Perón y Evita se conocieron a principios de 1944. Entre octubre y diciembre del año siguiente se casarían por civil y por iglesia

“Yo así no me caso”, se puso firme Juan Perón cuando se acercaban en auto a la iglesia de San Francisco de Asís ese jueves 29 de noviembre, y vieron que sobre la vereda de la calle 12, entre 68 y 69 de la ciudad de La Plata, había mucha gente esperándolos. Se suponía que el dato del casamiento, al que asistirían los más allegados, era secreto y no se supo cómo se filtró. El novio, fastidiado, ordenó seguir de largo.

Para la pareja fueron semanas frenéticas. En los primeros días de octubre, Perón debió renunciar a todos sus cargos en el gobierno. Tras una breve escapada con Evita al Delta, fue detenido y llevado a la Isla Martín García. De ahí al Hospital Militar Central y finalmente a la Plaza de Mayo la noche del 17 de octubre, donde otra historia comenzaría.

Junto a su primera esposa, Aurelia Tizón. Se habían casado en 1925. Ella falleció en 1938

“Hoy le he escrito a Farrell pidiéndole que me acelere el retiro, en cuanto salga nos casamos y nos iremos a cualquier parte a vivir tranquilos”, le escribió él a ella el 14 de octubre de 1945, desde su detención.

Los días previos al 17 de octubre fueron un infierno especialmente para Evita. “Te encargo le digas a Mercante que hable con Farrell para ver si me dejan tranquilo y nos vamos al Chubut los dos (…) Debes estar tranquila y cuidar tu salud mientras yo esté lejos para cuando vuelva. Yo estaría tranquilo si supiese que vos no estás en ningún peligro y te encuentras bien».

En el medio se barajaron distintas posibilidades: desde la idea de tirar todo por la borda e irse a vivir a Chubut hasta el frío cálculo político que llevó a Perón a arrinconar al gobierno de Farrell.

Parte de una carta que Perón le mandó a Evita cuando estaba detenido

A Evita le habían cortado los contratos artísticos que tenía cerrados. Los compañeros de armas del novio no veían con agrado su unión con una actriz. Les parecía indecoroso para el honor militar que viviese en concubinato. “¿Y qué quieren, que me enrede con un actor?”, respondió él. Pero acusó recibo.

El coronel, de 50 años recién cumplidos, era viudo de Aurelia “Potota” Tizón, con quien se había casado en enero de 1929. Aurelia moriría víctima de un cáncer de útero en septiembre de 1938.

Tizón era una maestra y concertista de piano que lo había acompañado en su carrera, lo ayudaba en la preparación de las clases y presentaciones que realizaba y estuvo con él mientras fue agregado militar en Chile. Estando en el país vecino, debió viajar a la Argentina para hacerse tratar, ya que le habían diagnosticado cáncer de útero. Al enviudar, el oficial fue enviado a Europa –un poco como trabajo pero también como distracción- para que estudiase la evolución de algunos de los países, especialmente Italia, en los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial.

En Italia mantendría un intenso romance con Giuliana dei Fiori, veinte años menor que él, de la que se separó cuando regresó al país. Décadas más tarde, Perón le había pedido a Jorge Antonio que la localizase, pero no tuvo suerte. A pesar de los años transcurridos, él no la había olvidado.

Evita junto a su madre Juana Ibarguren(Fotografía X Museo Evita)

María Eva Duarte nació en Los Toldos el 7 de mayo de 1919. Era hija natural de Juana Ibarguren y de Juan Duarte, un estanciero y político que tenía su propia familia en Chivilcoy. Luego de 1926 cuando éste falleció en un accidente, la madre –que se ganaba la vida cosiendo para afuera-, Eva y sus hermanos Blanca, Elisa, Juan Ramón y Erminda quedaron desprotegidos y decidieron mudarse a la ciudad de Junín. Ella, a los quince años, viajó con su hermano Juan a Buenos Aires, porque su intención era la de convertirse en actriz.

La nebulosa alrededor del enlace tiene varios ribetes. Luego del 17 de octubre, la hoja donde se asentaba el nacimiento de Eva y que figuraba como Ibarguren fue arrancada del libro de actas por manos anónimas. En la partida que Evita presentó decía que había nacido en Junín el 7 de mayo de 1922. Figuraba como Eva María en lugar de María Eva. Y que se le agregó el apellido Duarte, y no Ibarguren, ya que era hija natural.

El lunes 22 de octubre fue el enlace por civil. Algunos dicen que fue en el registro de Junín, otros que el acto se celebró en casa de la novia, en la calle Arias 171 de esa ciudad; o que lo habían hecho en la Escribanía Ordiales, situada justo enfrente al domicilio de las Duarte. Y el historiador norteamericano Joseph Page asegura que se casaron en el departamento de la calle Posadas 1567, 4° B, en la ciudad de Buenos Aires.

Frente de la iglesia de San Francisco de Asís, donde se casaron Perón y Evita

Domingo Mercante y Juan Ramón Duarte fueron los testigos. El primero había tenido mucho que ver en la presentación de la pareja, que ocurrió el 22 de enero de 1944 en el Luna Park, en el festival artístico que se organizó para auxiliar a las víctimas del terremoto de San Juan. Le había facilitado un lugar al lado de Perón. El segundo era el hermano mayor de Eva.

En el civil él lució un traje gris; ella, un traje color marfil. El acta fue firmada por Hernán Antonio Ordiales, jefe de la Sección Primera del Registro Civil de Junín. “Estaban muy emocionados”, recordaría el escribano.

Luego del intento frustrado del 29 de noviembre, fijaron nueva fecha para el 10 de diciembre, en la misma iglesia.

Ese templo lo habían comenzado a construir en 1885 y fue el primero que tuvo la orden de los franciscanos en la capital bonaerense. Conserva una imagen de la Virgen con el Niño Jesús, una obra de arte de estilo bizantino del siglo 14, que fue traída de Europa por Eva Perón en su viaje de 1947.

En 1902, un incendio lo destruyó y fueron las gestiones del padre Pedro Errecart ante el entonces secretario de Trabajo y Previsión lo que posibilitó terminar en 1945 su torre. El cura, que se hizo amigo de Perón, fue clave para convencer a la pareja de casarse por iglesia.

Además, las gestiones se facilitaron porque Evita tenía especial predilección por los franciscanos. Cuando su final se acercaba, su mamá había propuesto enterrarla en la iglesia de dicha orden.

Ese lunes 10 de diciembre también había gente, pero decidieron ingresar por la puerta trasera. Los padrinos fueron Domingo Mercante y Juana Ibarguren, la madre de la novia. Ofició la ceremonia Fray Francisco Sciammarella.

Ella entró con un vestido floreado, que aún su familia conserva. También se confesaron. Él con el padre Bernardino Bermúdez y ella con el padre Fidel Salvador Rossell. El casamiento, celebrado a las ocho y media de la noche, quedó inscripto en el folio 297 del libro de actas parroquial.

Perón le regaló a su flamante esposa un collar de oro con un broche en forma de una flor.

La iglesia fue declarada, en 1975, monumento histórico provincial y desde 2011 monumento histórico nacional. Por años, simpatizantes peronistas la eligieron para dar el “sí, quiero”, como un acto de homenaje y reafirmación de fe partidaria.

Los recién casados fueron a pasar unos días a la quinta que Perón tenía en San Vicente. Rápidamente, regresó a la política. El 8 de diciembre la Unión Democrática había hecho un importante acto en la Plaza del Congreso y él dispuso hacer una concentración en la Plaza de la República para el 14. Se venía el Perón presidente.