El serbio Novak Djokovic (7º preclasificado), diez veces ganador del Australian Open, se clasificó con autoridad para los octavos de final al batir al checo Tomas Machac (25º) por 6-1, 6-4 y 6-4, en un partido jugado este viernes en Melbourne. En busca de su 25º título de Grand Slam, la leyenda consiguió en el tercer partido en Australia su primer triunfo en tres sets, tras superar las dos primeras etapas en choques de cuatro parciales, con ciertas dudas.

Mientras el serbio daba declaraciones luego del partido y sentía el calor de la gente, un espectador le gritó desde la tribuna. Un elocuente “te amo, Nole”. Ante el silencio, el enorme tenista lo percibió claramente. “Lo siento, amigo, tengo esposa… ¡Pero podemos ir a tomar algo!”, le contestó, entre bromas. Inmediatamente, tan rápido de reflejos como cuando exhibe destrezas sobre la carpeta, contragolpeó: “Tal vez te hayas tomado algunas ya…”. La broma provocó las risas de los asistentes, siempre rendidos a sus pies, en donde el serbio convirtió el escenario en una fortaleza.

Tras un inicio de torneo titubeante, el serbio mostró una versión mucho más contundente ante Machac, desbordado por la mezcla de táctica y resistencia de su rival. “Honestamente creo que jugué muy bien, estoy muy contento con el partido, incluso estoy sorprendido por el resultado, por ganar en tres sets. Él se desplomó en el segundo set, yo tuve problemas físicos pero supe gestionarlo”, analizó Djokovic, que en mayo cumplirá 38 años.

“Después, en el tercero me sentí fresco y me moví bien, estoy satisfecho con mi juego, aunque siempre hay cosas que mejorar y trabajar”, añadió tras cerrar el duelo en dos horas y 22 minutos. Djokovic se une en los octavos a sus rivales por el título Alexander Zverev (2º) y Carlos Alcaraz (3º), clasificados también este viernes, mientras que Jannik Sinner (1º) juega este sábado.

En la siguiente ronda Djoko se enfrentará con otro jugador checo, Jiri Lehecka (29º), antes de un posible cruce con Alcaraz en cuartos.

Cuando acabó la faena, tomó nota de ciertas situaciones que se dan en el magnífico escenario australiano y, sobre todo, apuntando al futuro del tenis. Al negocio, en tiempos líquidos, de redes sociales y de jóvenes que no tienen demasiado tiempo de atención.

Sobre el primer punto, la actualidad. “Algunas personas se han pasado de la raya. Entiendo que se tomen unas copas de más, pero desde la pista es frustrante, ocurre en un mal momento. Si se repite durante una hora, alguien te dice cosas que no querés oír y es una provocación constante, llega un punto en el que respondes. Traté de tolerarlo, pero llegó un momento en el que tuve que responder. Me encantó la respuesta de Danielle Collins, todo lo que dijo tanto dentro como fuera de pista. Soy un gran fanático de Danielle Collins después de eso. Me encantó…”, advirtió, en referencia a las desventuras que sufrió la norteamericana algunas horas antes.

Magia a centímetros de la red, a cargo de Novak Djokovic

Y apuntó a lo que viene. ¿Hay que hacer algo para mantener el fuego sagrado del tenis? “Tenemos una historia y una tradición de la que estamos orgullosos y que hace que el tenis sea diferente a otros deportes, pero creo que nos quedamos un poco atrás con los cambios y el ritmo de evolución de la sociedad. Sabemos que la nueva generación no tiene una gran capacidad de atención, quieren movimiento. No es fácil para los jugadores pasar de un extremo al otro. Se necesita un poco más de tiempo”, reflexionó, en la sala de prensa, lejos del ruido y los golpes.

Y fue más allá. “Creo que deberíamos intentar conectar más con los jóvenes y atraerlos. Quiero ver más entretenimiento. ¿Por qué no consideramos hacer algo durante los sets como se hace en la NBA o en el Super Bowl? Me gustaría que hubiera más elementos de diversión y entretenimiento en el tenis, que sabemos que ha sido bastante tradicional y conservador en algunas cosas. Con Wimbledon, por ejemplo, no cambiaría mucho. En los demás haría cambios graduales”, sostuvo. Y abrió el camino de la transformación en todos los niveles.