Célebre por dar lugar a icónicos vinos del sur de Francia –como los de Hermitage, Côte Rôtie o Châteauneuf du Pape–, globalmente reconocida a partir del auge, a principios de siglo, de los “shiraz” australianos, el Syrah es una variedad que se destaca por su intensidad aromática y su buen cuerpo, lo que le ha permitido convertirse en una de las uvas más cultivadas en todo el mundo.

Sin embargo, a pesar de su versatilidad a la hora de dar lugar a diferentes estilos de vino y de ser un componente habitual en los blends tintos, en la Argentina su producción retrocede año tras años. El más reciente informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura revela que la cantidad de hectáreas de Syrah en la Argentina se redujo un 17,3% entre 2014 y 2023, aun cuando sigue representando el 5,3% de todas las variedades plantadas en el país.

Paisaje del Valle del Ródano, en el sur de Francia, cuna de los más famosos Syrah del mundo

Oculto a la sombra del éxito del Malbec, invisibilizada por el auge de otras variedades tintas como el Cabernet Franc, el Syrah argentino está presente hoy en las distintas gamas de precios y se destaca en la cima de esa pirámide a partir de vinos de mucha precisión, que apuestan por la frescura y que adquieren identidad a partir de terruños particulares, como el Valle de Pedernal en San Juan.

Aun cuando la mayor parte del Syrah se encuentra plantado en Mendoza, San Juan apostó fuerte por esta variedad a principios del 2000, tentado por la explosión del “shiraz” australiano, y es de allí de donde provienen algunos de sus exponentes más interesantes.

“El Syrah se ha adaptado muy bien a la diversidad de climas y suelos de San Juan –comenta Matías Bauzá Moreno, director de Marketing Pyros Wines–. En las zonas más cálidas, como el Valle de Tulum, se presenta en una versión frutada y fácil de beber. Mientras que, en los valles de mayor altitud, con clima de alta montaña, como en Zonda, Pedernal o Calingasta, esta uva alcanza expresiones más complejas y elegantes”.

“Desde una perspectiva estilística, creemos que Pedernal, con su altitud de 1400 metros, clima frío y soleado y suelos pedregosos y calcáreos, permite elaborar un Syrah de perfil moderno, fresco, con buena complejidad y gran elegancia -–agrega–. Esta combinación de factores posiciona a este valle como un gran exponente de la variedad, a la altura de reconocidos terroirs internacionales, como los prestigiosos valles del sudeste de Francia o la región de Barossa en Australia.”

La creciente calidad de los Syrah argentinos es resultado de un mayor conocimiento de su cultivo y elaboración, sostiene por su parte Germán Buk, enólogo de Finca Las Moras. Y precisa: “En los últimos años, el Syrah ha evolucionado tanto en términos de calidad como en la forma en que se interpreta en nuestra región. A medida que el conocimiento del terroir y las técnicas de vinificación han avanzado, hemos logrado exprimir al máximo el potencial de esta cepa en San Juan”.

Paisaje de los viñedos en Valle de Pedernal

“Uno de los aspectos clave en esta evolución ha sido la optimización de la viticultura, entendiendo mejor cómo y cuándo cosechar para preservar la frescura y la complejidad de los aromas –agrega Buk–. Hemos aprendido a trabajar con el clima de San Juan, con sus variaciones térmicas, y eso nos ha permitido obtener un Syrah con una expresión más elegante, equilibrada y con una mayor profundidad de sabores. También ha sido clave el trabajo en la bodega, adaptando las técnicas de vinificación para resaltar las características más distintivas del Syrah de nuestra región permitiendo que el vino mantenga su frescura, pero también desarrolle una complejidad que no se veía en los Syrah de hace algunos años”.

Un aspecto clave ha sido anticipar el momento de cosecha, señala Ricardo Galante, enólogo de Bodega Del Fin Del Mundo, que elabora esta variedad en Neuquén. “Había una tradición de cosechar el Syrah cuando la uva empieza a “arrugarse” un poquito. Es un punto en que la madurez ya está bastante avanzada y se pierden algunos aromas florales y la parte fresca del Syrah. En los últimos años he encontrado varios Syrah que retienen esa frescura y esas flores. La tendencia es no esperar la sobremadurez, sino aprovechar todas las bondades y cosechar unos puntitos antes. Así es como hoy tenemos vinos más frescos, con más fruta”.

Otro de los cambios que ha protagonizado esta variedad es su inclusión en blends no tradicionales en nuestro país. Además de acompañar, como es habitual al Cabernet Sauvignon, al Merlot y al Malbec –e incluso el combinarse con una variedad blanca como el Viognier, como es tradicional en Francia–, en los últimos años han aparecido cortes como el GSM, en el que el Syrah hermana con la Mourvedre y la Garnacha.

Beber con Moderación – Prohibida su venta a menores de 18 años