El Parque Arqueológico de Pompeya comprende casi toda la superficie de la ciudad, que en el año 79 d.C, tras la erupción del Monte Vesubio, quedó cubierta de cenizas y lava. En una reciente expedición en la Región IX, desenterraron frescos eróticos impregnados en las paredes de una pequeña casa romana.

En este sitio particular de Pompeya se suelen descubrir a diario diferentes pinturas y artefactos que se utilizaron mucho antes de la destrucción de la ciudad y que dan cuenta de cómo era la vida por aquella época. Allí se desarrolla desde principios de año una campaña constante para restaurar y recuperar parte del patrimonio de una de las zonas a la que todavía el turismo no tiene acceso.

Dentro de las imágenes que se desenterraron, apareció la representación del coito entre un sátiro y una ninfa

La noticia sobre el hallazgo se divulgó en la revista E-Journal. La casa en donde se hallaron estos frescos pertenecía una familia burguesa y las imágenes eróticas indicarían un proceso de cambio y revolución que estaría atravesando aquella sociedad en el transcurso del siglo I d.C.

Las mismas fueron hechas sobre un atrio que comúnmente servía para recibir a las visitas o más bien para exponer los trofeos y otros artilugios. Estos mismos descolocaron a los arqueólogos, ya que del 20 por ciento de un total de 1.076 casas que contaban con un atrio, esta es la primera en donde se encontraron figuras con connotación sexual.

Entre los hallazgos de Casa di Febra, destacaron los frescos eróticos

Aquellas pinturas se descubrieron en el barrio de los Amantes Castos, donde algunas casas estaban en plena transformación y cambio de paradigma. Según se estipuló, el terremoto del año 62 d.C pudo cambiar la visión de los ciudadanos acerca de la vida y su fragilidad.

Estas viviendas correspondían a libertos y mercaderes con cierta posición económica buena, aunque no formaban parte de la sociedad alta de la época. Entre las obras impregnadas en los muros, una de ellas retrató el mito de Hipólito y Fedra. Esto le dio nombre a la vivienda como Casa di Freda. A pesar de la conservación de los pigmentos, que presentan solo daños menores y un tono apagado, los arqueólogos insistieron en que no tiene nada que envidiar a la casa más grande y rica de Pintores en el Trabajo, que limita a esta.

Las paredes de la residencia burguesa aún guardan el esplendor de aquella época

Sobre el interior de la construcción, los expertos señalaron que “desde un angosto pasillo uno entra a otro entorno, donde en el momento de la erupción aún estaban en curso obras de construcción, caracterizado a la entrada por la presencia de un pequeño larario [altar de mascotas], con una rica decoración pintada con motivos vegetales y animales sobre fondo blanco”.

En el patio de la casa descubrieron un altar para animales con pinturas sobre la naturaleza

Incluso, remarcaron que se encontraron “objetos rituales dentro del nicho, dejados con la última ofrenda antes de la erupción de 79 d.C. que destruyó a Pompeya. Entre ellos, se rescataron: un quemador de perfume en cerámica acroma con brechas antiguas y una alfalfa, ambos con evidentes rastros de quemaduras”.

En el patio de la casa se descubrió una piscina

Entre las escenas que también se destacaron, apareció el coito entre una ninfa y un sátiro, un cuadro con una pareja que quizás sean Venus y Adonis, y una posiblemente relacionada con el juicio a París, que está dañada por las exploraciones que se realizaron durante la época borbónica.

Otras maravillas ocultas de Casa di Fedra

En las habitaciones traseras hallaron una piscina con paredes rojas y canales que conducían el agua de lluvia a la boca de un pozo.

Se halló una figura del dios Sileno

En tanto, los análisis de laboratorio señalaron que el larario contenía en su interior ramitas de esencias olorosas y restos de higos secos. Además, en la superficie del altar se encontraron dos tiras de mármol colorado y mármol rojo, con la representación de un rostro atribuible a la esfera dionisiaca, probablemente Sileno.