Amnistía Internacional identificó al menos tres ataques iraníes con bombas de racimo en zonas residenciales de Israel durante junio, cuyas submuniciones no detonadas representan un riesgo letal a largo plazo para la población civil

La organización Amnistía Internacional (AI) denunció este jueves el uso de bombas de racimo por las Fuerzas Armadas de Irán durante los ataques realizados contra Israel a finales de junio en el marco de la Guerra de los Doce Días, señalando que el uso deliberado de este armamento constituye “una flagrante violación” del Derecho Humanitario.

“Las bombas de racimo son armas de efecto intrínsecamente indiscriminado que jamás deben usarse. Al usar este tipo de armas en zonas residenciales densamente pobladas o en sus cercanías, las fuerzas iraníes pusieron en peligro vidas civiles y demostraron un claro desprecio por el Derecho Humanitario”, afirmó Erika Guevara Rosas, directora general de Investigación, Incidencia, Políticas y Campañas de AI.

Según la investigación efectuada por AI, la población civil -especialmente menores de edad- es la principal expuesta al peligro de muerte o heridas graves debido a la proliferación de submuniciones sin detonar, que pueden permanecer en las zonas atacadas durante años tras el conflicto. La organización subrayó que el Derecho Humanitario prohíbe expresamente el uso de armas de efectos “intrínsecamente indiscriminados” y que el lanzamiento de ataques que causen muertes o lesiones a civiles representa un crimen de guerra.

En el análisis realizado a partir de material fotográfico y videográfico, AI identificó al menos tres ataques con misiles balísticos cargados con bombas de racimo. El primer ataque ocurrió el 19 de junio en el área metropolitana de Gush Dan, en las afueras de Tel Aviv. Al día siguiente, proyectiles impactaron en la ciudad de Beerseba, en el sur de Israel, alcanzando una escuela y una cancha de baloncesto. El 22 de junio, una zona residencial de Rishon LeZion, al sur de Tel Aviv, resultó afectada por el mismo tipo de armamento.

Las autoridades israelíes indicaron que estos ataques no dejaron víctimas, pero los daños materiales fueron significativos. Sin embargo, Amnistía Internacional alertó sobre el efecto a largo plazo de las submuniciones, que se dispersan en áreas de varios kilómetros a la redonda y pueden permanecer activas durante décadas. “Debido a los elevados índices de fallo de estos sistemas, grandes áreas quedan contaminadas con municiones sin detonar que pueden seguir siendo letales años después de que termine un conflicto”, advirtió AI.

Imagen de archivo de las prohibidas bombas de racimo

La Convención sobre Municiones en Racimo, en vigor desde el 1 de agosto de 2010, prohíbe el uso, la fabricación, el almacenamiento y la transferencia de estas municiones. No obstante, ni Irán ni Israel forman parte de los Estados adheridos a la Convención. Por ello, AI solicitó a ambos países y a otros estados no firmantes que se sumen al pacto y lo cumplan con rigor.

La ofensiva militar se remonta al 13 de junio, cuando Israel inició ataques tras acusar a Irán de avanzar en su supuesta capacidad armamentística nuclear. Irán respondió con el lanzamiento de cientos de misiles y drones sobre territorio israelí. El 22 de junio, Estados Unidos intervino bombardeando instalaciones nucleares iraníes en Fordow, Natanz e Isfahan, informaron fuentes militares. Tras estos sucesos, el 24 de junio entró en vigor un alto el fuego.

El balance de la Guerra de los Doce Días dejó más de 1.100 personas muertas en Irán y 29 en Israel, según cifras recogidas por la Fundación de Mártires y Veteranos de Guerra de Irán y el Ministerio de Salud israelí. Según AI, la elección de objetivos y el armamento utilizado exacerbaron los riesgos para la población civil, especialmente en zonas residenciales.

Amnistía Internacional también pidió que se investigue como crimen de guerra el ataque de Israel contra la prisión de Evin el 23 de junio, donde, de acuerdo con la información recopilada, murieron y resultaron heridas decenas de civiles, entre ellos un menor.

La organización concluyó que los misiles balísticos usados por fuerzas iraníes presentaron escasa precisión y, por tanto, resultan inadecuados para su uso cerca de áreas civiles. Además, asociaron las submuniciones identificadas en Israel con modelos similares detectados durante pruebas previas de misiles iraníes, como un incidente ocurrido en septiembre de 2023 en la ciudad de Gorgan, provincia de Golestán.

(Con información de EFE y EP)