Desde la elección presidencial de los Estados Unidos en 1960 en la que John Fitzgerald Kennedy fue consagrado como el primer candidato de la era televisiva y, luego, su primer presidente, la aparición de los aspirantes a la Casa Blanca en la pantalla chica se convirtió en una tradición obligada durante la campaña electoral. El poder del medio que había, según los expertos, torcido el curso de aquella elección luego de que los votantes vieran al republicano Richard Nixon y a Kennedy debatir en la TV en vivo, lleva años en claro declive y sin embargo durante los últimos días de la actual campaña es uno de los terrenos en los que parece estar decidiéndose el futuro de la presidencia de los Estados Unidos.
Y aún así, el hecho de que anoche Kamala Harris, la vicepresidente demócrata que aspira a ser la primera mujer en ocupar la oficina oval, participara de un sketch en vivo del ciclo de comedia Saturday Night Live, sorprendió a muchos. Es que en principio el legendario productor del programa, Lorne Michaels había negado que los candidatos de este ciclo electoral fueran a aparecer en vivo. “No podemos traerlos porque las leyes electorales indican que todos los candidatos deben tener la misma cantidad de tiempo en pantalla en un determinado programa. No está permitido tener solo a los que van por delante en la contienda y hay muchos candidatos minoritarios que figuran en las boletas en ciertos estados y entonces se vuelve todo muy complicado”, le había dicho el productor hace algunas semanas a la publicación especializada The Hollywood Reporter.
Lo cierto es que la ley indica que los candidatos pueden solicitar esa igualdad de tiempo y espacio pero que no es una acción que las emisoras estén obligadas a tomar por su propia iniciativa. De todos modos, la cuestión es lo suficientemente controvertida como para que Brendan Carr, una de las integrantes del ente regulador de la radio y la televisión nombrada por Trump durante su presidencia, reclamara la falta de equilibrio entre los candidatos, asegurando, falsamente, que la aparición de Harris en SNL, violó la ley electoral.
No es la primera vez que un candidato a la presidencia participa en el programa que está celebrando su cincuenta temporada en el aire que en la Argentina se puede ver en la señal de cable Universal. Donald Trump y Hillary Clinton lo hicieron en 2015 y Barack Obama en 2007, pero en esta ocasión, a poco menos de tres días del cierre de los comicios, ya nadie esperaba lo que sucedió anoche. Los primeros minutos del programa que se emite en vivo desde el Rockefeller Center en Nueva York, estuvieron dedicados a un sketch que mostró los últimos mítines de los dos candidatos principales. Conocido como “cold open”, una denominación que hace referencia a esa secuencia “en frío” que da por iniciado el programa antes de que los títulos de apertura y el monólogo del conductor invitado de la semana pongan en marcha el envío oficialmente, anoche el segmento duró algo más de 8 minutos en los que se vio a Trump, interpretado por el sobresaliente imitador James Austin Johnson, en uno de sus actos de campaña visiblemente agotado y “jugando” con los micrófonos de un modo similar al que se vio hacer al verdadero candidato republicano en los últimos días.
Pero el momento más esperado llegó cuando le tocó al turno a Harris o más bien a Maya Rudolph, la actriz y graduada de Saturday Night Live que esta temporada regresó al programa que la hizo famosa para encargarse de la imitación de la vicepresidente que ya había realizado en el pasado. Sentada frente a un espejo antes de salir a hablar en su propio acto de campaña, la falsa Harris se enfrentó con la verdadera, la única persona que puede saber lo que se siente estar “en los zapatos de una mujer negra y de origen surasiático en ser candidata a presidente y, preferiblemente, nacida en la zona de la Bahía”. Entre los aplausos, las risas y la ovación del público en el estudio, el dúo interpretó un paso de comedia que incluyó referencias a la risa de Harris y un juego de palabras con su primer nombre, dos puntos de contención con la oposición republicana. “Solo estoy aquí para recordarte que vas a ganar”, le dijo Harris a su doble además de alentarla con una broma dirigida a Trump: “porque podés hacer algo que tu oponente no puede. Sabes como abrir puertas”, dijo la candidata en referencia a la imagen de Trump teniendo dificultades para abrir la puerta de un camión de basura que dio vuelta por los medios la semana pasada.
“En vivo, desde Nueva York, es Saturday Night Live”, exclamaron al unísono la actriz y la candidata, el conocido latiguillo que hace las veces de puntapié inicial del programa al que la vicepresidenta apostó como una de sus últimas estrategias para atraer a los votantes. Ahora habrá que esperar para ver si el plan da sus frutos y si la televisión abierta y en vivo sigue teniendo el mismo poder de alcance y convencimiento de sus tiempos de gloria.