Atravesado por una severa crisis, con cortes en las prestaciones y una deuda que superaría los $90.000 millones, presentó su renuncia el presidente del Instituto Obra Social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (Iosfa), el médico mendocino Oscar Sagás, que acompañaba desde el inicio la gestión del ministro de Defensa, Luis Petri.
Según pudo saber LA NACION, el ministro Petri le pidió la renuncia a Sagás por los cortocircuitos en la relación con el Directorio, que “ya era insostenible”.
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Para reemplazar a Sagás asumirá el contador Roberto Fiochi, también de Mendoza y con fuertes vínculos con Petri. Hasta ahora se desempeñaba como presidente del Instituto de Ayuda Financiera para Pago de Retiros y Pensiones Militares (IAF). En sus redes sociales, Fiochi se define como “liberal, democrático, republicano y antipopulista”.
El malestar por los resultados de una gestión que el propio Sagás definió en su carta de renuncia como “compleja y desgastante”, habría llegado a los jefes de las fuerzas militares, que dejaron trascender su preocupación por el riesgo de quiebra que amenaza a la obra social, que reúne más de 600.000 afiliados. En los últimos meses, en los que Sagás intentó avanzar con un plan de tercerización de las prestaciones, se agravó el enfrentamiento con el Directorio de la institución, integrado por representantes del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, las fuerzas de seguridad y el personal civil.
Sectores militares le imputan responsabilidad a Sagás por el manejo de la administración de la obra social, que a lo largo de su gestión habría quintuplicado su deuda, de $18.000 millones a más de $90.000 millones. Algunas proyecciones advierten que la suma podría ser superior y triplicar los ingresos que recibe mensualmente por el cobro de las cuotas a los afiliados.
En la nota dirigida al ministro Petri, Sagás atribuye el grave deterioro de la situación que enfrenta la obra social de los militares a la profundización de la crisis del sector de la salud. “Desde enero de 2024, los medicamentos y prestaciones de salud aumentaron más de un 300%, así como las prácticas médicas, frente al incremento de los ingresos de la obra social, que alcanzó el 80 por ciento”.
Satisfacción e inquietud
Fuentes militares consultadas por LA NACION expresaron su satisfacción por la salida de Sagás, pero transmitieron su preocupación por “el nombramiento de otro político y no de un militar, como se viene reclamando”. En las Fuerzas Armadas reivindican que la obra social pertenece a los militares, que financian el sostenimiento de la institución, y no corresponde que sea manejada por sectores de la política.
Los motivos expuestos en la renuncia de Sagás también generaron “un foco de malestar” en la familia castrense, por cuanto el presidente saliente responsabiliza a las Fuerzas Armadas de su fracaso y no se hace cargo de la desastrosa gestión de casi un año”.
Además de la abultada deuda e irregularidades en la administración de la entidad, varios miembros del directorio de Iosfa le cuestionanon a Sagás distintos nombramientos de colaboradores procedentes de Mendoza en cargos gerenciales y puestos de conducción, con gastos adicionales por vuelos semanales a la provincia y desarraigo, entre otros conceptos solventados con fondos de la institución.
La obra social de los militares, que históricamente manejaba cada fuerza, se concentró en un ente autárquico -el Iosfa- en 2013, durante el gobierno de Cristina Kirchner, mediante el decreto 637 de ese año. Desde entonces se mantiene el reclamo en favor de que la obra social sea conducida por los propios militares. Después de 11 años, en los altos mandos de las Fuerzas Armadas entienden que es necesario plantear “la devolución del manejo de la obra social a sus afiliados”.
Argumentan que Iosfa es “la única obra social que no recibe aportes extraordinarios del Estado –se mantiene con las cuotas de sus afiliados- y es también la única que se encuentra intervenida por la política”.