Nada puede parar el amor de unos padres hacia sus hijos. Ni siquiera el sector mejor valorado, al que si no haces caso, tal vez puedas tener consecuencias muy graves para tu salud y los de alrededor. Pero eso no detuvo a dos padres belgas que se negaron a ver días tras día cómo moría su hijo.
Esta es la historia del pequeño David, de 11 años. Su familia tuvo que afrontar una terrible noticia que provocó una preocupación palpable entre sus padres, Andreaa y Mino. Un tumor se había apoderado de su cerebro.
Tras varias consultas en los distintos hospitales belgas de Aalst y UZ Gent, los médicos habían aconsejado esperar y seguir la evolución del tumor cerebral. Habían considerado que la cirugía presentaba riesgos importantes, según ha informado Sudoinfo
“Según el especialista no teníamos mucho tiempo”, ha subrayado la madre, molesta por la cautela de los médicos. “Fue contradictorio. Nos dijeron que fuéramos inmediatamente a urgencias, pero que esperemos para la operación”, ha explicado Andreaa.
En busca de soluciones
Pero los padres de David no podían esperar, no quería perder el tiempo, por lo que Andreaa y Mino siguieron buscando una segunda opinión. Contactaron unos amigos médicos que trabajaban en Italia. “Enfatizaron la necesidad de una cirugía inmediata”, ha dicho Mino.
El equipo médico italiano recomendó un hospital en Alemania, por lo que los padres no dudaron e hicieron las maletas, a pesar de la dificultad de viajar para su hijo David. El hospital estaba en Hannover. “Hasta entonces, nadie había tocado el cerebro de nuestro hijo, pero ¿por qué esperar a que sucediera?”, ha señalado el padre.
En Hannover, los médicos han realizado los distintos exámenes exhaustivos y confirmaron que el tumor aún estaba en la primera fase, pero crecía a una velocidad vertiginosa. “El médico nos dijo que en tres meses llegaría a su segunda etapa”, han revelado los padres, preocupados por el poco tiempo que les quedaba.
No obstante, otro problema se avecinaba sobre la familia. El apoyo financiero suponía un problema: el seguro no cubría los gastos sin la recomendación de un médico belga. “Pedimos a los médicos de Bélgica que validaran la necesidad de una operación, pero también se negaron”, han relatado los padres.
El matrimonio se ha tenido que gastar casi 70.000 euros para poder salvar la vida de su hijo. Al final, David ha podido someterse a la operación. En total, duró nueve horas y fue un éxito. “Han transcurrido nueve meses y David no sufre ninguna molestia”, ha indicado Andreaa muy aliviada.
“Si nos hubiéramos quedado en Bélgica, el tumor habría crecido y David hubiese acabado recibiendo quimioterapia”, ha explicado la madre.
Por su parte, UZ Gent, ha defendido su postura afirmando que su objetivo es ofrecer el mejor asesoramiento posible, pero también se ha puesto en la piel de los padres: “Entendemos que esto puede causar mucha incertidumbre y ansiedad”.
“Dejamos al paciente la libertad de seguir o no los consejos que le damos”, ha explicado el director médico Peter De Paepe.