Imagen de archivo de señales de balizamiento en una carretera. (Dirección General de Tráfico)

Las señales circunstanciales y de balizamiento desempeñan un papel crucial en la regulación del tráfico en las carreteras de España. Según explica el Reglamento General de Circulación (RGC), estas señales, que pueden ser temporales o permanentes, son fundamentales para orientar a los conductores en situaciones especiales como obras, retenciones o la instalación de carriles especiales.

El artículo 144 del RGC clasifica estas señales en dos tipos principales: dispositivos de barrera y dispositivos de guía. Los dispositivos de barrera incluyen elementos como barreras fijas y móviles, paneles direccionales provisionales, banderitas, conos, luces rojas fijas y luces amarillas. Estos dispositivos son esenciales para gestionar situaciones que pueden alterar el flujo normal del tráfico, como el paso de trenes, transbordadores de vehículos, o la presencia de obstáculos en la calzada.

Por otro lado, los dispositivos de guía son los hitos viales, paneles direccionales permanentes, captafaros, balizas planas y cilíndricas y las barreras laterales. Son elementos permanentes que cumplen la función de orientar y guiar al conductor dentro de la calzada y los carriles. Estas señales marcan los límites de la vía, indican la presencia de curvas y el sentido de circulación, resultando especialmente útiles en situaciones de baja visibilidad, como durante la noche o en condiciones de niebla.

Desde alertas meteorológicas hasta incendios o retenciones

Estas señales son diversas en su forma y material, pudiendo ser reflectantes, luminosas, de metal, hormigón o plástico. Su función es variada, desde pequeños captafaros en el borde de la calzada hasta conos que delimitan carriles reversibles o adicionales, especialmente en la instalación de carriles especiales donde se utilizan aproximadamente 90 conos por kilómetro. Las luces amarillas, por ejemplo, son una excepción en cuanto a color, ya que la mayoría de estas señales son predominantemente rojas y blancas, lo que las hace fácilmente reconocibles para los conductores.

Los paneles de mensaje variable también entran dentro del grupo de señales circunstanciales. Se emplean para gestionar el tráfico en función de condiciones cambiantes y alertar a los conductores sobre posibles peligros, además de indicar normas y recomendaciones específicas para el tramo correspondiente. Según lo dispuesto en el catálogo oficial de señales de circulación, los textos y gráficos que se muestran en estos paneles abarcan una amplia gama de mensajes, desde advertencias sobre retenciones o mal tiempo hasta restricciones para vehículos pesados, alertas de incendios o mensajes de concienciación.

Las multas por no seguir las indicaciones de tráfico

Tráfico explica que las señales circunstanciales y de balizamiento son el segundo grupo en importancia en la jerarquía de señales de tráfico, solo superadas por las indicaciones de los agentes de tráfico. En tercer lugar se sitúan los semáforos y después las señales verticales y las marcas viales.

Saltarse una señal conlleva una falta grave que implica una sanción económica de 200 euros, quedando en 100 euros por pronto pago. Además de la multa, te pueden quitar hasta cuatro puntos del carnet de conducir por no respetar la señalización. Por retirar alguna de estas señales, la multa puede ascender desde los 3.000 hasta los 20.000 euros.