Unas de las historias más impresionantes e insólitas se desarrolló esta semana en Palmira, Colombia, cuando las autoridades de la Corporación Autónoma Regional se llevaron una sorpresa al rescatar un caimán de tres metros, que vivía en el patio de un domicilio. Lo curioso es que desde hace 54 años La Ñata convivía con los humanos, pero su caso preocupó a las autoridades de cuidado ambiental.

Este martes 22 de octubre, la noticia del caimán que vivía en el patio de una casa sacudió a los medios locales y abrió el interrogante de cómo subsistió tanto tiempo en esas condiciones. El encargado de dar la noticia fue el director de la Corporación Autónoma Regional del Valle de Cauca (CVC), Antonio Suárez, quien en una conferencia de prensa manifestó: “Hoy en la mañana nos sorprendieron con un caimán en Palmira en una casa, en un patio. Un animal de 2.67 metros totalmente desarrollado. Nos tocó acudir con fuerza pública, una cantidad de funcionarios, para poder retirar a ese cocodrilo”. Luego, remató: “¡Por favor! ¿A quién se le ocurre tener a un cocodrilo en un patio?”.

Hace 54 años que La Ñata convivía con humanos (Foto/X: @CvcAmbiental)

Según los medios locales, el caimán fue un regalo que recibió Jesús Leonardo Escobar, su cuidador, de parte de un policía hacia su padre. Desde 1970, el hombre acondicionó el patio de su hogar para poder criar este animal en cautiverio y desde aquel momento Ñata no salió del patio.

En diálogo con el medio local RCN Radio Cali, Escobar habló de su peculiar mascota. “En el año de 1970, el comandante de la policía muy gentilmente tuvo el detalle de regalarle ese animal que venía en una caja de cartón a mi padre. Con el transcurso del tiempo se fueron acondicionando espacios para tenerle un espacio bastante grande. Tenía cuidados, alimentación y mucho amor”, explicó.

En el patio de la casa le daban todo tipo de carne que, según su cuidador, era su menú favorito. “Aprendimos que el animal es carroñero por naturaleza; nosotros le suministrábamos carne de vaca, gallina y, en algunas ocasiones, pescado”, contó.

Una de las incógnitas que todos tenían era si alguna vez su cuidador o algún visitante fue atacado por el animal, por lo que Escobar aclaró: “Nunca tuve un accidente con una persona, sencillamente porque aprendió con el tiempo a pedir comida cuando la necesitaba. La Ñata tenía en promedio un consumo de unas 8 o 10 libras de carne (3 o 5 kilos); esa cantidad le podía suministrar energía a ella para tres semanas aproximadamente”.

La Ñata comía carne, pollo y pescado (Foto/X: @CvcAmbiental)

Cabe destacar que para defenderse de las críticas de tener este animal en cautiverio, Escobar explicó que la Administración y protección de los recursos ambientales del país le otorgó un permiso especial para la custodia de La Ñata; sin embargo, la ley cambió y en la actualidad no se permiten este tipo de licencias. “La CVC me otorgó un permiso cumpliendo a cabalidad con una ley de la República de registrar fauna silvestre como mascota; solicité la custodia y me la otorgó la CVC. Con el tiempo, la Ley fue derogada, pero nunca me notificaron que ya no podía tener la custodia del animal”, señaló.

El animal fue trasladado y atendido en el centro de atención de Palmira una vez que lograron rescatarlo. No obstante, este estilo de vida se vio reflejado en su salud. Según CVC, el caimán pesa la mitad de su peso ideal, tiene dificultad para mover las patas y problemas en la mandíbula. Cabe aclarar que, al no convivir con otros animales durante su vida, no será reintegrado a su hábitat natural. Lo más probable es que siga en cautiverio, pero con mejores condiciones para su salud, según especificaron los expertos.