NEUQUÉN.– A partir de 2025, los dólares que le faltan al Banco Central (BCRA) los podrá aportar el sector energético, ya que finalmente no habrá más problemas de cuellos de botella en Vaca Muerta, uno de los principales escollos que limitaban su crecimiento. El año próximo, entrarán en funcionamiento pleno dos obras claves de oleoductos y gasoductos, que permitirán aumentar significativamente las exportaciones de petróleo y reducir las importaciones de gas. Por lo tanto, se espera que el superávit de la balanza comercial de energía se duplique y genere un ingreso de divisas neto de US$8000 millones.

Esto se debe, por un lado, a que en marzo próximo finalizará la obra que ampliará la capacidad de transporte del principal oleoducto que conecta Vaca Muerta con Puerto Rosales, en Bahía Blanca, de los 300.000 barriles diarios actuales que puede transportar a 530.000. Son 230.000 barriles adicionales por día que estarán disponibles para exportación. Esto equivale a US$17 millones extras por día de ingreso de divisas, US$517 millones por mes o unos US$4140 millones entre abril y diciembre, tomando en cuenta un precio del barril de US$75.

En cuanto al gas, a partir del invierno próximo ya no hará falta importar moléculas de Bolivia para abastecer las provincias de Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy. Este mes finalizó la obra que revierte la dirección del flujo del gasoducto que permitirá llegar al norte argentino con la producción de Vaca Muerta. Estas importaciones demandaron un costo de US$510 millones en los primeros ocho meses del año.

Aun así, este 2024, gracias a que ya comenzó el proceso de mayores exportaciones de petróleo y menores importaciones de gas, la Argentina volvió a tener superávit en la balanza comercial energética después de 15 años (con excepción de 2020, por la pandemia, cuando fue apenas superavitaria). El referente en energía Daniel Gerold proyecta un saldo positivo de US$4500 millones (cuando el año pasado fue prácticamente nulo), pero esto estima que el superávit alcanzará los US$8000 millones en 2025.

Tras una inversión de US$1100 millones, Oldeval llevó adelante las obras para duplicar la capacidad de transporte del ducto que une Vaca Muerta con Bahía Blanca, de 226.000 barriles diarios a 540.000 en dos años y medio

Durante este año, la cuenca neuquina ya demostró que dejó de ser algo potencial para convertirse en una realidad. El ingreso de dólares por la exportación de petróleo creció 52,4% en los primeros nueve meses del año y generó divisas por US$4033 millones, cuando en el mismo periodo del año pasado había acumulado US$2647 millones, según datos del Indec.

En la actualidad, debido a la falta de capacidad de evacuación de petróleo de la cuenca neuquina, hay empresas productoras que deben transportar el petróleo por camiones a Bahía Blanca, lo cual es hasta seis veces más caro: cuesta alrededor de US$10 por barril, contra el US$1,5 el envío por oleoducto.

A partir de marzo, ya no existirá más cuello de botella en petróleo e incluso la industria se entusiasma con casi cuadriplicar la producción actual de Vaca Muerta, de 400.000 barriles diarios a 1,5 millones para 2030. Esto implicaría exportaciones por el valor de US$15.000 millones.

Es un desafío enorme que demandará no solo del aporte de las empresas de la industria, sino de inversiones en las rutas de acceso y una mejora en la infraestructura existente para recibir la oleada de inmigrantes que se alojan en Neuquén para trabajar (se calcula que llegan entre 18 y 20 familias por semana), como advirtió el presidente de Shell en la Argentina, Germán Burmeister a LA NACION.

En una recorrida por la capital de la provincia, ya se percibe un mayor número de clínicas privadas, bancos abriendo nuevas sucursales e incluso hay 127 edificios en construcción, lo cual la posiciona como la segunda ciudad en expansión habitacional después de Buenos Aires.

El sistema de oleoductos que permite evacuar el petróleo de Vaca Muerta

Además del oleoducto Oldelval, que conecta Vaca Muerta con Bahía Blanca, la cuenca tiene el oleoducto trasandino (Otasa), inaugurado en 1994, que cruza la cordillera y llega directamente a la refinería de la estatal chilena Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), en la región del Biobío. Tiene una capacidad de transporte de 110.000 barriles diarios, de los cuales actualmente se está utilizando y exportando el 75% del volumen total (alrededor de 80.000 barriles). Este ducto se habilitó en 2023 luego de estar 17 años inactivo.

En agosto pasado, la Argentina exportó 177.000 barriles diarios, según cifras de la consultora Economía y Energía (EyE), sobre una producción que alcanzó los 695.000 barriles. Actualmente, alrededor de 520.000 barriles diarios consume el mercado doméstico por la demanda de nafta y gasoil, por lo cual, todo el excedente tiene destino de exportación. De total del petróleo exportado, alrededor del 78% fue crudo liviano de la cuenca neuquina.

En noviembre, además, las empresas del sector, lideradas por YPF, adjudicarán la construcción de un nuevo oleoducto que comunicará Vaca Muerta con Punta Colorada, en Río Negro. Según cifras del presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, la industria va a estar habilitada a exportar adicionalmente, a partir de julio de 2026, 180.000 barriles diarios y, para diciembre de ese año, serán 360.000 barriles. A partir de 2027, el nuevo ducto, que demandará una inversión de US$2500 millones, podrá transportar más de 700.000 barriles. En total, para 2030, la cuenca neuquina tendrá una capacidad de evacuación de 1,5 millones de barriles, el objetivo que se estableció la industria para menos de seis años.