PALM BEACH, Florida.- Sentadas sobre el borde de una pared de una escuela pública de Palm Beach, una docena de maestras espera desde temprano la llegada de Donald Trump. Tienen banderas de Estados Unidos y música a todo volumen con clásicos de la campaña del magnate, como Y.M.C.A. “¡Hoy será un gran día!”, se entusiasma una ellas, con la ilusión plena de que hoy el expresidente gane las elecciones ante Kamala Harris.
La expectativa era creciente antes de que llegara el líder republicano junto a su esposa, Melania, al Morton and Barbara Mandel Recreation Center, un predio privado a solo tres kilómetros de su mansión Mar-a-Lago, para sufragar.
“¿Cuándo llega? ¿Qué saben ustedes”, preguntan votantes y curiosos al nutrido grupo de periodistas de medios locales e internacionales. La caravana oficial llegará por la South Ocean Boulevard. Muchas personas se acercaron hasta allí para demostrar la fidelidad a su líder.
Xiomara Claudio, una cubana que llegó a Estados Unidos en 1963, no dudó un segundo en ir a esperar por Trump cuando se enteró dónde votaba. “No quiero que entre tanta gente a destruir el país como lo están haciendo, y a matar gente”, dice a LA NACION, al explicar que la inmigración es su principal razón para apoyar al republicano. “Tampoco queremos comunismo, ellos [por los demócratas] son el comunismo”, añade la mujer, vecina de Lake Worth y que nunca volvió a su país desde que salió. En su campaña, Trump insistió en catalogar a su rival de “comunista” y “marxista”–”Camarada Kamala”, le ha dicho-.
“Él es una persona que nos defiende. Yo soy católica y veo ahora cómo están atacando a la religión. También por el aborto, que lo quieren hacer libre y él lo quiere limitar. Y la frontera, es muy loco lo que está pasando. Hay una sola persona que puede tapar todos esos huecos. Es Trump”, dice la cubana Ana Ramos, que vive hace 40 años en Estados Unidos y se declara fanática de Javier Milei. “Con él, la Argentina es un país más libre, y ahora estamos esperando por Venezuela y después que caiga la dictadura de Cuba. Esa es la única esperanza”, afirma, y cierra con un “¡viva la libertad, carajo!”.
“Parece que estoy solo, pero somos muchos y estamos en todos lados”, dice a LA NACION uno de los policías locales que custodia el ingreso al centro de votación, en referencia a otros agentes de las fuerzas del condado y del servicio secreto “vestidos de civil”, aclara. Un helicóptero sobrevuela con regularidad el lugar, mientras junto a la entrada del predio no los partidos de tenis continúan como si nada pasara.
Carol Sullivan se acercó este mismo martes a votar porque no podía hacerlo de forma anticipada. ¿La razón? Hoy es su cumpleaños 18 y quedó formalmente habilitada. “Conozco mucho de Donald Trump. Fui a la escuela con su nieto Donnie (hijo de Donald Jr.) y me siento muy confiada y apasionada sobre por quién estoy votando. Leí mucha información de ambos candidatos y estoy muy contenta con mi decisión”, dice.
Entre una fila interminable de carteles con los nombres de la fórmula Trump-Vance, se cuela al final uno de Harris-Walz. “No pasa nada con eso. En este barrio Donald juega de local. ¡Come on Trump!”, agita un vecino que llegó para votar. No se registran filas y el trámite es normal, cuentan.
Curiosamente en Palm Beach, un condado con zonas de lujo al norte de Miami –sobre todo en su zona costera-, en las elecciones de 2020 Joe Biden le sacó una gran diferencia de votos a Trump (55,97% a 43,21%), aunque en el vecindario del Morton and Barbara Mandel Recreation Center (abierto de 7 a 19 para la votación) el apoyo al magnate sí es palpable.
David, un vecino del barrio que prefiere resguardar su apellido, salió de votar cerca de las 9.30, vestido con una remera con el logo de Trump 2024 en el frente y el eslogan Make America Great Again (MAGA) en la espalda. ¿No tuvo problema en entrar así a votar? “Algunos me odiaron un poco ahí adentro”, dice entre risas. “¿Pero qué me van a decir? Bajen la inflación y entonces me podré compra otra remera. O no la miren”, chicanea, en referencia al aumento del costo de vida durante el gobierno de Biden.
“Tuvimos más del 9% de inflación [interanual], es una locura. Necesitamos que vuelva Trump para controlar esto. No entiendo a la gente que vota a Harris después del desastre que hicieron los demócratas”, señala David, vestido con shorts y zapatillas deportivas blancas. “De acá me voy a hacer mi rutina con vista al mar, acá cerca. Es muy lindo”, añade. De fondo sigue la música del grupo de maestras. Suena “Yo voy a votar por Donald Trump”, al ritmo de salsa cubana.
Kim Dryer es otra vecina del barrio. Llegó para votar orgullosa con un pequeño muñeco de Trump tejido a mano por ella misma. “Tardé dos días, quería tenerlo para venir. Como ves, fue como hacer una escultura”, dice. “Todos tienen que tener algún motivo para sonreír hoy. Y estoy esperando que todo el mundo vote por Donald hoy”, añade.
Convertido en uno de los focos de la mañana en el día electoral, la habitual calma de Palm Beach se ve alterada por su actual vecino más ilustre. En los alrededores del predio hay algunas calles cerradas y estacionamiento restringido. También es más caótico cruzar los puentes que la conectan con el continente, entre los cortes para elevar la seguridad en Mar-a-Lago y el operativo montado alrededor del Centro de Convenciones local donde se hará el evento nocturno para esperar los resultados.