MAR DEL PLATA-. Para que haya un debate es necesario que existan diferentes visiones acerca de un mismo tema. De hecho, la Real Academia Española (RAE) no define el término, sino que lo iguala a la controversia. Entonces, al buscar controversia, sí se encuentra el significado: “Discusión de opiniones contrapuestas entre dos o más personas”. Pocas veces en un Coloquio de IDEA hubo tan poco debate sobre los temas espinales de la Argentina. El consenso respecto del diagnóstico es tan amplio que conmueve. Y como si fuera poco, la hoja de ruta sobre lo que esperan casi que podría suscribirla a libro cerrado la gran mayoría de los asistentes a la 60° edición de la reunión de empresarios y ejecutivos más importante del país.

Los funcionarios y los hombres de negocios han empalmado la agenda con la del Gobierno, un hecho que no ocurría desde hace años, puntualmente desde 2018, cuando el auditorio le había entregado un cheque en blanco a la administración de Mauricio Macri. En ese momento, el nombre del coloquio fue el siguiente. “Cambio cultural: Soy yo y es ahora”.

Un año después, en 2019, el regreso del gobierno kirchnerista que encabezó Alberto Fernández profundizó las miradas disímiles sobre los problemas, y sobre todo, las recetas. Seis años después, nuevamente el lema asumió una idea similar a la de 2018: “Si no es ahora, cuándo”.

El coloquio se desarrolló en Mar del Plata y hubo una amplia concurrencia

La temporalidad, tanto en aquel 2018 como en este 2024 parece ser el tema. De hecho, el jueves, mientras en Mar del Plata la actividad en el escenario central del coloquio entraba en un valle y cada cual partía a alguna de las propuestas ofrecidas por la organización, el presidente Javier Milei terminaba su jornada y se preparaba para delinear el discurso con el que cerraría el Coloquio número 60, centrándose, justamente, en tratar de explicar el lema del encuentro: por qué es ahora.

La llegada de Milei a IDEA dejó atrás un traumático 2023, cuando, en plena campaña electoral, el entonces candidato a la presidencia por La Libertad Avanza no pisó la reunión de empresarios. Mientras Patricia Bullrich, su entonces contrincante y ahora aliada, hablaba frente a los empresarios, el libertario optó entonces, un año atrás, por un lugar pequeño, cerrado y al que asistieron invitados. Esa reunión fue llamada la “contracumbre”.

A diferencia de aquella vez, este año Milei llegó impiadoso al escenario principal. “Gracias por cometer el error de invitarme a mí”, dijo, al romper el silencio. Ofreció un discurso tranquilo, donde repasó su gestión, elogió a varios de sus ministros (Luis Caputo, Federico Sturzegger, Sandra Pettobello y Patricia Bullrich) y se refirió al RIGI, el régimen de incentivo de inversiones. Habló, como habían dejado trascender, del momento de la Argentina. Algo así como retomar el lema del Coloquio y decirles a los empresarios: “Es ahora”. Y les dijo: “Déjense de asustar por lo que les dicen muchos economistas”.

Javier Milei:

El coloquio es un lugar de exposiciones, debate (a veces) y sobre todo, de conversaciones de pasillo. Es interesante contar una secuencia que se repite. El miércoles, día inicial, las charlas de pasillo empiezan más o menos con algunas preguntas formales, cuyas respuestas interesan poco: “¿Cuándo llegaste?”, o el clásico: “¿En qué viniste?”. Literalmente, no le importa a nadie. Pero que se sepa: siempre aparecen.

Se trata de la introducción casi de rutina, para la tercera pregunta, la estocada, infaltable: “¿Y? ¿Cómo la ves?”. Pocos, muy pocos, tienen quejas como para hacerlas en público. Esbozan alguna cuestión sectorial, o repasan temas pendientes sobre los que tenían alguna expectativa. Y cuando el café amaina, llega a la charla la cuestión del cepo. También en ese lugar hay consensos. Incluso en el Gobierno están convencidos de que hay que levantarlo. El asunto es cuándo.

Luis Caputo, el ministro de Economía, no esquivó el asunto en su paso por IDEA. Eso sí, marcó la principal diferencia entre los funcionarios y el auditorio. Habló y no les dio el gusto de escuchar un anuncio sobre el fin de las restricciones cambiarias. Remarcó una idea con la que el Gobierno intenta frenar las ansiedades cada vez que le preguntan: “No nos apuramos con el cepo, porque el paso del tiempo nos juega a favor, no en contra. Se nota el cambio y quedan atrás los efectos negativos de la pésima política monetaria del gobierno anterior”, dijo el ministro. Y se fue.

Luis Caputo:

Es verdad que el equipo económico no se apura ni da fecha de salida, pero el tema está en discusión. Durante todo el cuarto gobierno kirchnerista el asunto no estaba siquiera anotado con lápiz en la agenda oficial. Ahora se habla, se discute y se pregunta sobre la cuestión.

Voces del oficialismo

La presencia de Caputo fue interpretada, casi en forma unánime, como un buen gesto del Gobierno. Y no solo eso. Los participantes del coloquio disfrutaron de gran parte de los decisores públicos. Los cabeza de serie de esos encuentros fueron el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, acompañado por los coordinadores de Energía e Infraestructura, Daniel González, y de Producción, Juan Pazo. También estuvieron el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem y el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos. El último día llegó el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Surzenegger, y antes había pasado el secretario de Trabajo, Julio Cordero.

Se sumaron el expresidente de la Nación Mauricio Macri y el diputado Emilio Monzó. Y Milei, obvio. Poker de ases para los empresarios que pagaron su entrada para saber hacia dónde navega la Argentina.

Javier Goñi, CEO de Ledesma lo resumió el último día. “De los últimos 12 coloquios, en 10 se habló de gasto público. Es muy emocionante lo que estamos viviendo. No solo el Gobierno dice que la baja del gasto público no se negocia. Es emocionante escuchar a gobernadores, a intendentes decir que eso no se negocia. Es muy emocionante que esa idea se haya impuesto”, dijo. Se trata, quizá, de la mayor certeza que quedó: Milei apuesta firme a esa columna vertebral de su mandato. Pero, como dijo Goñi, después de 59 coloquios, el asunto se hizo una vez carne en el discurso político.

El encuentro comenzó con las palabras de Gabriela Renaudo, CEO de VISA y presidenta del 60° Coloquio. “Necesitamos trabajar juntos y encontrar consensos. La Argentina necesita encontrar consensos. Como empresarios nos toca invertir para crear valor, generar empleo con innovación, mejorando continuamente la competitividad y productividad de nuestras empresas, con ética y responsabilidad siendo un agente de cambio social”, resumió.

Federico Sturzenegger:

Luego siguió la presentación de Andrés Velasco Brañes, decano de la Escuela de Negocios de la London School of Economics and Political Science. Habló de un mundo fragmentado, de políticas industrialistas en los países centrales y de un inicio de cerrazón en el planeta. “El comercio mundial está interferido por las políticas los países”, dijo el chileno. Pero, claro, el asunto de los precios internacionales, para un país que produce mucha materia prima, es determinante. Y no le escapó al pronóstico: “Uno de los grandes interrogantes es si China va a poder crecer o no a tasas de 4% o 5%. Si la respuesta es sí, los precios de las materias primas van a estar mejor. Si, por el contrario, la respuesta es no, los precios van a sufrir”. De su exposición quedó claro que se inclina por esta última posibilidad.

A unos metros escuchaba Diego Coatz, director ejecutivo y economista jefe de la Unión Industrial Argentina. Pasó raudo tras la exposición. “¿Escuchaste? –bromeó– Parece una convención de la UIA”, en alusión a los dichos del economista, que fue ministro de Economía de Chile y que ahora reside en Londres.

La voz de Sofía Vago, directora de IDEA y CEO de Accenture Argentina, fue una de las escuchadas en el encuentro. “La Argentina está entre los países que menos intercambio comercial tienen en la región. Tenemos la mayor carga impositiva, con mayor cantidad de impuestos en el comercio exterior. Estamos en el puesto 83 de 141 países en el índice externo de competitividad del Foro Económico Mundial. Tenemos muchísimo trabajo para hacer”, sostuvo. De a poco, se empezaba a plantear la agenda de los empresarios.

Gabriela Renaudo, presidente del 60° Coloquio:

Luis Perez Companc se refirió, por su parte, a este momento de la Argentina. Seguramente, sin buscarlo, se empezó a tender un puente con lo que vendría a plantear el Gobierno. “Es un momento bisagra para el país y se ve la luz al final del túnel. Obviamente las cosas no cambian de la noche a la mañana, sino que va a llevar bastantes años poder estabilizar a nuestro país, pero estamos en el camino”, señaló.

En la segunda jornada del encuentro llegó la palabra de Cordero, el uno del mundo del trabajo para el Gobierno. El funcionario habló casi al oído a los empresarios, al participar de un espacio de la agenda del coloquio titulado “Generar empleo para el desarrollo de la Argentina”.

“Lo que hay en la Ley Bases da sostenibilidad para generar empleo”, sostuvo el funcionario. Habló luego de los juicios laborales, un tema central para los empresarios, entre otras razones, por el costo que imponen las tasas de interés aplicadas sobre los montos de las sentencias. “La Corte ya se ha expedido sobre ir hacia la nominalidad de los créditos [en la actualización de los juicios]”, agregó Cordero. “El Poder Judicial, que es independiente, ha marcado un camino desde la Corte”, completó.

A su lado estaba el director general de Arcos Dorados Argentina, Eduardo Lopardo. “Los juicios duran mucho. No es bueno para el trabajador ni para el empleador”, dijo el ejecutivo, que se refirió también a “un exceso de litigiosidad”.

Propuestas para el mundo del trabajo

Inmediatamente se pasó a las propuestas elaboradas por IDEA para el mundo laboral. De hecho, se trató del único paquete de medidas enunciado. Y los empresarios no anduvieron con plata chica. Plantearon varios puntos: el primero, la modificación del esquema de actualización de créditos en los juicios laborales. La idea es que la actualización se haga aplicando el CER desde la notificación de la demanda, más un interés del 6% anual, hasta el pago del juicio. El segundo punto planteado fue la derogación de la reforma que introdujo la ley 26.574 al artículo 12 de la Ley de Contrato de Trabajo para considerar nula toda supresión o reducción de derechos del trabajador previstos en leyes, estatutos o convenios colectivos. Y el tercer punto, la reducción del “costo laboral no salarial”.

Julio Cordero:

También se planteó la necesidad de revisar el sistema de jornada laboral, algo que implica abordar el debate sobre la actualización de los convenios. Y llegó la frutilla del postre de la propuesta: “Que las acciones sindicales directas que afecten la libertad de trabajo de otros trabajadores, provoquen bloqueos al establecimiento y ocasionen daños en personas o en elementos de propiedad de la empresa sean declaradas acciones prohibidas y consideradas como faltas graves.”

Cordero no se inmutó: “Hay que hacerlo en un marco de visión general. Tiene que haber un equilibrio fiscal y social”, dijo el secretario.

Para la mañana del viernes, además del cierre a cargo de Milei, se esperaba a Sturzenegger, el otro ministro con el que los empresarios mantienen comunicación. “Recibo 150 correos por día con iniciativas. Mi mail está abierto, manden todas las vejaciones que les haga el Estado. Eso sí, no me pidan que baje impuestos, porque rebotan como una pelotita de ping-pong”, dijo. Una docena de veces afirmó que el Estado se corrió, que dejará de hacerles sombra y que era el momento de ellos.

Hubo un dato no menor. Cuando inició su presentación sostuvo que el gasto público representó en 2023 un 40% del PBI. “El Presidente lo bajó en 10 meses a 33%”, cerró orgulloso. Y miró al auditorio. “Yo creo que esto merece un aplauso. Durante años se habló acá de bajar el gasto público y lo hicimos”. Y todos aplaudieron, al fin. Algo de razón tenía el ministro: el Estado más pequeño y la mejora del gasto fue un reclamo constante en IDEA. Y justamente eso es lo que vino a mostrar el Gobierno al coloquio. Con todas sus figuras llegó a mostrar su criatura: un Estado que gasta menos de lo que recauda. No alcanza con eso, claro; pero esta vez todos terminaron satisfechos con la plataforma de partida que se construyó. Nadie entrega un cheque en blanco, pero todos festejan las coincidencias.