Jugar en primera, siempre. Para la Argentina, la SIAL París que se hizo esta semana dejó, al menos para la cadena de la carne en general, mucho más que la puesta al día con importadores sobre el clima de negocios, ya sea de precios o cómo va a seguir la demanda. Quedó la certeza, percibida por los mismos europeos, según contaron los expositores a LA NACION, de que la Argentina está a pleno y quiere hacer los deberes para competir de igual a igual en el mercado, sin vuelta atrás. Esa fue una de las certezas.

La otra vino por el lado político. Despejado el camino con la remoción de las trabas para exportar y cupos que había instaurado el kirchnerismo, además de la reciente baja de las retenciones a la carne vacuna del 9 al 6,75% y la quita para el producto de las vacas A, B, C, D y E, la presencia de funcionarios como Karina Milei, secretaria General de la Presidencia; Juan Pazo, secretario de Coordinación de Producción; Ian Sielecki, embajador en Francia; Gastón Funes, agregado agrícola en Bruselas, además de funcionarios de Santa Fe y Córdoba, fue para 33 empresas expositoras en el pabellón del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva) un fuerte espaldarazo.

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“No queremos más trabas; el mensaje claro fue ese”, resumió Mario Ravettino, presidente del Consorcio de Exportadores de Carnes (ABC) y vicepresidente del Ipcva, sobre el sentido de la visita de funcionarios argentinos al mismo stand del organismo y a las empresas del sector. Ravettino hizo énfasis en que las autoridades transmitieron tranquilidad para que se trabaje justamente para buscar más exportaciones y mercados para la carne argentina. “Se está trabajando muy bien”, ponderó Ravettino sobre la labor que viene haciendo el Gobierno. Y se refirió a la trazabilidad individual electrónica obligatoria anunciada por las autoridades para apuntar a más mercados, como el objetivo de abrir Japón al norte de la Patagonia. “Todo el mundo lo tiene”, señaló el empresario sobre el sistema.

Daniel Urcía, Mario Ravettino, Karina Milei, Jorge Grimberg y Carlos Odriozola

El mismo Pazo había defendido el plan oficial en su visita a SIAL París. “Es un claro ejemplo de un país que quiere producir más y mejor, alineado con las exigencias globales. Hoy, Argentina está a la vanguardia del comercio internacional”, dijo.

Para Ravettino, “la Argentina está para competir”, tiene con qué hacerlo y está la decisión política para ello, sin restricciones. Al margen que China es el primer cliente en general de la industria argentina, en carne enfriada es el primer proveedor para la Unión Europea, con Alemania, Países Bajos, Italia y Portugal -este último desplazó a Francia- en la lista de los primeros compradores.

Entre Hilton, no Hilton y la cuota 481 el bloque europeo se llevó el año pasado unas 46.000 toneladas. Es una plaza que representa la interesante cifra de unos US$470 millones. En septiembre pasado hubo una aceleración de las colocaciones en ese mercado. De venirse a un ritmo de 2500 a 2700 toneladas por mes, en septiembre último hubo un salto a unas 5100 toneladas.

El dato, más allá del entusiasmo, también obliga a pensar en otra cuestión ligada estrictamente a lo político-comercial: el polémico reglamento antideforestación para la carne, la soja y otros productos donde la Comisión Europea viene de pedirle al Parlamento que postergue su entrada en vigor por un año. Esto se estaría por abordar en ese órgano. El tema estuvo en la agenda de las conversaciones empresarias durante la Sial París e incluso Pazo lo trató en la semana en una charla de nivel en Bruselas, el corazón de la UE. Por lo pronto, hay visiones distintas al interior de la UE, con países como Alemania, Países Bajos e Italia favorables a la prórroga y Francia y Polonia, entre otros, que no están de acuerdo con esa alternativa. Todo esto según lo que pudieron relevar los mismos empresarios sobre el estado de la situación.

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En opinión de Ravettino, siempre que la UE tomó una decisión luego se terminó haciendo más allá de los tiempos. “La Argentina se tiene que preparar”, insistió el ejecutivo de ABC y autoridad del Ipcva. Recordó la magnitud del mercado en valor para la Argentina: unos 470 millones de dólares.

El restaurante del Ipcva en Sial París

Quedan, más allá de la nueva trazabilidad anunciada, otras cuestiones pendientes, como avanzar hacia un sistema moderno ya sea con el troceo o el cuarteo y el fin de cualquier informalidad en la cadena.

Con la política del Gobierno enfocada en abrir mercados y sin intervenciones, la oportunidad está a la vuelta de la esquina. La Argentina tiene que demostrar que, esta vez, va en serio y con todo en el competitivo mercado de la carne vacuna. Sin vuelta atrás.