SAN DIEGO, California.– “¡Gracias, Argentina!”, repetía delante de cada micrófono que aparecía en su camino Joel Rosario, el jockey que condujo a la victoria a Full Serrano en el cierre de la Breeders’ Cup, en Del Mar. El caballo, que creció en suelo bonaerense y se formó en las pistas de Palermo y San Isidro, dejó su huella la noche del sábado en la Dirt Mile (G1-1600m), uno de los 14 clásicos del festival norteamericano con espíritu de Juegos Olímpicos. Esa categoría, que se disputa hace 18 años, no la había ganado ningún ejemplar extranjero hasta que apareció este representante albiceleste para quedarse con el premio mayor. Una medalla de oro a la velocidad y el talento para la séptima victoria en la historia con la sigla que identifica a la cría nacional en el planeta.
Nacido en República Dominicana hace 39 años, el jinete descubrió en el turf su lugar en el mundo tras soñar con las grandes ligas de béisbol hasta la adolescencia, cuando su perfil físico fue definiéndose más afín a otra de las pasiones caribeñas. Lleva dos décadas haciéndose paso en los hipódromos estadounidenses, donde ya es una estrella, pero no ha perdido la humildad ni la memoria. “Ganar con John Sadler un clásico como éste significa mucho para mí, porque él me dio muchas oportunidades cuando me vine a probar aquí, y ahora me volvió a llamar para ofrecerme a Full Serrano”, asegura Joel, que no lo había montado hasta ahora. Sadler es el entrenador, que también pensó en la Argentina cuando tuvo que buscar un caballo que fuera capaz de aclimatarse pronto y dar batalla en las carreras fuertes.
“Yo no puedo hacer las compras, sólo tengo la canasta. Simplemente confío en lo que elija John y voy a la caja registradora. Ésa es mi participación”, dijo, entre risas Kosta Hronis, propietario junto a su hermano Pete de Full Serrano. La analogía tiene algo de lo personal: son productores de uvas y cítricos en California, tras transformar a mediados de los 70 la empresa fundada por su padre Jim en 1945, inicialmente para la venta de alfalfa, algodón, trigo y hortalizas. Ahora, en el corazón de esos viñedos hay una planta de almacenamiento de la cosecha. El otro fruto se lo consiguió esta vez el cuidador, aconsejado por un agente argentino radicado hace décadas en Estados Unidos: Luis Bouza. “Queríamos uno maduro, que ya hubiera corrido en 2000 metros, y éste estaba corriendo distancias largas en Argentina. Eso me gusto, el precio era razonable, tenía buenas condiciones y todo salió bien”, recordó Sadler. En rigor, mucho mejor de lo imaginado.
Tras competir hasta febrero para Gran Muñeca, su criador, el zaino viajó apenas cerraron la operación los nuevos dueños y “a los tres meses de llegar ya corrió”, recuerdan. Eso no es común al cambiar de hemisferio. Tampoco, ganar en su primera salida en el exterior y a las tres semanas perder a pasos del disco el Pacific Classic (G1-2000m), la carrera más deseada en la costa oeste con los ejemplares adultos. Todo eso llevó a pensar en grande, aspirando a estar este fin de semana en el Classic. Pero unas líneas de fiebre cambiaron el destino a fines de septiembre, cuando el caballo argentino no pudo estar en un Grupo 1 que era el trampolín perfecto para la prueba más importante de la Breeders’ Cup. A cambio, se aferraron a la esperanza del Dirt Mile. “No tenía tiempo para prepararlo correctamente para el Classic; entonces, este clásico era una muy buena opción”, explicó el preparador. El resultado está a la vista: siguió de cerca al puntero, el japonés T O Saint Denis, y desde la última curva se aferró al primer puesto y no lo abandonó más, mientras desde las tribunas rugía el aliento de los argentinos.
El triunfo de Full Serrano en la Breeders’ Cup Dirt Mile
De 5 años, Full Serrano emigró ganador de cuatro competencias, en arena y césped. Llegó a adueñarse de un clásico en San Isidro antes de embarcar. Poco más de 10 meses después de aquella conquista, su nombre se une a la galería de próceres de cuatro patas que conquistaron alguna de las pruebas de la serie que ya lleva 41 ediciones. Bayakoa, Paseana, Invasor, Calidoscopio y Blue Prize habían marcado el camino.
Estuvo muy cerca de unirse a la lista Didia, en el Filly & Mare Turf (G1-2200m), dos horas antes en la pista de grama. Su atropellada generó ilusiones, pero no le alcanzó con realizar una gran carrera porque la canadiense Moira hizo todo perfecto. Incluso, acelerar antes en el último codo y obligar a la argentina a cambiar de ritmo y salir por otro andarivel. Fue tercera, en un final de medio cuerpo y hocico que involucró a la favorita, la británica Cinderella’s Dream, segunda. A la yegua preparada por Ignacio Correas le queda una carrera más antes de ser retirada, la Pegasus World Cup Filly & Mare Turf (G2), que buscará ganar por segundo año seguido en enero próximo, en Gulfstream Park.
El tercer puesto de Didia en la Breeders’ Cup Filly & Mare Turf
Hubo otros dos caballos argentinos en la serie. El Encinal, último ganador del Carlos Pellegrini (G1), cerró la marcha en la Turf (G1-2400m), que dominó el irlandés Rebel’s Romance, un trotamundos que acumula éxitos en Alemania, Arabia, Dubai, Estados Unidos, Hong Kong e Inglaterra. Y Che Evasora –se clasificó con su victoria en el Criadores de Palermo–, terminó sexta entre siete en el Distaff (G1). Para ellos hay planes muy diferentes: el caballo irá a descanso y retomará el entrenamiento en 2025, mientras que la yegua sería llevada a servicio y luego embarcada hacia Japón.
Fue la misma tarde en la que el jockey francés Flavien Prat conquistó dos de los grandes premios centrales: el Classic, con Sierra Leone, un nieto paterno de la leyenda argentina Candy Ride, y el Distaff, con Thorpedo Anna, que fue adquirida en 40.000 dólares en 2022, cuando tenía un año de vida, y ya acumula ganancias por casi 4 millones de esa moneda, tras ocho primeros y dos segundos puestos en 10 presentaciones. Del Mar volverá a ser sede de la Breeders’ Cup en 2025.