Bruno Fernandes de Souza ya no sonríe como en sus días felices bajo el cielo del Maracaná. Tiene la cara seria. Luce nervioso. Se tropieza, por momentos, al hablar. En la sala del juicio se escuchan murmullos. Afuera del tribunal, un montón de los que alguna vez lo aplaudieron por sus atajadas para Atlético Mineiro, Corinthians o Flamengo ahora le gritan “asesino”. Y lo repiten hasta la disfonía. Pronto se conocerá la sentencia: 22 años de prisión por el asesinato, secuestro y ocultamiento del cadáver de Eliza Samúdio, la madre de su hijo Bruninho. El crimen ocurrió en 2010, y el caso causó conmoción en Brasil como consecuencia de la popularidad del futbolista.

La escena se puede ver en el crudo documental ofrecido por Netflix y titulado La víctima invisible: el caso Eliza Samudio. Y es un caso paradigmático de un fenómeno que no es nuevo, pero que sí es creciente: futbolistas asociados al delito, muchas veces -sobre todo en este tiempo en el que las víctimas ya no callan- contra mujeres.

Desde aquella sentencia, sin embargo, la situación procesal y carcelaria de Bruno Fernandes fue oscilando. En 2017, fue beneficiado con un habeas corpus que le permitió salir en libertad, pero tuvo que volver a prisión pocos meses después. Dos años más tarde, su pena fue conmutada a un régimen de semilibertad, lo que le permitió trabajar durante el día y regresar a la cárcel por la noche.

Ya más cerca en el tiempo, la Justicia le dio la posibilidad de dormir en su casa, con la obligación de presentarse regularmente ante la Secretaría de Administración Penitenciaria de Río de Janeiro. Bruno incluso retomó -de algún modo- su carrera deportiva.

En días recientes fue anunciado como refuerzo de un equipo amateur, el União do Bom Destino, en Espírito Santo. Según reportes de medios locales, el arquero también trabaja en una mueblería como vendedor.

Benjamin Mendy, campeón del mundo en desgracia

Benjamin Mendy, con Kun Agüero, durante un partido de Manchester City en 2020

Benjamin Mendy sabe cuánto pesa la Copa del Mundo. En el Rusia 2018, este defensor francés jugó un partido para el seleccionado francés que obtuvo su segundo título mundial. Entonces, ya jugaba para Manchester City, club con el que ganó once títulos. En síntesis, un jugador de élite.

En 2021 fue acusado de cuatro cargos de violación. En primera instancia, tras pasar por los tribunales, fue encontrado culpable y quedó preso. En el primer mes de 2022 salió en libertad bajo fianza. Y el año pasado fue absuelto (no se encontró prueba suficiente para sostener la acusación) de todas las imputaciones.

Se perdió completa la temporada 22/23 y en la campaña pasada fichó para Lorient, de la Ligue 1 de su país. Pero siguió yendo a los tribunales, ahora como demandante: le reclama al City por no pagarle su salario (7 millones de dólares anuales) mientras esperaba el juicio. Su argumento: sus fiestas, que habían sido objeto de las acusaciones, contaron con la participación de otros compañeros del equipo; también, que se le quitó su salario de forma injusta. La semana pasada, el lateral se presentó en un jurado donde ofreció declaraciones para continuar con la demanda.

Dijo: “Varios jugadores del primer equipo de Manchester City, incluido el capitán, estuvieron presentes en las fiestas a las que asistí y organicé. Todos bebimos alcohol, todos tuvimos relaciones casuales con mujeres, todos incumplimos las restricciones por la COVID-19. Esto no excusa mi comportamiento, pero me parece injusto que Manchester City me haya señalado de esta manera. La única diferencia entre mis compañeros y yo es que fui acusado falsamente de violación y humillado públicamente”. Continuó: “Solo me gustaría enfatizar que, en el momento en cuestión, no estaba haciendo nada diferente a varios de los jugadores del primer equipo de Manchester City”. Mendy fue suspendido por el club de la Premier League en agosto de 2021.

En foto del 19 de diciembre del 2022, el jugador del Manchester City Benjamin Mendy llega a la corte del Condado de Chester Crown para el juicio en su contra después de que varias mujeres lo acusaron de violación y abuso sexual

Mendy -también jugador del Le Havre, Olympique de Marsella y Monaco- no quiso dar los nombres, aunque ofreció algunas referencias inequívocas. Algunos medios franceses y británicos armaron sus listas de las fiestas problemáticas: Fernandinho, Vincent Kompany, David Silva, Kyle Walker.

En su demanda, insistió: “Estaba tan preparado, dispuesto y capacitado para cumplir con mis obligaciones como los otros jugadores del Manchester City que sabía que asistían a las fiestas y, por cuenta del Manchester City, actué de manera imprudente. Sin embargo, no tengo conocimiento de que el Manchester City haya reducido o suspendido el salario de ninguno de los otros jugadores, incluso cuando era de conocimiento público que dichos jugadores habían asistido a las fiestas. Por lo tanto, creo que es increíblemente injusto que el Manchester City me haya discriminado del resto del equipo cuando no estaba haciendo nada diferente al resto del equipo”.

Ante las dificultades económicas que manifestó tener, hubo tres excompañeros del City que colaboraron con él: Bernardo Silva, Riyad Mahrez y Raheem Sterling.

Adam Johnson, de la luz a la oscuridad

Adam Johnson, en tiempos de Manchester City, en 2010; Zabaleta, Touré y David Silva celebran su gol

Adam Johnson también jugaba en Manchester City, donde fue campeón tres veces entre 2010 y 2012. Mediocampista o extremo, estaba llamado a ser un figura de la Premier League. Ya había jugado 12 partidos para el seleccionado inglés. Pero lo que parecía un recorrido de luces se transformó en oscuridad.

Lo hechos: el 2 de marzo de 2015, cuando Johnson ya jugaba para Sunderland, fue arrestado tras ser descubierto manteniendo relaciones sexuales con una menor de 15 años. Contaba entonces el reporte de la BBC: “La policía de Durham dijo que el hombre fue interrogado en una estación cercana a su casa y luego salió bajo fianza. Sunderland señaló que el jugador fue suspendido a la espera del resultado de la investigación”. El diario The Sun ya había ofrecido la noticia con un largo desarrollo y lujo de detalles.

Ya en febrero de 2016 se declaró culpable de los cargos de actividad sexual con menores y de grooming. También, por posesión de pornografía animal. El 24 de marzo de 2016 fue sentenciado a 6 años de cárcel. Ese mismo día, detalló el Daily Mail: “Además, se supo que visitaba con frecuencia un sitio web llamado Nice Young Teens, que muestra fotografías de chicas de poco más de la edad de consentimiento y bromeaba sobre tener sexo con mujeres en el capó de su coche. También se reveló que mientras su novia estaba embarazada de su primer hijo, Johnson organizaba regularmente sesiones sexuales dentro y sobre el capó de su vehículo Range Rover de 80.000 libras”.

El 22 de marzo de 2019 abandonó la cárcel tras haber cumplido la mitad de su condena. Los medios no se volvieron a encargar de él.

Dani Alves, la leyenda rota

Dani Alves, en el banquillo de los acusados

Dani Alves fue uno de los mejores socios de Lionel Messi en el campo de juego en sus días compartidos en el Barcelona. También fue uno de los grandes laterales derechos de la prolífica historia del fútbol brasileño. En su carrera ganó todos los títulos posibles menos la Copa del Mundo (aunque con Brasil obtuvo el Mundial Sub 20, la medalla de oro olímpica, dos Copas América y dos Copas de Confederaciones). En total acumuló en su palmarés 43 títulos (es el segundo futbolista con más consagraciones colectivas, sólo detrás de su amigo rosarino). Celebró en todos los clubes en los que jugó: Bahía, Sevilla, Barcelona, Juventus, PSG y San Pablo.

Pero la racha se cortó en la UNAM, de México, por motivos ajenos al campo de juego. En enero de 2023, Alves declaró en Barcelona sobre la acusación de violación realizada por una mujer de 23 años, quien detalló que había sido atacada en la discoteca Sutton. Tras la declaración, la jueza decretó la prisión preventiva del fútbolista y sin derecho a fianza. Para tomar la decisión se basó en las pruebas forenses (lesiones compatibles con una pelea y líquido seminal), incoherencias en el descargo realizado por Alves y el alto riesgo de fuga.

Fue detenido e ingresado en el Centro Penitenciario Brians 1 y, posteriormente trasladado, por razones de seguridad, al Brians 2. Entonces, la UNAM le rescindió el contrato.

El periódico catalán Ara, accedió a las cámaras de seguridad y obtuvo el video en el cual se veía cómo acosaba a la mujer y cómo la encerró en el baño. También se observa que la joven salió llorando, mientras se señalaba su rodilla lastimada.

Dani Alves y Messi, en los tiempos de gloria en Barcelona

El mundo se le cayó encima: en marzo de 2023, su pareja Joana Sanz, anunció el fin de su relación con el futbolista. En junio del año pasado se le negó nuevamente la libertad provisional por riesgo de fuga.

Ya este año, en febrero, se realizó el juicio. Alves resultó condenado por violación a 4 años y 6 meses de prisión. El tribunal optó por la pena mínima, porque el acusado “se ha mostrado conforme a indemnizar a la víctima por encima de los parámetros habituales en este tipo de delitos”. Siguieron los golpes para el futbolista: conocida la sentencia, el Barcelona le retiró la condición de “Leyenda del club”.

En marzo, los abogados de Alves solicitaron libertad provisional, que fue concedida bajo fianza de un millón de euros, la entrega de sus dos pasaportes, español y brasileño y la prohibición de acercarse o comunicarse con la víctima. Finalmente, el 25 de marzo, después de pagar la fianza, Alves salió de la cárcel.

Peter Storey, de celebridad a estafador

Peter Storey en Arsenal, 1976

Peter Storey fue un bravo defensor o mediocampista central en el Arsenal durante doce temporadas. Disputó 391 partidos, hizo nueve goles y se consagró campeón de lo que ahora conocemos como Premier League y de la FA Cup en la misma temporada, 70/71. The Double, el deseado doblete. También aportó su rudeza al seleccionado inglés entre 1971 y 1973. Era una celebridad.

Pero su vida comenzó a desmoronarse en 1975 después de que firmó un contrato de alquiler por tres años en el pub Jolly Farmers en Southgate Road, al norte de Londres. En aquella época era común que los futbolistas invirtieran en pubs. De hecho, varios de sus compañeros del Arsenal habían hecho lo mismo. El negocio de moda. Su matrimonio con Cathy se vino abajo cuando pasó más noches en su pub, con el atractivo de la bebida y las mujeres, que en casa con su esposa. Se volvió más dependiente del alcohol cuando su carrera en Arsenal llegó a su fin. También invirtió en una empresa de minitaxis en Newington Green. Fue un fracaso.

La vida nocturna frecuente lo acercó al mundo del hampa. Primero ayudó a un grupo de delincuentes locales, los hermanos Barry, a falsificar dinero. Storey se encargaba, sobre todo, de su almacenamiento. Fue arrestado y, mientras estaba bajo fianza, instaló un burdel llamado Calypso Massage Parlour con tres mujeres para tratar de recaudar suficiente dinero para huir a España y evitar su juicio por conspiración para producir dinero falso.

Fue arrestado y se declaró culpable de mantener un burdel el 22 de diciembre de 1979, y se le impuso una multa de 700 libras y una sentencia suspendida de seis meses. También fue encarcelado brevemente por desacato al tribunal después de no presentarse a sus audiencias de quiebra.

Siguió el periplo entre delincuencial y carcelario. En septiembre de 1980, el juicio por conspiración para producir dinero falso finalizó y Storey fue condenado a tres años de prisión. Cumplió su condena en Wandsworth y Spring Hill. En abril de 1982 le impusieron una condena suspendida de 12 meses por robar dos coches que tenía mientras dirigía su fundida empresa de minitaxis.

Después de un tiempo cobrando prestaciones por desempleo, trabajó en un puesto del mercado en Portobello Road. En 1990, fue encarcelado durante 28 días por intentar importar 20 videos pornográficos de Europa que había escondido en una rueda de repuesto. Las tentaciones podían con él.

Tras su liberación, trabajó como conductor de minitaxi en Islington. Pasó 1995 en Estambul trabajando como chofer para Hamad bin Khalifa Al Thani -el Emir de Qatar entre 1995 y 2013, uno de los impulsores de que el Mundial pasado se disputara en su país- y su séquito. En 2004, se mudó a un pueblo cerca de Toulouse, en el sur de Francia. Entonces, por necesidad, vendió buena parte de sus medallas y recuerdos de fútbol por 20.000 libras.

Ya en 2010, intentó con la literatura: publicó su autobiografía, True Storey: my life and crimes as a football hatchet man. Algo así como su verdadera historia de vida y de crímenes. La idea de fondo era hacer una película a partir de sus confesiones. Pero el proyecto fracasó. Al menos por ahora…