Al menos dos turistas mexicanos murieron y otros siete permanecen desaparecidos tras ser sorprendidos por una violenta tormenta de nieve en el Parque Nacional Torres del Paine, en la Patagonia chilena, según confirmaron autoridades regionales. La emergencia, desencadenada el lunes por la tarde, desató un operativo de búsqueda que continúa bajo condiciones meteorológicas extremas.
El episodio ocurrió en el sector del campamento Los Perros, uno de los tramos más exigentes del circuito conocido como la O, una ruta que atraviesa valles glaciares, pasos montañosos y zonas expuestas a bruscos cambios climáticos.
Guillermo Ruiz, delegado presidencial de la región de Magallanes, explicó que el grupo se extravió tras ser alcanzado por una “situación climática bastante complicada” en un área a la que solo se accede luego de cuatro o cinco horas de caminata desde el punto más cercano donde puede llegar un vehículo. El aislamiento del lugar condiciona la velocidad y el alcance de los equipos de rescate.
Las dos personas fallecidas eran turistas mexicanos. El hombre fue encontrado sin vida dentro del parque; la mujer llegó a ser evacuada con un cuadro avanzado de hipotermia, pero murió mientras era trasladada a un refugio. Otro excursionista consiguió comunicarse con los equipos de emergencia y fue rescatado con vida. Sobre los siete restantes, no hay todavía información concluyente.

La tormenta que atrapó a los caminantes no fue un fenómeno menor. En el punto donde se extraviaron se registraron ráfagas de viento de hasta 193 kilómetros por hora, una intensidad equivalente a un huracán de categoría 3. A ello se sumaron nevadas repentinas y temperaturas que cayeron en cuestión de horas, un patrón habitual en la Patagonia austral pero devastador para quienes quedan expuestos en zonas abiertas o con escasa protección.
Los equipos de rescate —integrados por Carabineros, el Ejército, personal de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) y especialistas en alta montaña— avanzan lentamente debido al mal tiempo persistente.
“Actualmente la labor está enfocada en la búsqueda y rescate de estas personas, para lo cual existe un despliegue operativo importante”, señaló Ruiz, aunque advirtió que las condiciones complican cada esfuerzo. “Es una compleja situación que está desde ayer”, dijo a los periodistas.
La CONAF decretó el cierre preventivo de varios sectores del parque para facilitar las operaciones y evitar que nuevos visitantes se expongan al riesgo. Torres del Paine, con sus 227.000 hectáreas de montañas, glaciares y lagos de tonos turquesa, es uno de los destinos de aventura más célebres del continente. Solo en 2023 recibió más de 300.000 visitantes, según cifras oficiales. Pero su fama está acompañada de advertencias permanentes: incluso en verano, las condiciones pueden cambiar en minutos, con vientos súbitos, precipitaciones intensas y descensos bruscos de temperatura.

El relato de otros caminantes que lograron regresar a salvo confirma la crudeza del temporal. “Salimos con ráfagas de 100 kilómetros por hora continuas y con granizo en la cara”, relató a Associated Press el ex cursionista chileno Andrés Ignacio, que había emprendido el ascenso el lunes por la mañana. “Cuanto más subíamos, más aumentaba el viento y el frío. Daba temor pensar que uno se podía congelar”, dijo.
Las autoridades todavía no han determinado la nacionalidad del grupo desaparecido ni las circunstancias exactas en que iniciaron la travesía. En la región, sin embargo, se ha reabierto el debate sobre la seguridad en rutas de alta montaña muy concurridas y la necesidad de reforzar los sistemas de alerta climática para excursionistas. En los últimos años, Torres del Paine ha registrado episodios similares, aunque de menor gravedad, vinculados al carácter inhóspito y cambiante del clima patagónico.
El parque, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1978, combina su atractivo turístico con un nivel de exigencia que suele subestimarse. Las autoridades recuerdan de forma recurrente la importancia de registrarse, viajar con equipo adecuado y consultar el pronóstico meteorológico antes de ingresar a los senderos de mayor dificultad. Pero en este caso, la violencia del fenómeno superó cualquier previsión.
Mientras continúan las labores de búsqueda, el operativo se ha convertido en una carrera contra la propia naturaleza. Las autoridades esperan una mejora en las condiciones para desplegar más personal y ampliar el radio de rastreo.