VILLA GESELL.– Toneladas y toneladas de escombros se han movido. Placas de hormigón armado de varios metros cuadrados, en una sola pieza. El equivalente a casi la mitad de cinco o más de los diez pisos que tenía la torre principal del Apart Hotel Dubrovnik ya fueron retirados. Aun así, la mayoría de las personas que quedaron allí atrapadas siguen aparecer.
La recuperación de tres cuerpos y de un sobreviviente son hasta el momento parte del resultado del trabajo de más de 300 rescatistas, una misión que comenzó durante la madrugada del último martes. También sumaron el cadáver de un perro, mascota de una de los fallecidos, y varias pertenencias de las víctimas, desde mochilas hasta teléfonos.
Cinco días transcurrieron y, entre las decenas de familiares que permanecen en los alrededores día y noche, se empiezan a desvanecer las esperanzas de alguna novedad alentadora.
Todas las que recibieron desde el martes a media mañana, cuando bomberos cargaban en ambulancia a María Josefa Bonazza, la única que salió con vida de esa montaña de escombros, son malas o pésimas. O bien hablan de dificultades para acceder a los lugares marcados por los perros especializados, únicos indicios de rastros humanos entre pedazos de paredes y losas. O, peor aún, lo que llega es el llamado puntual para apartar a alguna familia y confirmarle que encontraron a alguien de los suyos sin vida.
Así ocurrió desde el miércoles. Primero, se informó el hallazgo de Federico Ciocchini, marido de Bonazza y huésped –al igual que ella– del aledaño complejo Alfio I, sobre el que impactó la torre al colapsar. Luego, cuando se dio con el cadáver de Rosa María Sfefanic, la exdueña del hotel que seguía viviendo allí. Y, ayer, el cuerpo de su sobrino Nahuel Stefanic, de 25 años, fue encontrado en un sector de escaleras, todavía con su teléfono celular en la mano.
El ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, confirmó este domingo que tras el desplazamiento de las piezas de mampostería de mayor tamaño lograron acceder a algunos de los sectores donde se alojaban los cinco desaparecidos identificados. “Estamos cerca de dar con otras dos víctimas”, dijo a TN sin hacer referencia alguna a posibilidad de hallarlas con vida.
Por estas horas, se busca a Dana Desimone, que habitaba en el mismo sector que Rosa y Nahuel, en el cuerpo delantero del edificio. También se intenta dar con Mariano Troiano, Ezequiel Matu y Matías Chapsman, que eran plomeros y se alojaban en la habitación 203 de la torre de diez pisos. En la 204 estaba Fabián Gutiérrez, carpintero, según declararon los capataces de las obras que se realizaban en el hotel en los días previos al derrumbe.
Se confirmó el hallazgo de mochilas y otras pertenencias de Dana. Incluso trascendió que los rescatistas habrían llegado hasta la dependencia donde se supone que se alojaba. Allí, aunque creen que están muy cerca, todavía no la encuentran.
Desde el viernes por la noche se trabaja con dos grúas: una de 450 toneladas y otra de 270. Uno de los avances que se logró fue encontrar un escenario más firme allí donde ya se despejó, dentro de lo que fue el hotel, una gran cantidad de mampostería. Así se empezó a operar también en ese sector con maquinaria pesada, entre ellas una pala mecánica pequeña, fundamental para agilizar el retiro sostenido de escombros.
Son pasos que se dan en la medida que se configura un contexto de seguridad. Los responsables del operativo destacan que, a pesar del fenomenal despliegue y el volumen de escombros sobre el que se trabaja, no han tenido personal lesionado. Apenas extenuado, porque el trabajo es intenso y con bajas cuotas de descanso.
“Se mantienen 450 personas de manera permanente en el operativo, con sus debidos reemplazos y tiempos de descanso”, dijo a LA NACION el titular de Defensa Civil de la provincia, Fabián García. “Las familias de las víctimas están especialmente cuidadas por un equipo interdisciplinario de trabajadores sociales y psicólogos”, recordó sobre el otro costado del operativo, que tiene que ver con la contención.
Una labor que los familiares de las víctimas todavía desaparecidas reconocen, pero no termina de conformar. Porque más allá de la buena atención están a la espera de saber qué fue de los cinco que todavía siguen sepultados entre lo que quedó del edificio, y esas precisiones se demoran.
Seis detenidos
“Esto no es un accidente, esto no fue un derrumbe por un accidente. Esto fue una negligencia de arquitectos, de personas que llevaron a eso”, acusó Silvana Perhuac, la madre de Nahuel, uno de los fallecidos. “Mi hijo no murió porque fue aplastado por un derrumbe por algo natural”, dijo a los medios en vísperas del velatorio de los restos del muchacho que se había ido a vivir con su tía hace seis años, cuando sus padres se separaron.
Apunta a profesionales que estuvieron trabajando en el lugar. Uno de ellos, el arquitecto Jorge Bonavita, se sumó a la lista de seis detenidos que tiene la causa judicial impulsada por la fiscal Verónica Zamboni, que los acusa de estrago doloso agravado por muerte. Los otros cinco son tres contratistas y dos obreros.
En la causa se apunta a este profesional y a otra colega como responsables de dar órdenes sobre las obras por realizar en el hotel. “Seguíamos órdenes de los arquitectos”, declaró Sergio Paco, uno de los contratistas. Apunta primero a Bonavita y luego a una arquitecta que, durante la indagatoria, identificó como María Paula Lagraña. “Se encontraba en el lugar con el dueño Antonio”, puntualizó en tribunales. Se referiría a Antonio Juan Manuel Arcos Cortés, presidente de Parada Liniers, la firma que le había comprado el apart a Rosa Stefanic.
Sergio Paco, hijo de Celso, también detenido en esta causa, reconoció que recibieron una orden de detener obras allá por agosto. Fue mediante una notificación municipal. “Me dijeron que continuara con la obra, que siguiéramos hasta que no viniera una orden de arriba”, respondió cuando le preguntaron por qué no detuvieron los trabajos. Dijo que siguió órdenes de Jorge, que sería el arquitecto. “Me dijo que eso lo tenía que solucionar Paula, la arquitecta”, agregó.