Argenta celebra unas elecciones clave para renovar el Congreso (REUTERS/Martin Cossarini)

Argentina celebra este domingo unas elecciones legislativas donde la gobernabilidad y la viabilidad del proyecto de reformas económicas del presidente Javier Milei están sobre la mesa. En un contexto de polarización, expectativas de los mercados, y de gran interés externo con decenas de medios internacionales dando cobertura a los comicios, más de 35 millones de ciudadanos están llamados a votar para renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, en una contienda que determinará la capacidad del jefe de Estado para sostener sus políticas de austeridad y avance liberal.

Actualmente, La Libertad Avanza, el partido de Milei, cuenta con solo 37 diputados -de un total de 257- y 7 senadores de 72. Es decir, menos del 15% del Congreso; lo que ha limitado su margen de maniobra desde su llegada al poder en 2023. El propio presidente ha señalado que alcanzar un tercio de los legisladores en cada cámara sería “un buen resultado”, ya que ese es el mínimo necesario para impedir la reversión de un veto presidencial.

Sin mayoría absoluta a la vista, cualquier avance en la agenda oficialista dependerá de acuerdos temporales, alianzas frágiles y algún margen de pragmatismo poselectoral.

El presidente Javier Milei busca fortalecer su poder en el Congreso para seguir adelante con su ambicioso programa de reformas económicas (EFE/ Juan Ignacio Roncoroni)

Las fuerzas políticas en competencia y el tablero postelectoral

El oficialismo concurre a los comicios con estrategias diferenciadas según la provincia: en algunos casos de la mano del PRO, fuerza del ex presidente Mauricio Macri, y en otros de manera independiente. La alianza con el PRO se dio tras meses de cooperación parlamentaria, y en la Ciudad de Buenos Aires comparten boleta con figuras como Patricia Bullrich y Luis Petri, ministros de Seguridad y Defensa, respectivamente, que buscan un escaño en el Parlamento.

Enfrente, el peronismo intenta reagruparse tras ceder el Gobierno nacional después de 17 de los últimos 23 años. Conducido en estos comicios por dirigentes como Jorge Taiana y Juan Grabois, asentó su base en la provincia de Buenos Aires, donde el gobernador Axel Kicillof emerge como el principal referente. Pese a estar presa e inhabilitada por condenas de corrupción, la figura de Cristina Fernández de Kirchner aún pesa sobre el electorado de la provincia más numerosa del país.

Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires (Crédito: Aglapalata-fotonoticias)

A esta polarización se suma el frente Provincias Unidas, impulsado por gobernadores y partidos provinciales de distintas orientaciones, que busca ganar terreno como tercera fuerza. El ex gobernador de Córdoba Juan Schiaretti actúa como principal vocero, proponiendo una agenda de corte federal para captar votantes desencantados tanto con Milei como con el peronismo.

Los principales sondeos anticipaban una disputa cerrada entre La Libertad Avanza y la coalición peronista Fuerza Patria, especialmente en los distritos donde se reparten la mayor cantidad de bancas.

Recortes y tensiones sociales

El contexto económico añade presión a la contienda. Durante el primer año de gestión, el gobierno de Milei logró reducir la inflación, pero lo hizo mediante recortes en el gasto público y la eliminación de subsidios, lo que encareció el acceso a servicios básicos como vivienda, salud y educación.

Estas medidas han generado malestar social y han puesto a prueba la popularidad del presidente, cuyo discurso antipolítica y anticorrupción se ha visto afectado por recientes escándalos, como la renuncia del diputado José Luis Espert, quien iba a ser principal candidato en provincia de Buenos Aires, por presuntos vínculos con el narcotráfico.

Más de 36 millones de argentinos están llamados a votar este domingo (Crédito: Maximilano Luna)

El factor internacional y la sombra de la devaluación

La economía argentina, golpeada por la volatilidad, recibió recientemente el respaldo de Estados Unidos mediante una línea de crédito por 20.000 millones de dólares, y el compromiso de otros 20.000 millones provenientes de bancos privados. Estas intervenciones buscan oxigenar las reservas del Banco Central y apuntalar un tipo de cambio cuya estabilidad depende en parte de la confianza política.

Sin embargo, como advirtió Mauricio Monge, economista de Oxford Economics, “el crédito norteamericano no basta para compensar la incertidumbre que rodea las perspectivas de reformas tras las elecciones”. La posibilidad de una devaluación del peso, ya descontada en parte por los mercados, agrega presión social frente al temor a una nueva escalada inflacionaria.

En ese contexto, el presidente estadounidense Donald Trump condicionó el futuro del paquete de ayuda a un desempeño electoral favorable de Milei, amenazando con suspender el auxilio en caso de un triunfo de fuerzas “socialistas o comunistas”. Estas declaraciones del inquilino de la Casa Blanca sumaron tensión en los mercados e introdujeron un elemento inédito de presión externa sobre la política argentina.

El pasado 14 octubre, Donald Trump recibió a Javier Milei en la Casa Blanca (REUTERS/Jonathan Ernst)

El cambio de tono y los dilemas del oficialismo

Golpeado por la dura derrota por más de 14 puntos en las legislativas regionales de la provincia de Buenos Aires, su principal bastión de votos, el Gobierno intentó limar asperezas en el último tramo de la campaña. Milei optó por un tono menos confrontativo frente a opositores, y expresó comprensión por quienes “no han sentido” los efectos positivos de la reactivación económica.

El núcleo duro del oficialismo considera que cualquier resultado que fortalezca la posición legislativa les permitirá profundizar el programa de reformas, internacionalmente conocido como la “motosierra”, mientras que una derrota podría paralizar nuevas leyes y alimentar presiones internas y externas.

El peso de la oposición y las expectativas del mercado

El peronismo concentra sus esfuerzos en frenar la agenda gubernamental, bajo el lema de “frenar a Milei”, y busca consolidarse como referente dominante de la oposición nacional. Si logra imponerse en escaños fundamentales, quedará en mejor posición para definir el liderazgo de cara a las presidenciales de 2027 e incrementar los temores -sobre todo en el plano internacional- de un retorno del kirchnerismo al poder.

El resultado impactará directamente en los mercados financieros, que “esperan la definición de fuerzas para decidir si apuestan por activos argentinos”, según Reuters. Los analistas prevén que un triunfo opositor elevaría la presión sobre el peso y aceleraría una devaluación.

El mercado sigue de cerca el desarrollo de los comicios en Argentina (REUTERS/Marcos Brindicci)

Cuando el peronismo derrotó a La Libertad Avanza en las recientes elecciones provinciales bonaerenses, se experimentó un pánico bursátil y fuertes movimientos de capital. Posteriormente, el respaldo del Tesoro estadounidense ayudó a estabilizar los precios. Aún así, la incertidumbre permanece alta.

Si el Gobierno resulta debilitado, una eventual profundización de la crisis económica podría generar descontento y deteriorar las condiciones de vida en amplios sectores. Miles de ciudadanos expresan hoy su cansancio ante el ciclo de crisis y ajustes sucesivos, entre la esperanza de reformas y el temor a costos sociales adicionales. El desenlace de la votación marcará el tono político y la agenda socioeconómica de los próximos dos años en Argentina.