A veces, las relaciones humanas son un misterio. De un día para otro, se apaga la música. Alejandro Gómez, siempre Papu en el mundo del fútbol, pertenecía a la mesa chica de la selección argentina, mucho antes de la temporada de triunfos, que en Qatar alcanzó la cúspide emocional. Papu era Lionel Messi, Rodrigo De Paul, Leandro Paredes.
El ritual de los caramelos masticables que inmortalizaron De Paul y Paredes, antes de cada partido, en el círculo central, en la antesala de los partidos, era una idea cabulera compartida con el volante, que hoy tiene 37 años y que está condenado por un caso de doping: debe cumplir todavía seis meses. Más allá de su situación particular, desde Qatar hasta hoy el mundo de la selección lo silenció.
El amigo de todos (chispeante, solía liderar los “vivos” en las horas vacías de Qatar) pasó a ser un invisible. El campeón del mundo corrido a un costado. Múltiples rumores establecieron la distancia, más allá de que su rendimiento ya no fue el mismo.
Ni se lo nombra al jugador que fue titular en dos partidos, como suerte de wing izquierdo. En la derrota por 2 a 1 con Arabia Saudita, en la presentación, y en la victoria por 2 a 1 contra Australia, por los octavos de final (le cometen la falta en el tiro libre que deriva en el gol de Leo). Fueron 109 minutos. Después, se oficializó un esguince de tobillo en las semifinales.
¿Qué pasó? Nunca se supo, verdaderamente. No es la primera vez que un futbolista participa de la gloria en continuado y, con el transcurrir del tiempo, no es citado más. Esta situación es más profunda: prácticamente no se lo nombra.
Una excepción, en noviembre de 2023, un mes después de conocerse su suspensión, en la voz de Lionel Scaloni en una conferencia de prensa previa a un par de partidos de eliminatorias. “Hablé con el Papu, fui compañero. Está jodido con lo que está pasando. Creo que va a apelar (la sanción por el doping). Darle todo el apoyo porque es un chico que nos ha dado un montón”, expuso el DT, que compartió una temporada con Papu en Atalanta. Otros tiempos.
En junio de ese mismo año, Paredes puso freno de mano. “Son rumores que se dijeron en Internet y no sé por qué, pero no, no pasa nada. Es algo que salió y no sabemos el porqué. Se habla mucho, pero nosotros no le damos bola porque sabemos cómo es la prensa, que cuando las cosas van muy bien algo tiene que hablar para movilizar ese bienestar. Entonces tratamos de no escuchar y seguir en la nuestra”, declaró en una entrevista con un Youtuber.
El hábil jugador, de apenas 1,67m, explosivo sobre el campo y divertido detrás de camarines, en Monza en el último tramo de su carrera, fue sancionado por dos años luego de haber dado positivo al constatarse la presencia de terbutalina, una droga que se utiliza para tratar dificultades respiratorias.
“Se constató la presencia de terbutalina en las muestras biológicas del futbolista. Se trata de un fármaco que se tomó para calmar una crisis de broncoespasmo, en octubre de 2022, cuando el futbolista estaba inscripto en el Sevilla FC. La positividad es el resultado de una presunción involuntaria”, precisó el Monza en un comunicado difundido en su página web.
En ese momento, ya prudentemente alejado del equipo nacional, el futbolista se defendió en las redes sociales. “He cumplido estrictamente toda la normativa y me he posicionado como un férreo defensor del deporte limpio. Nunca he tenido ni tendré la intención de recurrir a una práctica prohibida”.
Y agregó: “La presunta infracción tiene su origen en la presencia de Terbutalina en mi organismo por haber recibido por error y de forma accidental, involuntaria y no intencionada una cuchara del jarabe de mi hijo pequeño, para el alivio de la tos. Conviene no obstante precisar que el uso terapéutico de la Terbutalina está permitido para los deportistas profesionales y que en ningún caso mejora el rendimiento deportivo en el fútbol”.
El hombre que brilló en Atalanta, que marcó 3 goles en 17 encuentros en el seleccionado, todos los días tacha en el calendario los días que restan para el 19 de octubre próximo. “El Papu se jubiló, yo no”, le contó a La Gazzetta dello Sport.
“Pasé por un período complicado; seguí entrenando sin saber cuándo, cómo y si tendría la oportunidad de volver a jugar. Durante el primer año de descalificación, no se permite frecuentar las instalaciones de los clubes profesionales y uno se siente marginado. Desde diciembre me uní a Renate (un club de la tercera de Italia) y gracias a ellos he vuelto a ver el campo, el vestuario y a mis compañeros. Fue doloroso, pero ya estoy para volver”, contó.
“Algunos clubes han llamado a mi agente para saber cómo estoy, cuándo termina la suspensión y cuáles son mis intenciones. Quiero esperar hasta el final de la temporada para saber en qué equipo podría encajar, y luego hacer la pretemporada y trabajar para estar en la cima en octubre”, dice, ahora sí, entusiasmado.
Una frase lo grafica en cuerpo y alma: “Todavía puedo marcar la diferencia. Siempre tengo el pie caliente”.
Es evidente que siente un cariño especial por el conductor del seleccionado. Hay asuntos que no se olvidan. “¡Que bien manejó todo!”, recordó, con el golpazo ante Arabia Saudita en la mesa.
“Yo jugué un año con él y fue una persona muy importante cuando llegué al Atalanta, porque vivíamos en el mismo complejo de departamentos. Entonces estábamos siempre juntos. Y era así, te ayudaba con todo. ‘¿Tenés que hacer algo de la casa? Voy yo, hablo yo’. Te daba una mano en todo. Ya se notaba que le gustaba esto de ser técnico”, reflexiona, ahora, tan lejos, tan cerca.
Su visión sobre el Messi de Qatar es más específica. Invita a la reflexión, más allá de su caso. “En este último tiempo, él era el más grande del grupo. Entonces, para mí, en cuanto al carácter, todos vimos que dio un paso adelante. Y además, lo mostró enseguida. Y el argentino, que ama a Maradona, lo sintió. Fue como ‘che, nosotros amábamos a Maradona por esto, y él lo está haciendo ahora’“, compara.
Y deja abierta una puerta. “Todos notamos ese cambio en la forma de ser, como que hubo un giro. No sé de dónde viene, capaz por el grupo que había en la selección”, entiende Gómez, más cerca de volver a las canchas y bien lejos del misterio de selección.