El desarme del cepo, que entró en vigencia hace apenas 14 días, provocó un fuerte traspaso de depósitos en pesos a dólares en las primeras seis jornadas posteriores a su disolución.
Los últimos datos del informe monetario diario del Banco Central (BCRA) muestran que, entre el viernes 11 y el martes 22 pasados, los depósitos privados en dólares aumentaron en US$1076 millones, mientras que, en ese mismo período, los ahorristas desarmaron colocaciones a plazo fijo en pesos por $1,76 billones. Esto, a pesar de que las tasas ofrecidas por los bancos para renovarlos llegaron a subir hasta casi 7 puntos porcentuales (del 31% al 38% nominal anual).
En otras palabras, el sorpresivo fin de la represión cambiaria dispuesto por el Gobierno (cuando el mercado creía que se postergaría hasta después de las elecciones) permitió a muchos argentinos con algo de capacidad de ahorro dolarizarse o, al menos, pasarse a moneda extranjera. Aunque la estadística oficial solo discrimina entre pesos y dólares, el movimiento fue claro.
Según la evolución del stock total de ambos tipos de depósitos, los argentinos compraron dólares a razón de US$240 millones por día en promedio (esa cifra llegó a superar los US$500 millones en la primera rueda) y con dinero bancarizado.
El aumento de los depósitos en dólares tras la eliminación del cepo generó una suba de casi US$1000 millones en los encajes bancarios en moneda extranjera constituidos en el BCRA. Esto también impulsó la suba de las reservas brutas, que el viernes cruzaron la barrera de los US$39.000 millones, alcanzando así su mayor nivel en dos años.
La nueva configuración de la liquidez del sistema —con los bancos manejando más dólares y menos pesos— explica la reticencia de muchas entidades en la licitación del jueves pasado (que se liquida hoy) para renovar colocaciones en deuda en pesos del Gobierno. Buscaban así recuperar disponibilidad por casi $2 billones.
Un dato no menor: en ese mismo período, es decir, en las últimas seis ruedas con datos disponibles, los bancos volcaron a la calle $1,52 billones en nuevos préstamos.
“La demanda de crédito, tanto en pesos como en dólares, sigue tirando, más allá de que haya moderado su ritmo de expansión. Y, consecuentemente, la liquidez se viene achicando, ya que hay una marcada brecha entre el ritmo de captación de nuevos fondos y el desembolso de préstamos”, explicó un ejecutivo de un banco privado líder.
En el sistema bancario creen que esta dolarización, que se viene moderando día a día, podría volver a acelerarse la semana que viene, cuando los asalariados empiecen a cobrar sus sueldos. Es decir, cuando vuelva el combustible.
Después, imaginan que el sistema irá encontrando un nuevo equilibrio. Pero advierten: “eso va a llevar meses y estará muy condicionado por lo que pase en las elecciones”, comentaron desde otra entidad.