El mundo ferroviario es un lugar donde conviven los cuestionamientos de los detractores del Estado elefantiásico, los que añoran el regreso de los ramales o los que intentan trazar una correlación entre la desmejora del servicio y la falta de desarrollo de la Argentina. Hay fanáticos y detractores, usuarios y empleados. Tan simbólico es que el presidente Javier Milei lo ha elegido como para hacer realidad sus sueños privatizadores.

Ahora bien, de qué se trata ese mundo. En principio, lo que la actual administración puso en la mira es un conjunto de seis empresas estatales que en su conjunto tienen 29.163 empleados y que explotan negocios millonarios, o al menos, con un gran potencial. Sin embargo, más allá de los aumentos de tarifas, el grupo de compañías públicas necesitaron 2100 millones de pesos diarios para funcionar. Quizá el dato más llamativo es que ese ramillete de sociedades del Estado apenas recauda un quinto de lo que gasta, al menos hasta el cierre del primer semestre del año, último relevamiento oficial que presentó la Oficina Nacional de Presupuesto.

Por ahora, los anuncios del Gobierno han tenido poca operatividad, pero ya están en marcha. La desaparición de una empresa y la privatización de otra son los que tienen un poco más de detalle. Pero de a poco, amanece la sensación de que finalmente, habrá un desprendimiento masivo de ese universo que en el primer semestre recaudó $79.854 millones en seis meses, entre boletos, alquileres y explotación del ramal pero que necesitó para funcionar $458.899 millones.

Lo primero que se anunció fue la desaparición de la empresa Desarrollo del Capital Humano Ferroviario. Se trata de una compañía que Milei recibió con 740 empleados a fines de 2023 y que para septiembre contaba con 485 cuya razón de ser era una de las principales incógnitas del sector y que en los primeros meses del año recaudó $489 millones, pero necesitó, solo para pagar sueldos, $13.500 millones. Dicho de otro modo, su recaudación fue sólo 3 de cada 100 que requirió para pagar a sus trabajadores.

La historia de la empresa se remonta a 1993, cuando mediante el decreto 1774 del 23 de agosto se creó la entonces Empresa Ferrocarril General Belgrano Sociedad Anónima, hoy Desarrollo del Capital Humano Ferroviario Sociedad Anónima con participación Estatal Mayoritaria. Desde entonces, varias estatizaciones y fusiones de empresas hicieron que las nóminas de ferroviarios pasen a otras firmas, como la que ahora se decidió cerrar.

El tren Belgrano Cargas, en su paso por el gran Rosario, donde circula a menos de 20 kilómetros por hora

De acuerdo con la norma de creación, el objeto era “diseñar, organizar, promover y realizar actividades de asistencia técnica, asesoría, capacitación, complementación, entrenamiento, especialización, formación y recalificación y gestión de recursos humanos, fortalecimiento organizacional y resguardo documental en materia ferroviaria”. No hacía nada de eso.

Dentro de la órbita de Desarrollo del Capital Humano Ferroviario se encuentran el Archivo General Ferroviario, el Centro Nacional de Capacitación Ferroviaria (Cenacaf), el Museo Nacional Ferroviario “Raúl Scalabrini Ortiz” y el Taller Ferroviario ministro Mario Meoni, ubicado en Junín.

El vocero presidencial, Manuel Adorni, dijo que la firma “duplicaba las tareas de otras compañías estatales ferroviarias” y que el cierre significará un ahorro de $42.000 millones. Semejante número, por ahora, no es más que una expresión de voluntad ya la resolución de cierre, número 35/2024, establece que los empleados pasarán a Ferrocarriles Argentinos, otra creación de la historia oscura del kirchnerismo que alguna vez iba a ser la empresa madre de la que dependiera todas las otras. El tiempo dirá si la desaparición es un recorte burocrático o un achique más allá de la fusión de dos compañías en una.

Así se llega a la otra empresa: Ferrocarriles Argentinos. Se trata de la única de todas que se expandió con la llegada de Milei. En diciembre pasado tenía 74 empleados y ahora esa planta se agrandó y llega a 89. Un dato: cuando el Indec empezó a informar la cantidad de dependientes de las empresas públicas, en julio de 2022, tenía una planta de 17. Al mes, asumió Sergio Massa como ministro de Economía. Cuando se fue terminó con 74.

De acuerdo con datos de la Oficina Nacional de Presupuesto, Ferrocarriles Argentinos no tuvo ningún ingreso en los primeros seis meses del año y gastó por $1659 millones.

El otro anuncio concreto es la privatización del Belgrano Carga, un ramal de transporte que tiene las líneas San Martin (que llega a Mendoza), la mesopotámica y la que se extiende a Salta y Jujuy mediante otros dos ramales. Dentro de ese mundo hay varios negocios que se podrían explotar. De hecho, el ministro de Desregulación del Estado, Federico Sturzenegger ha dicho que el modelo que se podría aceptar es la división de la actual empresa en varias y que, claramente, cada una tenga una actividad. Habló, además, de la posibilidad de que las vías sean mantenidas por una empresa y que cualquiera pueda circular por ellas a cambio de un peaje. Ese esquema actualmente existe (una ley que se votó cuando Florencio Randazzo era ministro del Interior y Transporte y Federico Sturzenegger, ministro, así lo establece) pero jamás se pudo poner en marcha.

La infraestructura ferroviaria siempre fue una pelea entre ADIF y Sofse

El Belgrano Cargas tiene actualmente 4442 empleados (contaba con 4644 en diciembre pasado) y ha generado ingresos por $56.061 millones, poco más del 50% de lo que necesitó para pagar los gastos en este período. Cuando se establezca qué tipo de activos saldrán a la venta (vías, material rodante, terrenos aledaños como para instalar infraestructura logística de servicio) se conocerán qué grupos económicos están interesados. Por ahora, se prendieron las alertas como para empezar a mirar el asunto.

El transporte de pasajeros

Las dos empresas más importantes en lo que tiene que ver con el transporte de pasajeros son la Operadora Ferroviaria (Sofse) y la Administradora de Infraestructura Ferroviaria (AFIF). La primera, corre los trenes; la segunda, construye y mantiene la infraestructura, o al menos, debería.

La división en dos compañías es una idea que alguna vez el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido –12 años y medio funcionario, diputado expulsado de la Cámara, alguna vez detenido, condenado y multiprocesado– trajo de alguno de sus viajes de España. Así se ordenan las dos empresas ferroviarias ibéricas.

Sin embargo, en la Argentina jamás funcionó ese esquema. De hecho, siempre hubo cierta disputa entre unos y otros. Para ser sincero con el lector: Sofse jamás quiso dejar de lado la obra pública en los ramales. Por alguna razón, que tiene que ver con la añoranza de la construcción o con el deseo por los millones que allí se disputan, lo cierto es que ese esquema no funcionó jamás.

Actualmente, los operadores tienen 23.271 empleados (en diciembre eran 23.812) mientras que los de infraestructura cuentan con 485 frente a 692 de fines del año pasado. La Sofse, que es la que cobra los pasajes, recaudó $79.892 millones de boletos, alquileres de espacios y publicidad, entre otros ingresos. Pero sólo para pagar sueldos necesitó $337.735 millones, mientras que para pagar toda la operación tuvo que hacer un cheque en los primeros seis meses del año de $458.899 millones. Es posible que el camino de la ADIF esté sellado y que sea la próxima en desaparecer. La Sofse, seguramente, será dividida entre varias compañías.

La última es Playas Ferroviarias, la más pequeña y la única que gana plata. Se trata de una firma con 16 empleados (anotaba 20 a fines de 2023) y tuvo ingresos por $1949 millones de pesos en los primeros seis meses del año. Fue la única que no requirió subsidios. La empresa maneja 12 hectáreas de predios muy requeridos en la Ciudad. Se trata de uno en Palermo (donde está el shopping Los Arcos), otro en Caballito y el tercero, en Liniers. Varios se alquilan; otros, son mirados con avaricia por dueños de centros comerciales y desarrolladores.

Ese es el universo ferroviario que tiene Milei en su tablero de control. Hay 29.100 empleados, millones en subsidios y centenares de negocios posibles. Algunos asoman; otros, parecen lejanos. El Gobierno avanza con seis empresas que en su conjunto, son uno de los principales empleadores de la Argentina.