Su andar pausado por las calles de Arequipa no pasa desapercibido. Mientras los turistas, ávidos por descubrir la ciudad, avanzan con prisa hacia la Plaza de Armas, el anciano los observa y reconoce en ellos una vitalidad que ya no le pertenece.
Cada mañana, se dirige a la calle Mercaderes con un propósito definido. Allí, sobre una banca, extiende algunas hojas y un cartel que reza: “Hermanos, ayúdenme con su colaboración. Publicación del poemario ‘Inspiraciones del corazón’”. En el material impreso también puede leerse el precio de cada uno de sus poemas: S/1, un monto simbólico por versos que han sido su refugio y su esperanza.
Durante años, repitió esta rutina con perseverancia. Sin embargo, hace unos meses, el cartel había desaparecido, pero los papeles seguían contando historias. Su sueño, aquel que acariciaba desde la juventud, se había cumplido. En octubre de 2024, un joven se acercó a su banca, pero no para comprar un poema, sino para mostrarle su primer libro impreso.
“Estoy muy agradecido por este apoyo incondicional, lo llevaré en mi corazón”, expresó Andrés Santisteban Salas, visiblemente emocionado, en un video publicado en su cuenta de TikTok, donde se le conoce como ‘el abuelito de la poesía’.
El libro reúne más de 100 poemas, algunos de los cuales ya fueron leídos por personas generosas cuando aún estaban en hojas sueltas. Cada una de estas páginas, decoradas con sencillez, reflejaba las situaciones complejas del anciano.
La vida de Andrés podría ser escrita como una poesía definida por la lucha y la superación. A lo largo de su recorrido, sorteó dificultades, pero fue el apoyo de quienes confiaron en él lo que avivó su esperanza. Comprendió que, a pesar de que el tiempo no estuvo de su lado, aún existía la posibilidad de alcanzar lo que tanto deseaba.
Un camino de letras y perseverancia
Desde los 21 años, Andrés escribía en sus momentos libres, sin imaginar que su primer libro tardaría décadas en ver la luz. A lo largo del tiempo, alternó su pasión por la poesía con los estudios de Letras e Inglés en la Universidad de Ciencias de Cusco.
Tras graduarse, trabajó en su ciudad natal, pero la vida lo llevó a Arequipa. Allí compuso sus últimos poemas y, finalmente, vio su sueño materializarse.
Según la web Fiesta del Libro de Arequipa, Santisteban ha enseñado por más de 30 años en Cusco, Sicuani, Ayacucho, El Pedregal y Arequipa. También se le reconoce como compositor peruano, un artista que encontró en las palabras su mayor expresión.
Sin embargo, la poesía no solo le brindó compañía, sino también momentos de angustia. En uno de sus videos, reveló que no tiene hijos y que fue desalojado de un hostal, una de tantas pruebas que ha debido enfrentar.
“Han sido tres viajes en el tráfico, el ruido, sin comer, sin aliento… pero nunca soltaste mi mano. Me has demostrado el gran ser humano que eres. Pude sacar todas mis cosas gracias a la ayuda de personas solidarias. Ahora debo vender más libros para cubrir la garantía, el mes adelantado y la mensualidad. Es un nuevo comienzo, un nuevo amanecer”, escribió en la descripción de un video donde se le ve con sus pertenencias.
Afortunadamente, encontró un lugar seguro donde alojarse, aunque sigue necesitando apoyo. A sus más de 80 años, los problemas de visión complican su día a día, y el costo de su habitación, junto con sus necesidades básicas, lo mantienen en una lucha constante.
En 2024, el año en que celebró ocho décadas de vida, cumplió su mayor anhelo: publicar su libro. Lo logró gracias a la venta de poemas, rifas y la generosidad de desconocidos que vieron en él más que un anciano en la calle.
Tras la publicación, fue invitado a varias presentaciones. En una de ellas, pronunció un emotivo mensaje:
“El poemario trae sentimientos, trae inspiraciones que realmente van a perdurar. Quiero ser recordado por ello. No sé hasta cuándo pueda existir, pero les pido que apoyen este proyecto y pongan su granito de arena en la adquisición del libro, que contiene cien poemas”.
A pesar de haber alcanzado su meta, Andrés sigue en la calle Mercaderes, ofreciendo sus poemas con la esperanza de inspirar a otros. Allí, con su voz pausada y su mirada profunda, demuestra que la poesía no tiene edad y que los sueños, aunque tardíos, pueden cumplirse.
A continuación, uno de los poemas incluidos en Inspiraciones del corazón:
“Compañero”
Hoy respiro, medito
Para ello existo,
De vivencias
Querencias,
Goce la indiferencia
Fui ignorado
Invisible
En tu presencia.
II
Hoy quizás me ves,
Aún respiro, medito
Una vez quería vivir
En un mundo mejor
Lejos de la bulla
De la contaminación,
Y lloré.
III
Hoy puedo decir adiós
A todos esos extraños
Que me vieron mendigar
Yo no andaba solo el camino
Eran ustedes y su soledad
Fríos sin empatía
Ya no los puedo salvar.