El acento italiano y las palabras que mezcla con el castellano la delatan. La elegancia, el porte y los gestos le terminan de poner las luces encima. Como famosa o como anónima, Camila Giorgi no pasa inadvertida, aunque mantiene los rasgos de timidez. Desde hace unos meses es también parte de la geografía de Buenos Aires, la ciudad que eligió para empezar una nueva vida y está, en cierta manera, aprendiendo a convivir con la argentinidad. Dice que le encanta la cultura y que anclarse en este país fue algo que quiso siempre desde que lo visitó para conocer de dónde venían sus padres. La primera vez fue a los 17. La otra, hace poco, a los 31. Y lo hace tras un reciente retiro, en mayo de 2024, del tenis profesional, en el que llegó a ser N° 26 del mundo. La acusaron de fugitiva y misteriosa y a ella no le molesta hablar de esos señalamientos. Entiende que no se puede controlar lo que otros dicen de uno y que silenciarse es casi siempre la mejor opción. Para los outsiders del tenis Camila Giorgi es además, desde hace un tiempo, “la novia de”, gracias a una foto que subió a sus redes a fines del año pasado anunciando un vínculo con el legislador porteño, exintegrante de La Libertad Avanza, Ramiro Marra.
Sin embargo, una historia rápida y sencilla sobre Camila Giorgi, de 33 años, es mucho más que eso y debe decir al menos lo siguiente: que hasta el año pasado fue tenista en el circuito profesional de la WTA; que ganó cuatro títulos, entre ellos el Masters 1000 de Montreal; que disputó los mejores certámenes del planeta; que fue cuarto finalista de Wimbledon; que era dueña de un juego agresivo que poco contrasta con su imagen angelical y con el que puso en aprietos (y le ganó) a muchas de las mejores; que integró la élite y obtuvo hasta unos 6 millones de dólares en premios. Pero también debe decir que sus lazos con la Argentina están en los genes: Claudia, su mamá, y Sergio, su padre y entrenador, veterano de Malvinas, son de La Plata. Camila, como sus hermanos Leandro, Amadeus y Antonella, quien falleció en un accidente de tránsito, nacieron en Italia. Hoy, después de darle la vuelta al mundo, porque también vivió en España, Francia y Estados Unidos, prefiere asentarse por estos lares con ellos, salvo con Leandro que quedó en Europa: “¿Qué cuánto me voy a quedar en la Argentina? Para siempre”, asegura. Y se ríe diciendo que uno de sus sueños es tener hijos argentinos. Responde durante 40 minutos de todas las aristas que se le proponen en esta nota, la primera para un medio de este país, pero aclara lo que no parece: “No soy de hablar mucho”. En el cierre se define (a partir de los rótulos con los que debió lidiar en el último tiempo): “Sí, soy enigmática”. Y suena a aceptar un desafío. También modelo e influencer con más de 700 mil seguidores solo en Instagram y una cuenta súper cuidada, Camila Giorgi hasta tiene su propia marca de ropa. Mientras redefine la nueva vida con la que se abre a la curiosidad.
—¿Cómo querés que te presente’ ¿Extenista, modelo, influencer? ¿Qué, en este momento específico de tu vida?
—Hace un año que me retiré, justo. Entonces, para mí, es todo por etapas. Y antes era una tenista. Y ahora voy por otra etapa de mi vida.
—¿Haciendo qué?
—Apenas me retiré estuve viajando, conociendo las ciudades, porque al fin y al cabo cuando estás en torneos no podés conocer nada. Estuve un poco Italia y después viajé por Estados Unidos y ahora estoy hace unos meses acá en Buenos Aires y me encanta. O sea, completamente enamorada de este lugar.
—¿Qué te gusta?
—Sobre todo la cultura. También como el modo de ser, ¿no? O sea, es totalmente diferente que el de los italianos, los argentinos son más abiertos, acogedores. Yo había venido ya hace muchísimos años y le había dicho a mi papá que un día quería viajar y bueno, y mudarme. Ese sueño se cumplió. Hace cinco meses que estoy definitivamente me quedé acá. Y me gusta todo. Tengo muchas amigas. En poco tiempo me hice muchos grupos. Vas al gimnasio y después tengo mi grupo con el que juego al fútbol los domingos. Siempre hay planes acá, y muy improvisados. Es algo que no estaba para nada acostumbrada y de golpe viene acá y planes por todos lados. O sea, la semana está siempre llena, me encanta. Así que muy feliz.
—¿Qué te contaban en casa sobre la Argentina hasta que empezaste a venir más?
—Mi papá siempre decía lo que estoy diciendo ahora. Él también jugaba al fútbol, aparte de que fue profesional, también lo hacía con sus amigos y todo. También mi mamá obviamente tenía su grupo y fue diferente cuando se mudaron a Italia, ¿no? Que son más fríos, somos más fríos, es una cultura diferente. Hay muchos detalles que me contaban, como el tema de ir a la costa, las fiestas, y eso yo no soy muy fiestera, pero era diferente. Y es verdad. Cuando vine acá y lo viví, eso es todo como me lo contaron. Todo me encanta.
—Cuando apareciste en el circuito de tenis profesional una de las historias que por lo menos más resonó por acá fue que fueras hija de un combatiente de Malvinas. ¿Qué sabes de eso y qué te significó?
—Él siempre vivió esa historia como algo muy natural. Para él fue algo importante, obviamente, pero más importante para mí. O sea, para mí fue siempre algo como tener el héroe en casa, ¿no? Porque al fin y al cabo es algo enorme, si te fijas, pero él lo toma como que fue algo que qué pasó. Se habló muchas veces porque fui siempre curiosa en saber lo que había pasado. Él estaba en la 10.ª infantería de La Plata, entonces me contaba lo que vivió y cómo era. Es una cosa alucinante, ¿no? Mucho. Y eran tan chiquitos que para mí es algo histórico y me sorprende como él lo toma, sin drama. Lo vive como que fue una etapa en su vida, pero ya está.
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—En algún momento mencionaste que ese carácter que tal vez le forjó una experiencia como esa, después fue algo que capitalizó y llevó también a lo que fue el entrenamiento que hizo con vos.
—Sí. Yo creo que la disciplina en general, que obviamente que la hizo, también es ese talento con el que nacés y él enseñándome desde chica fue siempre para mí el mejor. Y siempre dije voy a empezar con él mi carrera y terminarla con él, porque lo que me enseñó, cómo estaba atrás, la técnica, detallista… Estaba en todos los detalles y muy perfeccionista también, pero es algo que tiene porque le apasiona el deporte y esa pasión me la paso a mí también, porque hoy en día me encanta. Es lo que más me gusta el deporte, cualquier deporte al fin y al cabo. Yo miro algunos partido de fútbol con mi papá y me encanta. O sea, aparte que en Italia también tenemos esa cultura del Calcio.
—A partir de conocer la historia de tu papá, te interesa, por ejemplo, la política de un país, ¿prestas atención a eso?
—No, no, yo eso no. Nunca me interioricé, digamos.
—Pese a eso, en noviembre hiciste un posteo en el que anunciabas tu noviazgo con Ramiro Marra, una de las figuras de la política que quizás hoy más se identifica con la Libertad Avanza. ¿Sigue en pie, qué podés o querés contar de eso?
—Yo a él lo conocí como persona, así que puedo decir que es una persona increíble. Eso. Lo conocí en otra parte, en otro momento, en otro ámbito y fue totalmente otra situación. Siempre lo admiro.
—¿Y cómo convivís acá con esa situación? Que si alguien te reconoce hoy y a lo mejor no te habla de tu carrera tenística pero te habla de esa cuestión.
—O sea, aparte del posteo, obviamente soy muy reservada. Siempre digo que lo importante de la vida es ser sereno, estar feliz y tener esa tranquilidad, ¿no? Es sobre todo tener un compañero sólido y eso es. Así que estoy en esa etapa de mi vida y estoy feliz.
—Al principio practicabas gimnasia, después la gimnasia convivió con el tenis hasta que alguien vio el talento en este último y fuiste hacia allí. ¿Te apasionó desde el principio o fue un vehículo?
—No. A mí me encantaba la gimnasia artística, muy lindo porque desde chica me acuerdo que me vestía mi mamá. Mi mamá era muy obsesionada con la ropa. Desde chiquita me hacía combinar los colores, la gomita (del pelo)… Y tenía tres años. Así que desde chica ya me inculcó eso. Mi mamá era más la parte femenina y estética. Sí, fue siempre muy detallista en eso. Entonces desde chica me encantó que era todo muy femenino. La gimnasia es eso y después nada. Veía que mis hermanos jugaban tenis y ellos iban con un profesor y entonces y un día dije a mi papá:“¿Por qué no pruebo yo también?” Entonces hice un año un poco de gimnasia y un poco de tenis hasta que dejé la gimnasia. Me habían llamado para ir a la Nazzionale de Italia. Era la más chiquita del grupo y después decidí dedicarme solo al tenis. Pero tenía seis años.
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—Tu mamá, a quien mencionaste recién, también fue clave en tu carrera diseñando la ropa que vos vestías en los torneos y hoy, ¿estás con tu marca de ropa?
—Sí, sí, la trajimos acá a Argentina. Ella fue siempre diseñadora. Diseñó por otras marcas grandes en Italia, y cuando empecé a jugar como profesional empezó a dibujarme. Pero era más un divertimento para ella, porque ella ya tenía sus cosas y hasta que se creó una marca. Pero sí, era muy, muy detallista. Si vos ves lo conjuntos, cada torneo, cada partido era diferente, nunca repetí. Entonces es algo muy, muy particular. Tiene un talento con lo de la ropa, una elegancia, un fascino increíble.
—Cuando eras muy chiquita le llegaron a decir a tu papá que le pegabas como Andre Agassi pese a ser chica y mujer y también te compararon con Steffi Graf. A veces las comparaciones pesan. ¿Cómo conviviste con eso cuando fuiste escuchando las cosas que se decían de vos?
—Y, mirá. Yo creo que mis papás en general, los dos, me ayudaron mucho a no escuchar lo que se decía y a siempre ser completamente humilde y trabajar cada día, ser perfeccionista, no conformarse. Entonces, nunca escuché mucho, porque si escuchás cada comentario después es como que… Te podés agrandar. Gracias a Dios eso nunca pasó, porque siempre estuvo esa cultura en casa. De ser muy humilde.
¿Estabas protegida?
Sí, totalmente. Mi papá me protegió toda mi vida en la carrera, afuera, también cuando estábamos en los torneos. Me protegió de todas esas cosas que nunca vi, al fin y al cabo, porque estaba él, que para mí fue una figura muy importante. Y todo esto es como que sí, lo escuchabas, pero nunca me tocó. Y aparte como que se habla muy bien y muy mal. ¿Entonces no hay una figura media, ¿no? Entonces como que hay que ser siempre… En Italia se dice “piedi per terra”, como los pies en la tierra. Y hay que vivir así, aunque hagas un lindo resultado o no, porque al fin y al cabo a vida es lo del día a día. Un partido no te cambia como persona. Para mí eso era lo más importante. Y en el tenis sí, se basan por resultados. Eso, mi papá nunca me lo me lo hizo vivir así.
—¿Cómo sentís que eras mentalmente en un deporte tan exigente como es el tenis?
—Creo que fui competitiva hasta que el día que decidí retirarme. Siempre me gustó competir, viajar y todo, hasta que dije “ya no es para mí”. Y entonces decidí retirarme.
—Decidiste hacer toda la carrera con tu papá. Él era una especie de outsider del tenis. Sin embargo, se formó para formarte a vos ¿Te molestaban esos comentarios que decían que tenías más potencialidad pero no la alcanzabas por seguir con él?
—Sí, a mí me tocaban más esos comentarios que si me criticaban a mí. Porque para mí fue algo completamente increíble lo que logramos, al fin y al cabo. Su método de entrenamiento, su mentalidad, su fuerza, fue algo… Y aparte yo podría haber no llegado directamente si no estaba él. Siempre digo eso, que todos comentan “Si él no hubiese estado…”. Pero por ahí ni llegaba. Porque yo ya desde chica dudaba mucho, ¿no? Como que él siempre me puso en el camino adecuado. Entonces nada, a un cierto punto yo quise estudiar hasta abogacía. Esto es para decirte que mi mente siempre fue un poco… (se ríe). Yo creo que sin él yo no hubiera llegado, directamente.
—¿Tus mejores momentos en el tenis son coincidentes con los mejores resultados?
—Creo que no, siempre fui siempre igual: cuando ganaba y cuando perdí. Claro que siempre trabajé muchas horas, entonces yo sabía que tenía que llegar al resultado. Obviamente que fue algo muy lindo, ¿no? Cuando ves que trabajas mucho y después hay una gran victoria, un triunfo enorme como el de Montreal. Yo venía de las olimpíadas, estaba jugando muy bien entonces le dije a mi papá “quiero ir a Montreal”, porque no tenía que ir a Montreal. Entré a último momento. Fue muy raro, casi pierdo la coincidencia de avión en París. Llegué y empecé a jugar también ahí. La primera ronda, más o menos. Y después me tocaron todas jugadoras muy difíciles que en su momento yo había perdido con casi todas. Fue una revancha con cada ronda. Con cada una. Así que fue una semana muy linda.
—¿Fue tal vez el momento que te sentiste más plena en tu carrera?
—Sobre todo contenta con mi tenis. O sea, que salía todo, que eso en el tenis no suele pasar, ¿no? Fue lindo en ese sentido, no por otra cosa.
—¿De los momentos más duros de tu carrera qué te surge?
—¿Sabés que no? Yo solía cancelar enseguida cuando era un momento que por ahí no estaba jugando el mejor tenis. Y claro, de afuera una persona no sabe cómo un deportista se puede sentir en ese momento. Entonces. No sé, no me los acuerdo. Hubo, obviamente, pero no me acuerdo porque en un deporte así tenés que cancelar rápido porque cada semana tenés una competición, no puedes quedarte y estar pensando en algo que pasó. Ya está. O tomaba unos días de descanso y resetear y volver a empezar. Esa era mi mentalidad. Un poco robótica.
—Aunque el deportista no deja de ser un ser humano al que le pasan cosas.
—Claro. Sí, sobre todo siendo una mujer también, ¿no? Que tenemos… Tantas exigencias… O sea, viajar, no tener nuestras cosas es. Es difícil, es complicado. Desde chica, encima viajar y a veces no tenés ganas de ir a la cancha. O hace 40 grados en la cancha, tenés que entrenar a las 12 y hay un calor increíble, ¿eh? A veces estás todo el día en el club, llueve todo el día, esperando. Y ahí te tocaba jugar a las doce de la noche. Y entonces por ahí sí es verdad que jugabas muy mal, pero por ahí no saben que por ahí hubo dos días de suspensión de juego, todo el día pendiente en el club y después como que estabas por ahí tenso, rígido, y no tenías, sobre todo, a veces, ganas de jugar. Y todos juzgan. Pero es un deporte muy exigente.
—¿Tenés amigas en el circuito? ¿Cómo es la convivencia de las tenistas?
—Tuve y tengo amigas que me quedaron, pero obviamente que es un deporte de competición, ¿no? Y con muy pocas me queda amiga. Sobre todo porque cada una está en su equipo y muy concentrada. O sea, en un deporte en el que hay muchas mujeres es como que hay veces no es fácil, pero sí tengo amigas ahí.
—¿Con las argentinas cómo te llevaste?
—Justo en el Montreal jugué con (Nadia) Podoroska. No me acuerdo en qué ronda pero fue un partido increíble, muy lindo (6-2 y 6-3 en ronda de 32vos). Mirá, con las argentinas no me crucé mucho, obviamente, más al final de mi carrera. Yo soy muy tranquila, así que sí, sí se puede hablar, me encanta. O sea, charlar, así que yo podría estar horas.
—Para los que no te vieron jugar, por lo menos por este lado del mundo, ¿Qué les contarías de la jugadora que fuiste?
—No me gusta hablar de mí. No, no me gusta para nada. Pero yo creo que era agresiva. Me gustaba imponer mi juego y a veces como que cuando jugaba mal era una cosa que no se podía ver y cuando jugaba bien yo creo que era diferente. Puedo decir que mi estilo era de atacar, de buscar las líneas y en ir por el punto. No me gusta el juego defensivo, como tampoco esperar que el otro se equivoque.
—No te fuiste hace mucho, pero cómo estás viendo el circuito femenino, ¿te gusta lo que se propone desde el juego?
—Hoy en día yo creo que es aún más intenso. Tiene mucha más fuerza, una potencia. Pero sí, obviamente que va a ser siempre mi pasión. El tenis me encanta. Hoy es más potencia y no sé de dónde la sacan.
—¿Y es una pelea entre Aryna Sabalenka e Iga Swiatek (vienen alternando el 1 y 2 del mundo en los últimos años) o ves a alguna más que se pueda meter en la discusión de los grandes torneos?
—En el tenis femenino siempre hay chances de poder estar en ese nivel. El tema es que a veces, obviamente, vos ves en el cuadro una jugadora así y decís “uy”, pero podés hacerle juego. Son jugadoras increíbles, obviamente, pero creo que el tenis femenino hoy es muy similar. O sea, todas somos cercanas de nivel. Creo que a veces cambia la mente, ¿no? Que tenés que entrar en la cancha como que vas a jugar con otra jugadora y muchas en se intimidan porque son grandotas y por eso. Hay muchas jugadoras que podrían entrar, hacerle juego y ganarles.
—Te pasó, de hecho. Te retiraste, por ejemplo, con historial a favor con Sabalenka (2 a 1) y ganaste muchos partidos importantes a lo largo de tu carrera.
—Sí, para mí con Sabalenka jugué uno de los mejores partidos de mi vida. Fue en París (Rolang Garros y Giorgi venció por 4-6, 6-1 y 6-0), en el estadio Simonne-Mathieu, que es como un jardín botánico. Sí. Y ese partido fue increíble.
—¿En qué superficie te sentías más cómoda? Porque tuviste muy buenos resultados en césped y en canchas duras, pero acabás de citar ese partido en polvo.
—Sí, en esas. Nada que ver. Pero ese Roland Garros fue increíble. Jugué muy bien. Y me acuerdo que estaba muy tranquila en ese partido. Sabía que lo iba a ganar siendo que ella estaba jugando increíble. Le gané y fue un partidazo, la verdad
—Sos italiana y hasta hace muy poco tenista. ¿Te merece alguna opinión el tema Jannik Sinner y su suspensión por doping?
—No quiero opinar sobre esto porque tengo mi idea y… No, no.
—Pasemos a tu retiro entonces. ¿Por qué lo decidiste? Con 32 años tal vez podría pensarse que tenías para jugar un tiempo más.
—Yo creo que sabía… Estaba sintiendo que ya era el momento. Ya poco a poco sentía como que no tenía ganas de viajar, me costaba salir de casa. Siempre me sentí mejor en casa, pero ya me sentía pesada. El último viaje fue tremendo para mí, que tuve que ir a Indian Wells y Miami. En Indian Wells ya no tenía ganas de viajar, estábamos acá en Buenos Aires y yo me sentía como que ya no la pasaba bien yendo a los torneos, estar con tanta seriedad. Fue más mental, porque de físico yo estaba muy bien. No fue una lesión, nada de eso, fue algo que dije “ahora es tiempo de terminar esta etapa y empezar otra”. Entonces, lo tomé muy natural y es lo que quería, al fin y al cabo. Así que obvio, fue drástico, porque firmé directamente el papel de retiro.
—Pasaron muchas cosas en el medio de esa circunstancia. Aparecieron, sobre todo en la prensa italiana, varias acusaciones sobre vos y tu familia. Que estabas fugitiva, que se robaron los muebles antiguos de una casa que alquilaban, que te estabas escapando del fisco. ¿Cómo se explica?
—Fue muy drástico. Porque en ese momento yo estaba viviendo en Estados Unidos. Entonces dije “bueno, me mudo por un período acá” porque había un proyecto en el que me habían incluido, muy lindo. Entonces firmé el papel (del retiro) cuando estaba en los Estados Unidos. Cuando llegó todo esto yo ya sabía que no me iba a quedar a Italia y obviamente que yo no anuncié mi retiro, no hice nada, no hice una conferenza stampa (conferencia de prensa, rueda o comunicado), nada. Fue muy silencioso. Y después, el tema es que los italianos hablan mucho y entonces… Eso también… Pero no fue nada real. Entonces: “fugitiva”, “cambió de país”… Siempre vivía afuera de Italia, en los últimos cinco años viví en Italia, sino mi vida fue Francia, Miami, España. Entonces como que fue algo muy muy fuerte, sí, pero al mismo tiempo… También lo de los muebles. Estábamos en una casa que no había muebles, así que no, los muebles eran nuestros, por ejemplo. Así que no… Hablaron mucho…
—Coincide con que vos hiciste un poco de silencio y eso a veces habilita las especulaciones. ¿Ahí decidiste especialmente hacerlo? Porque que te digan fugitiva tiene connotación negativa.
—Sí, muy. Pero siempre fui de no de no contestar y no hacer… ¿Cómo se dice, caos, no? Espere hasta que mi abogado dijo “Bueno, ahora tienes que hacer una conferenza stampa”. Y fue un programa televisivo importante en Italia (Verissimo, emitido por Canal 5) y ahí dije la mía y se terminó todo. Y ahí se terminó. Por fin.
—¿Y por qué decidiste el retiro así, medio en silencio?
—Es verdad. Pero es mi carácter. Esa es mi personalidad. Como entré el circuito muy en silencio, me fui también así. Y no fue una decisión pensada. Esa soy yo, que no digo mucho las cosas que voy a hacer. Soy muy perfil bajo y me salió de retirarme, firmé el papel y ya está.
—Después a los fans se los aclaraste con un comunicado en tus redes.
—Sí, sí. Necesitaba tiempo para estar con mi familia, con mi gente que estuvo toda mi vida. Necesitaba tiempo de estar con ellos, sobre todo de dedicarles lo que me dieron toda la vida. Eso se merecían ellos y obviamente que por ahí no pensás en los fans, pero porque tenía tanta ganas de vivir esa parte… Después aclaré, puse en diferentes letras (idiomas) para explicarles. ¿Sabés? Cuando seguís a alguien tenés que saber… Cada uno tiene su carácter y mi carácter es así: a veces estoy en silencio, porque soy así.
—Muchos dicen que sos misteriosa. ¿Sos misteriosa?
—Muchos me llamaron enigmática. Y sí, soy así. Totalmente. Por ahí un día me caso y no es que voy a publicar por todos lados. Por ahí después de un mes voy a publicarlo. No me gusta anunciar cosas, soy así.
—¿Tu carrera fue la que tal vez soñaste cuando empezaste a transitar esos pasos hacia el profesionalismo o te quedaron cuentas pendientes?
—No, se fue dando. Yo en cierto punto quería estudiar abogacía. Así que se fue dando totalmente lo de ser jugadora de tenis y. Y yo creo que estoy muy feliz por los todos los estadios que viví en mi vida, los más grandes. Yo creo que estoy recontra feliz con lo que hice.
—¿Y ahora qué?
—Ahora muchas cosas, ¿no? Ahora es otra etapa. Estoy viviendo acá en Argentina, tengo proyectos. Me gusta mucho la moda, me gusta el deporte, como decía antes. Hay muchos factores en mi vida que obviamente que se irán dando poco a poco. Es también en una nueva vida, entonces tengo muchos objetivos.
—¿Sabés hasta cuándo vas a estar acá?
—Para siempre. En Instagram me lo preguntaron hace poco. Así que sí, sí, ya está, me quedo. Me encanta. No es fuerte, es lo que quiero.
—¿Y el sueño más cercano es…?
—Tener hijos argentinos (risas). No, en serio, tengo muchos. Me gustan muchas cosas. Tengo el proyecto de la ropa, hago muchas cosas también con los medios, con Instagram, con todo eso. Como decía, una vez que te decidiste de estar en un lugar es hacer carrera ahí.