El minucioso estudio de las aperturas, imprescindible en el ajedrez de alta competencia, conduce demasiado a menudo a posiciones trilladas, que devienen en juegos aburridos que terminan en tablas. Hace muchos años que se habla de la muerte del ajedrez, en atención al excesivo peso que tiene saber de memoria las principales variantes de las aperturas en las competencias modernas. Entre las propuestas que surgieron para “vivificar” el ajedrez, la más llamativa se debe a Bobby Fischer, a quien se le ocurrió sortear la posición inicial de las piezas de ajedrez.
Hace poco, Vladimir Kramnik sugirió un cambio interesante, menos brusco: eliminar los enroques. Pero recibió menos atención que la idea de Fischer. Esta variedad de ajedrez recibe diferentes nombres, uno es el de Fischer-random, en homenaje a su ideador; otro, ajedrez 960, porque ese número es la cantidad total de posiciones iniciales. Últimamente, también se lo denomina freestyle.
¿Cómo es el ajedrez 960? Los peones se ubican tal cual, en el ajedrez convencional, pero se sortea la ubicación de las demás piezas en la primera línea horizontal. El sorteo tiene un par de reglas; una, es que se debe preservar que los alfiles sean de distinto color. La otra, más complicada, es que el rey siempre debe situarse entre las torres, para hacer posible los enroques. De este modo, por ejemplo, el rey nunca estará ubicado en los rincones. Otra regla importante es que los dos enroques, el corto y el largo, se hacen de modo que, ejecutado el movimiento, el rey y la torre siempre se ubican en las mismas casillas de los enroques del ajedrez clásico. Se sigue respetando la premisa de que no debe haber piezas ubicadas entre el rey y la torre para ejecutar el movimiento, ni tampoco el rey puede pasar por una casilla amenazada por una pieza adversaria.
Un ejemplo: el diagrama muestra una de las 960 posiciones iniciales.
En este caso, el enroque corto puede hacerse incluso en la primera jugada de la partida, llevando el rey blanco a g1, y la torre a f1 (en el caso de las negras, el rey a g8, y la torre a f8). Para el caso del enroque largo, primero habría que despejar las casillas e1 y d1; y entonces se podría hacer el enroque moviendo el rey desde f1 hasta c1, y la torre de c1 hasta d1. Es más complicado explicarlo que hacerlo. Como cualquier ajedrecista puede apreciar, la primera jugada ya exige un buen rato de pensamiento. En los torneos se usa el método de hacer el sorteo de posición antes de empezar cada ronda, y todas las partidas de esa ronda se juegan con esa posición que salió sorteada.
Con el nombre de freestyle, una empresa alemana está financiando un circuito de cinco torneos con jugadores de élite. Los premios son atractivos y estamos asistiendo al hecho de que los mejores jugadores del mundo se inclinan a jugar menos torneos de ajedrez clásico, y más en este nuevo estilo. Es el caso de Carlsen, ni más ni menos.
Además, los organizadores han introducido una novedad interesante llamada “confesionario”. Allí, uno de los jugadores, mientras su rival piensa su jugada, y sin que este le escuche, le habla al público de internet, expresando sus ideas, opiniones, y dudas, acerca de la posición del tablero.
El primer torneo del circuito lo ganó el alemán Keymer, y el segundo Carlsen, quien declaró que esta modalidad de ajedrez le resulta más estimulante que la clásica. También Carlsen ganó un reciente torneo abierto en Alemania, con nueve puntos sobre nueve posibles. Efectivamente, Carlsen ha tomado el estandarte del ajedrez 960, freestyle, o como quieran llamarlo. Su excelente juicio dinámico le permite airoso de las complejas posiciones de apertura a las que hicimos referencia anteriormente.
Sobre lo diferente que pueda ser una modalidad de la otra, cabe señalar que las premisas del ajedrez clásico se mantienen, en el ajedrez 960. El dominio del centro, el valor de las estructuras de peones, el espacio para que las piezas muevan con libertad, son aspectos conniventes de ambas modalidades. Por eso ocurre con frecuencia, que, luego de las primeras jugadas, las posiciones que se alcanzan, tienden a parecerse a las del ajedrez convencional.
Además, como los jugadores razonan sobre la base de las ideas que ya tienen preconcebidas, esto también los lleva a buscar posiciones que tengan parecidos con las que ya conocen. También es cierto que se dan mayor cantidad de excepciones a los tópicos establecidos.
¿Podrá desplazar el ajedrez 960 al clásico? En contra de ello se podría aducir que los jugadores están muy acostumbrados al ajedrez clásico, tienen adquiridos muchos automatismos, se han familiarizado con sus aperturas, algunos maestros son especialistas de la Siciliana, otros del Gambito Dama, etc. Y desbancar esa experiencia parece difícil.
Pero, si el mejor jugador del mundo, marca el camino, es probable que las nuevas generaciones se interesen por esta nueva modalidad de ajedrez, que como argumento fuerte ofrece la multiplicación astronómica de sus posibilidades prácticas. De hecho, el ajedrez 960 contiene al ajedrez clásico, ya que la posición inicial de este, es una de las 960. En ese sentido, sí es esperable, y en un futuro cercano, que el ajedrez 960 consigue desplazar al ajedrez clásico.