No puede, no se le cae una idea. Entonces, la lógica del final del espectáculo es inevitable. Silbidos para todos. Huracán empató sin goles con Gimnasia y sigue tan lejos y tan cerca de Vélez, el líder, que esta noche se cita con Argentinos, en la Paternal. Jugó con una declaración de principios: así, será imposible pelear por el título hasta el final.

Wanchope jugó al solitario, lejos de todos

Huracán avanza, se estanca y retrocede. Todo ese combo se mantiene inalterable a lo lago de la Liga Profesional, en la que es uno de los protagonistas estelares. No brilla, de vez en cuando juega bien, pero al menos no desentona en el gris andar de un torneo de bajo vuelo, con 28 equipos. La mayoría, ya no juega por prácticamente nada.

Los últimos resultados pintan de cuerpo entero al Globo de Frank Kudelka, que de todos modos mantiene en alto la ilusión. Empató 1-1 con Godoy Cruz, les ganó 3-1 a Sarmiento y 1-0 a Unión, quedó eliminado con Central Córdoba, de Santiago del Estero, por la Copa Argentina y empató sin goles con el mismo rival, un puñado de días después.

Esta vez, al menos, el desarrollo fue sereno, tranquilo: prácticamente no ocurrió nada. Todo lo contrario al lunes pasado. Cuando hubo protestas, peleas, incidentes, dentro y fuera del campo de juego. Así, es muy difícil ganar, pelear por el campeonato. Huracán empató sin goles con Central Córdoba, aunque al menos hizo todos los méritos por alcanzar la victoria.

Aquella noche, el espectáculo fue caliente. De principio a fin. Huracán reclamó, protestó, estuvo fuera de foco en casi todo el desarrollo. Es imposible pelear el campeonato con una energía negativa, que evidentemente se traslada sobre el campo de juego. Wanchope Abila reclamó penal por una mano de Yonatthan Rak, pero el árbitro Nazareno Arasa, luego de ver detenidamente la acción en la pantalla del VAR, decidió no sancionarlo. En una primera instancia, el disparo del delantero pegó en el brazo izquierdo, que estaba elevado, pero en el momento del impacto, se encontraba pegado al cuerpo.

Alan Soñora amaga y pierde la pelota

Para peor, fue expulsado Walter Mazzantti a los 14 minutos del segundo capítulo, por un planchazo sobre Sebastián Valdez. Roja indiscutible. El delantero había ingresado en esa misma etapa, en reemplazo de Cesar Ibáñez. Huracán se descontroló aún más. La gente, los jugadores, hasta Frank Kudelka, fuera de sí y expulsado otra vez. Dirigió el final del partido con un celular en la mano, en un escondite del Palacio. Los hinchas arrojaron de todo. La tensión siguió hasta el final, con un disparo que chocó en la nuca de Juan Meli y todo el Mundo Huracán también reclamó penal.

El Globo sigue ahí, segundo, pero las fechas pasan y se escapan las chances de inquietar a Vélez en la lucha por el título. Le cuesta todo un triunfo. No tiene gol.

Esta vez, una asombrosa serenidad aplastó a todos. Hinchas, jugadores, cuerpo técnico, dirigentes. Debía ganar para alcanzar a Vélez, que un rato más tarde se enfrentaba con Argentinos, en La Paternal. Desabrido, inconexo, Kudelka dispuso de dos cambios en el entretiempo. Alarcón en lugar de Fértol y Ramírez por Soñora. Once minutos después, Alfonso ingresó por Cabral. Todos intérpretes ofensivos, para cambiar una historia que estaba torcida, frente a un limitado rival.

Un zurdazo cruzado de Ramírez encontró una buena respuesta de Ledesma, el seguro arquero del elenco platense. Un tiro de Abila viajó a las nubes. Y los silbidos a modo de despedida. Para todos, justo en su cumpleaños número 116.