
El reconocido chef argentino Christian Petersen se encuentra internado en terapia intensiva en el Hospital Dr. Ramón Carrillo de San Martín de los Andes, con pronóstico reservado, tras haber sufrido un grave episodio de salud durante una excursión al volcán Lanín. Y por más que se lea una y otra vez, cuesta creerlo en un hombre tan vital y lleno de proyectos, justo cuando se había replanteado las exigencias y las responsabilidades. La noticia conmocionó a la comunidad gastronómica y al mundo del espectáculo, quienes siguen de cerca el delicado estado del cocinero que, hasta hace apenas un mes, planificaba sus días de descanso luego de una temporada de compromisos agotadores.
El episodio ocurrió el viernes pasado, aunque trascendió en las últimas horas. El reconocido chef formaba parte de un grupo que buscaba desafiarse a sí mismo en el ascenso al imponente volcán Lanín, cuando las circunstancias dieron un giro inesperado. El guía detectó que uno de los excursionistas no se encontraba bien. La voz de alarma se encendió rápido: el propio guía solicitó la ayuda del guardaparque, quien gestionó de inmediato un operativo de rescate.
En medio de ese panorama, lo realizado no dejó margen al error: descendieron a Petersen de la montaña, lo sedaron y lo trasladaron en ambulancia al hospital de Junín de los Andes. Al llegar al nosocomio, los médicos diagnosticaron un brote y una fibrilación auricular, esa arritmia que hace latir al corazón en una cadencia irregular y peligrosa. Tras estabilizarlo, los especialistas decidieron su traslado a un centro de mayor complejidad: el Hospital Dr. Ramón Carrillo.

Desde el viernes, el pronóstico se mantiene reservado y su estado de salud delicado. El círculo íntimo, los colegas y, especialmente, Sofía Zelaschi, su esposa —quien estaba a su lado cuando ocurrió el accidente—, atraviesan horas llenas de incertidumbre y cierran filas en torno a un profundo hermetismo en pos de la recuperación del chef.
A finales de noviembre, Christian Petersen relataba en una entrevista con Teleshow cómo sus días transcurrían bajo la intensidad de nuevos proyectos, pero también con la mira puesta en un merecido descanso. “Entendí que lo mejor es formar un gran equipo de trabajo, en el que se pueda delegar y, así, descansar”, reveló, al adelantar que planeaba tomarse unos días libres de cara al 2026.
El futuro inmediato prometía mucho: se había hecho cargo de la concesión del restaurante en un exclusivo club de tenis en la Ciudad de Buenos Aires, mientras que en la televisión preparaba el estreno de los especiales La verdad de la milanesa (El Gourmet). A eso se sumaban los recuerdos nítidos de su reciente boda, el 18 de abril, con Sofía Zelaschi. Aquella unión celebró capítulos de amor, historias familiares y el placer de los pequeños detalles. En esa misma charla, Christian expresó cómo transitaba sus días en torno al placer que dan las simples cosas: “El lujo es estar en casa, en familia, el campo, disfrutando de este país que es maravilloso”.
Esta filosofía de vida se afianzó luego de contraer matrimonio, donde dejó en claro cuáles iban a ser sus próximos pasos, siempre con espíritu aventurero. Una luna de 20 días con su sello característico: «La idea es agarrar la ruta y recorrer el Sur. Llegar a Pirámides, ver las ballenas y cocinar, tomar mates, charlar y volver a trabajar, recorriendo la Argentina, que es lo que nos gusta”. Esas palabras, que parecían apenas un simple itinerario de viaje, hoy resuenan con fuerza entre su círculo íntimo. La fragilidad del presente, el ajetreo de compromisos, sueños y proyectos se detuvo ante la urgencia de los latidos de su corazón.
En las últimas horas, la consulta sobre el estado del chef es la pregunta recurrente. El silencio hospitalario, la espera en los pasillos y la esperanza tensa de su círculo íntimo y de la comunidad gastronómica que solo desea una cosa: el pronto regreso de Christian Petersen a los fuegos, a su gente y a su pasión por el país.