Un box set lujoso con textos y fotos impresos en papel de altísima calidad y ¡81 canciones! divididas en cinco CD: Retrospective, el viaje al pasado con guiños al futuro que acaba de lanzar Bryan Ferry, a los 79 años, es un placer del que, lamentablemente, pocos podrán disfrutar. Eso sí: las canciones, que al fin y al cabo es lo que más importa, están en las plataformas de streaming, incluidas las inéditas “She Belongs to Me” (cover de Bob Dylan) y “Star” (nueva composición firmada junto a Trent Reznor y Atticus Ross e interpretada a dúo con la cantante Amelia Barratt).

La clasificación de este festejo discográfico de los primeros 50 años de su carrera solista la explica él mismo: “El primer álbum incluye mis canciones más populares; el segundo son composiciones propias; el tercero es de covers; el cuarto es jazz, cosas que hice en ese estilo y el quinto incluye cosas más raras, algunas que quizá no se han escuchado mucho”. Todo eso junto pinta a un artista inclasificable, inquieto, sofisticado pero también accesible, capaz de ser el crooner más sedoso en “Smoke Gets in Your Eyes” para después ponerse al frente de un ensamble de swing para versionar su propia obra en clave instrumental o coquetear con la electrónica oscura en el mencionado estreno “Star”, no por nada coescrito por dos integrantes de Nine Inch Nails. Del hit fija en Aspen, “Slave to Love”, al glam rupturista de Roxy Music, hay muchos Bryan Ferry y todos confluyen en Retrospective.

–El primer disco de esta retrospectiva es como una colección de grandes éxitos. En Argentina, al menos, estás en un lugar particular en cuanto a popularidad. Se te percibe como un músico “exquisito”, para conocedores, pero al mismo tiempo, todos conocen tus éxitos. ¿Te considerás más un músico popular o de “gusto sofisticado”?

–Me veo como un artista trabajador. Me gusta la diversidad en mi carrera, disfruto hacer cosas diferentes, no siempre lo mismo. Me gustó hacer mi primer álbum solista [These Foolish Things, 1973], que fue muy diferente a lo que había hecho con Roxy Music. Interpreté canciones de otras personas, lo que fue un éxito y se convirtió en una carrera paralela. Después ambas carreras se fusionaron, pero siempre trato de hacer algo diferente. Estoy muy emocionado con el nuevo trabajo que estoy haciendo. Hay un adelanto de eso en la pista 81 de la caja [se refiere a “Star”]. Me alegra cómo resultó porque fue como un viaje por la memoria, revisando el trabajo y fotos antiguas, recordando sesiones con grandes músicos, algunos muy famosos y otros más desconocidos, pero todos brillantes.

–En cuanto a Compositions, el segundo volumen de la recopilación. ¿Cómo sentís que evolucionaste como compositor entre Another Time, Another Place [1974, su primer álbum con canciones propias] y “Star”? ¿Qué podés hacer ahora que no podías hacer antes?

–Creo que ahora no me preocupa tener éxitos o estar en los rankings. He desarrollado una situación donde siento mucha libertad para hacer lo que quiero. Eso es fantástico. Tengo un estudio maravilloso con gran equipamiento, tanto antiguo como moderno, y eso me da mucha libertad para trabajar. Ahora no estoy de gira, pero estoy en el estudio todos los días. Tengo mucho material para sacar el próximo año. Siempre me he visto como un artista, fui a una escuela de arte y al principio quería ser pintor, pero encontré en la música una forma de expresarme. A veces mi trabajo es más oscuro y difícil, pero me gusta eso. Afortunadamente, también he podido llegar a gente que simplemente disfruta la melodía o el sonido de una guitarra en mis discos. La música es un lenguaje universal y me gusta cómo puedo conectar con personas de diferentes intereses.

–Respecto del tercer volumen de esta retrospectiva: sos especialista en versionar canciones de otros. ¿Cuál es el truco para hacer tuya una canción de otro sin perder la esencia de la original? ¿Hasta dónde llegás con esa “invasión”?

–Generalmente se trata de una canción que aprecié por mucho tiempo. Me tiene que gustar la melodía y las letras, por eso he hecho tantos covers de Bob Dylan, ya que sus textos son maravillosos. Después busco una forma de interpretar la canción de manera diferente. Toco el piano, veo si encuentro una nueva perspectiva, y después la llevo al estudio para trabajarla con otros músicos. Hacer un disco es un proceso colaborativo, muy diferente a la soledad del pintor en su estudio. Disfruto esa interacción.

–¿Hubo alguna canción que morías por versionar pero que simplemente no encajaba con tu estilo?

–Sí, hay algunas. A veces la versión original dice todo lo necesario. Por ejemplo, “River Deep, Mountain High”, de Phil Spector. Es un clásico y no lo tocaría. Sin embargo, cuando hice mi primer cover, “A Hard Rain’s Gonna Fall”, de Dylan, fue una gran oportunidad para hacer algo diferente, ya que la versión original era solo guitarra acústica y armónica. Eso me permitió darle un nuevo sonido y arreglos.

–Sobre el volumen en el que reversionás tus canciones con una orquesta, nos lleva a preguntarnos sobre los estilos musicales que disfrutás como oyente. Como músico siempre estuviste entre la vanguardia y la nostalgia. ¿Cuando escuchás música es igual?

–Sí, escucho mucha música antigua, jazz y canciones de época. Me encanta la improvisación de grandes artistas de jazz como Charlie Parker, Coleman Hawkins, Miles Davis y Chet Baker. También disfruto música clásica más de lo que solía hacer, y algunas obras de Broadway. Cuando era estudiante de arte escuchaba a John Cage y Morton Feldman, lo que influyó en mi deseo de incluir sonidos electrónicos en Roxy Music. Trabajar con Brian Eno en los primeros años fue increíble. Mis discos solistas me permitieron explorar canciones más accesibles, lo que trajo un público más amplio a Roxy Music.

Bryan Ferry en 1980

–En cuanto al cuarto álbum, es el que mejor muestra la amplitud de tu estilo: hay un abismo entre “Don’t Be Cruel” y “Star”, por ejemplo. ¿Es esa una de las razones por las que dijiste que era tu volumen favorito de esta retrospectiva?

–Sí, tiene bastante variedad. Disfruto mucho algunas canciones como “Bob Dylan’s Dream”. La segunda mitad de “Mother of Pearl” también tiene una versión genial. La selección en general me gusta mucho.

–¿Cómo cambió “Star” entre el boceto que recibiste de Trent Reznor y Atticus y el resultado final?

–El boceto inicial ya tenía un ambiente que desarrollé a lo largo de los últimos tres o cuatro años. Trabajé en él junto con otros proyectos y cada vez que lo retomaba, me gustaba más. Decidimos incluirlo en la retrospectiva como una muestra de lo que estuve haciendo recientemente. Lo grabamos en mi estudio y lo mezclamos con Alan Moulder, que también trabajó con Nine Inch Nails. Fue un proyecto muy orgánico y me representa bien.

–Versionaste muchas canciones, pero también te versionaron. Una de las mejores es la de Jimmy Scott con “Slave to Love”. ¿Te gusta? ¿Tenés otras versiones favoritas?

–Fue muy hermosa. Me encanta su voz, que me recuerda a Fonzi Thornton, un gran cantante con el que trabajé mucho. También me gusta un grupo vocal antiguo llamado The Ink Spots. Me encanta cuando alguien versiona mis canciones, aunque no pasa tan seguido. “Slave to Love” fue un buen embajador de mi trabajo.

–Hay una gran canción tuya que tiene conexión con mi país: en Bête Noire (1987) incluiste “Zamba”, y la zamba es un ritmo tradicional argentino. ¿Cómo terminó siendo el título de una de tus canciones más icónicas? (la cual, por cierto, no suena para nada como una zamba).

–Estaba trabajando en Los Ángeles con Patrick Leonard y el bajista Abraham Laboriel, un gran músico. Un día me dijo: “Me encanta este tema, parece una zamba”. No tenía título en ese momento, así que lo hice el título de la canción. Abraham también tocó en Bête Noire, donde trabajamos con músicos de tango de Buenos Aires [participaron de la grabación el violinista Mario Abramovich y los bandoneonistas Luis Stazo y José Libertella]. Me encanta el tango por su pasión formalizada, es muy preciso pero también muy romántico y hermoso.

–Bueno, si te encanta el tango, tenés que visitarnos en tu próxima gira.

–Estuve en Buenos Aires dos veces, es una ciudad hermosa. Ojalá pueda ir. Cumplí años hace unos días y me fui a Sevilla, en España. Ahí vi flamenco maravilloso, que también es apasionado, de una forma diferente pero con la misma intensidad. Me gusta todo eso.