En un paréntesis de la “interna silenciosa” que la separa de la Casa Rosada, la vicepresidenta Victoria Villarruel compartió con el ministro de Defensa, Luis Petri, la llegada de la Fragata Libertad, que completó el 52° viaje de instrucción de los guardiamarinas egresados de la Escuela Naval Militar. Con su presencia, ambas autoridades políticas mostraron un gesto de respaldo a uno de los símbolos más caracterizados de la Armada. Pese a esa señal, el Gobierno no distribuyó fotografías en conjunto entre Petri y Villarruel, lo que en fuentes castrenses se interpretó como un signo de frialdad.
El arribo del buque insignia de la Armada reunió a familiares y amigos de los marinos en el Apostadero Naval Buenos Aires, en la Dársena Norte del puerto de la ciudad. Junto a Villarruel y Petri estuvo el jefe de la Armada, vicealmirante Carlos María Allievi, y otras autoridades navales.
La trituradora de ministros opera a toda máquina
Hija del capitán Eduardo Villarruel, que combatió en la Guerra de Malvinas, la vicepresidenta es nieta del contralmirante Laurio H. Destéfani, recordado oficial naval e historiador, fallecido en 2017, que durante varios años dirigió el Departamento de Estudios Históricos Navales de la Armada. La vicepresidenta sumó su presencia al arribo de la Fragata Libertad y, en un mensaje en la red social X, recordó en la fecha dedicada al Día de los Muertos, a los caídos por la patria. “Vaya mi homenaje, recuerdo y gratitud para todos los argentinos que dieron su vida por nuestra nación y el abrazo a sus familias que entregaron su mayor tesoro al país”.
Petri había encabezado en julio pasado la zarpada de la Fragata Libertad, cuando animó a la tripulación a actuar como embajadores de los tiempos de cambio en la Argentina. “No solo van a recibir la instrucción oficial como guardiamarinas, sino que también van a representar al país como verdaderos embajadores de la patria en cada puerto en que se encuentren. Van a poder contarle al mundo la historia de nuestro país, de nuestra cultura, de nuestras luchas y de lo que estamos viviendo”, señaló ese día el ministro.
En la última escala del viaje –el jueves último, en Montevideo- el vicealmirante Allievi fue condecorado por la Armada de Uruguay, en un acto realizado a bordo de la embarcación. Con los ánimos de su tripulación en alto, la Fragata emprendió su última etapa, con destino final Buenos Aires.
Al mando del capitán de navío Adolfo Rodrigo Ureta, la Fragata Libertad recorrió siete países, en un trayecto de 105 días. La tripulación -formada por 27 oficiales, 64 Guardiamarinas en Comisión y 185 suboficiales- visitó los puertos de Fortaleza (Brasil), San Juan (Puerto Rico), Baltimore (Estados Unidos), Bridgetown (Barbados), Recife (Brasil), Río de Janeiro (Brasil) y Montevideo (Uruguay), en un recorrido de 12.930 millas náuticas de navegación.
En la última escala del viaje –el jueves último, en Montevideo- el vicealmirante Allievi fue condecorado por la Armada de Uruguay, en un acto realizado a bordo de la embarcación. Con los ánimos de su tripulación en alto, la Fragata emprendió su última etapa, con destino final Buenos Aires.
Viajaron a bordo invitados del Ejército, la Fuerza Aérea, la Prefectura Naval e institutos de formación y representantes de las Marinas de Bolivia, Brasil, Chile, España, Italia y Japón, entre otros países.
El objetivo del viaje de instrucción es que los cadetes se adapten a las particularidades, costumbres y tradiciones de la vida a bordo, desarrollando a su vez la práctica efectiva de las actividades profesionales, cuyo sustento académico proviene de los conocimientos impartidos en la Escuela Naval Militar.
La Fragata Libertad tiene 104 metros de eslora, su manga es de 14,3 metros, con una superficie total de 2652 m² de velamen, 3635 toneladas de desplazamiento a carga completa y una altura máxima en su palo mayor de 50 metros. Su mascarón de proa, que representa la República y su sentimiento arraigado de libertad, es una obra de arte del escultor español Carlos García González, recientemente fallecido.