuencia, adoptará actitudes que no tienen sentido. En el fondo, lo que busca es llamar la atención de quien está a su lado. Algunas de estas posibles actitudes son:
- Ser hiperactivo.
- Competir con los demás (para probar que es mejor).
- Tener conductas infantiles.
- Intentar siempre gustarle (caerle bien) a los demás.
¿Cómo podemos salir de esta creencia inconsciente de que uno necesita ser amado y aprobado por todo el mundo? Oponiéndole un pensamiento nutritivo. Por ejemplo: “Sé que hay personas que me aman, otras que no me conocen, y otras que son libres de opinar de mí lo que quieran”.
Esta idea, que resulta lógica, nos ayuda a perderle el miedo al rechazo, tanto de conocidos como de desconocidos. Y, cuando no nos duele el rechazo (siempre a alguien no le caeremos bien en la vida), ya dejamos de pretender que todo el mundo nos apruebe.
¿De qué manera deberíamos llamar la atención las personas adultas para no caer en actitudes tóxicas? Por medio de todo aquello que logramos en la vida. Para ello, necesitamos aprender dos cosas:
- A determinar con exactitud qué es lo que queremos lograr
- A decir que no, cuando sea necesario, con tranquilidad y sin emocionalidad.
Para concluir, recordá que todos los seres humanos tenemos derecho a decir que sí a lo que queremos, y que no a lo que no queremos. Y no seremos rechazados por eso.