Gisèle Pelicot, que durante una década fue supuestamente drogada por su marido y sometida a violaciones de decenas de hombres, ha reconocido este miércoles durante el juicio que examina los hechos que es «una mujer totalmente destruida» y por primera vez se ha dirigido al principal acusado, recalcando el largo tiempo que habían pasado juntos y lamentando una «traición inconmensurable».

«¿Cómo me pudiste traicionar así? Dejar que estos desconocidos entrasen a nuestra habitación»», ha dicho, durante un turno de palabra en el que ha señalado que, cuatro años después de enterarse de los abusos a los que era sometida, aún no ha sido capaz de procesar y entender los motivos. La víctima, sin embargo, ha evitado mirar directamente a su exmarido, a quien ha llamado por su nombre de pila, Dominique, por la «carga emocional».

Medio centenar de personas se sientan en el banquillo durante un juicio que se desarrolla en Aviñón con público y en el que han llegado a verse vídeos que acreditan las violaciones. Gisèle Pelicot, pese a sentirse «herida» y «cuestionada» durante las ocho semanas que dura ya el proceso, ha defendido su decisión de que las vistas no se desarrollen a puerta cerrada.

«Cuando tomé la decisión, fui consciente de que no debía tener vergüenza. De que no podía reprocharme nada», ha subrayado, en alusión a los abusos sufridos en el domicilio familiar de la pequeña localidad de Mazan al menos entre los años 2011 y 2020, según el testimonio recogido por los medios franceses.

«50 AÑOS DE VIDA EN COMÚN»

Echando la vista atrás, ha recordado los «50 años de vida en común» con su ya exmarido, con quien tuvo tres hijos. «Eras un padre atento», con quien compartir «momentos difíciles, vacaciones, cumpleaños, Navidades», ha indicado, en el relato del que sería un matrimonio normal antes de que la Policía citase a la mujer, que ahora tiene 71 años, para alertarle de las prácticas de su pareja y hombres para ella desconocidos.

Gisèle Pelicot siempre ha defendido que quería exponer el juicio y a los acusados con el objetivo de ayudar a otras víctimas de sumisión química y abusos y ha utilizado su propio caso para recalcar de nuevo que la amenaza puede estar dentro de casa. «El violador no siempre te lo encuentras en un aparcamiento, a altas horas de la noche. También puede estar dentro de tu familia, de tus amigos», ha advertido.