El humo se eleva en el cielo después de unos bombardeos en la línea del frente, en la región de Dombas (REUTERS/Gleb Garanich)

El conflicto en el este de Ucrania sigue evolucionando con nuevas dinámicas que desafían las expectativas iniciales. Por gran parte de 2023, el frente permaneció mayormente estático, marcado por ofensivas fallidas de ambos bandos. Sin embargo, el escenario ha cambiado drásticamente en los últimos meses. Las tropas rusas, que habían sufrido estancamientos y pérdidas significativas, están ahora avanzando a un ritmo sorprendente, logrando sus mayores conquistas territoriales desde el verano de 2022. ¿Qué ha provocado este cambio? La presión sostenida y una serie de factores estratégicos han comenzado a hacer mella en las defensas ucranianas.

En octubre, las fuerzas rusas lograron capturar más de 414 kilómetros cuadrados de territorio en el Donbas, una región que se ha convertido en el epicentro del conflicto actual. Estos avances incluyen la caída de posiciones clave como Vuhledar y Selydove, que antes funcionaban como bastiones importantes para la defensa ucraniana. Según expertos militares, estos movimientos han permitido al ejército ruso consolidar su posición y asegurar puntos estratégicos en la región.

La toma de Selydove representa un hito importante, ya que esta localidad protegía el flanco sur de Pokrovsk, un centro logístico crucial para el suministro de las tropas ucranianas. El avance ruso hacia esta área parece ser parte de una estrategia más amplia para controlar las principales rutas de abastecimiento y complicar los esfuerzos defensivos de Ucrania.

Un dron muestra edificios destruidos en la ciudad de Chasiv Yar, en la región ucraniana de Donetsk (NGU/via REUTERS)

Con la mira puesta en Pokrovsk, Rusia busca obtener una ventaja estratégica que podría cambiar el curso del conflicto en el Donbas. Esta ciudad no solo sirve como un nodo logístico vital, sino que también es un punto de apoyo para el movimiento de tropas y materiales ucranianos en la región. La pérdida de Pokrovsk supondría un golpe significativo para la capacidad de Ucrania de mantener sus posiciones en el frente oriental.

El experto militar Pasi Paroinen, de la organización Black Bird Group con sede en Finlandia, describe la situación en el sureste del Donbas como una rápida degradación de las líneas ucranianas. “La situación se deteriora rápidamente”, afirmó a The New York Times, destacando que, aunque los avances rusos pueden parecer graduales, su impacto estratégico es profundo. La capacidad de Rusia de aislar y debilitar áreas clave en el Donbás ha sido crítica en este desarrollo.

Cambio en la situación del frente

Chasiv Yar, provincia de Donetsk, Ucrania: un gran cráter frente a los restos de un edificio de apartamentos en Chasiv Yar (Madeleine Kelly / Zuma Press)

El éxito ruso reciente contrasta con la inmovilidad que definió gran parte del año pasado. Durante 2023, tanto Rusia como Ucrania lanzaron ataques ambiciosos, pero con pocos resultados tangibles. Sin embargo, la presión constante de las fuerzas rusas ha comenzado a debilitar a las tropas ucranianas. El agotamiento y la sobrecarga han hecho que ciertas posiciones sean insostenibles para los defensores, lo que ha facilitado la captura rusa de áreas estratégicas.

Este desgaste gradual ha resultado en que las fuerzas ucranianas estén ahora más dispersas y menos capaces de responder rápidamente a los múltiples puntos de crisis creados por las tácticas rusas. Estas circunstancias se complican aún más con la falta de refuerzos bien preparados, lo que ha permitido a Rusia explotar cualquier debilidad en la línea defensiva.

Déficit de personal y debilidades ucranianas


El presidente ucraniano Volodimir Zelensky recibe información sobre la situación a lo largo de la línea defensiva (Europa Press)

La situación de las tropas ucranianas es crítica. En respuesta a las crecientes necesidades en el frente, Oleksandr Lytvynenko, secretario del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional de Ucrania, anunció un nuevo reclutamiento de 160.000 soldados con el objetivo de aumentar la dotación de las unidades al 85 por ciento. Sin embargo, los expertos subrayan que el problema va más allá de la cantidad. Muchas de las tropas que actualmente defienden el Donbas pertenecen a las Unidades de Defensa Territorial, conformadas principalmente por civiles que, aunque valientes y dedicados, carecen de la formación y el equipamiento de los soldados profesionales.

El analista Vincent Tourret, de la Fundación Francesa para la Investigación Estratégica, enfatizó que la retirada de unidades veteranas hacia el Óblast de Kursk para otras ofensivas ha debilitado aún más la capacidad defensiva de Ucrania en Donbas. Las posiciones que antes eran defendidas por unidades experimentadas ahora están a cargo de personal con menos experiencia, que se enfrenta a bombardeos intensos y asaltos constantes.

Además de la falta de personal capacitado, Ucrania enfrenta dificultades logísticas. Las fuerzas rusas han aprovechado tácticamente el agotamiento ucraniano mediante un uso intensivo de bombas guiadas y amenazas de cerco. Estas tácticas obligan a las tropas defensoras a retirarse, como ocurrió en Selydove, dejando vulnerables áreas importantes como Pokrovsk.

El terreno en el sureste del Donbas ha sido un factor adicional. A diferencia de regiones más urbanizadas, donde las tropas ucranianas podrían formar una defensa más robusta, las áreas conquistadas recientemente por Rusia carecen de fortificaciones naturales. Después de tomar Vuhledar, las fuerzas rusas se encontraron con un terreno abierto que facilitó su avance sin obstáculos significativos.

La rápida sucesión de avances rusos en el Donbas ha cambiado de manera notable la dinámica del conflicto, mostrando cómo la presión sostenida y las tácticas de desgaste pueden dar resultados inesperados. Este escenario deja una lección clara: el equilibrio estratégico en esta guerra sigue siendo extremadamente frágil, y cada nuevo avance puede tener implicaciones significativas tanto para la geopolítica regional como para el futuro de la propia Ucrania.