En un partido electrizante, regado de lluvia y emociones, Racing consiguió un empate por 2 a 2 ante Corinthians, en San Pablo, que lo deja con expectativas de cara al partido de vuelta del próximo jueves, en el Cilindro, en busca de la final de la Copa Sudamericana. Si bien el equipo de Gustavo Costas había logrado la ventaja en el amanecer del juego, la igualdad parece caerle bien ante un Timão que mostró su superioridad de a ratos.

No era solo la instancia decisiva de las semifinales continentales, donde la Academia no aparecía desde hace 27 años. Para Racing, históricamente, la excursión a Brasil está lejos de ser un viaje de placer, aunque en los últimos años llegaron más alegrías. Desde aquella primera visita a tierras brasileñas, en 1968, ante el Santos de Pelé, la Academia disputó 27 partidos en el país vecino: ganó cuatro, empató once y perdió doce. A excepción de la última visita a Paranaense, las 13 veces que jugó allí en este siglo hizo goles. En este caso, fueron dos genialidades de Salas y Martirena.

Los hinchas de Racing dieron un espectáculo en San Pablo; la serie contra Corinthinas está abierta y se definirá en Avellaneda

Esta es la tercera serie eliminatoria por la Copa Sudamericana que lo enfrenta ante el gigante paulista, a quien cruzó por primera vez de manera oficial en la extinta Mercosur, en 1998. El primer antecedente en esta competición fue en 2017. Allí terminó con sonrisas celestes y blancas: en Brasil fue triunfo 1-0 de Racing con gol de Enrique Triverio y empate 0-0 en el Cilindro de Avellaneda. Luego, en 2019 se volvieron a ver las caras. El resultado en tierras brasileñas fue 1-1, con gol de Andrés Ríos. En Avellaneda se repitió el resultado, (Jonatan Cristaldo anotó para Racing), pero fue triunfo de Corinthians en los penales. Ahora aún está por escribirse.

Lo mejor de Corinthians vs. Racing

Además de romper la barrera de 32 años sin poder llegar a una final continental, y de la jerarquía del Corinthians, la Academia debía enfrentar en esta serie a otro duro rival: Ramón Díaz. El entrenador riojano sostiene un historial muy favorable: solo perdió dos de los 16 partidos (ocho con River, seis con San Lorenzo, una con Independiente, una con Corinthians) que disputó ante Racing, uno de los tres rivales que más veces enfrentó, luego de Vélez (20) y Colón de Santa Fe (16). Ramón acumula nueve victorias, empató con sus equipos en cuatro oportunidades y solamente cayó dos veces, en el Torneo Final 2011 (2 a 1 ante San Lorenzo, con dos goles de Teófilo Gutiérrez) y en el Inicial 2012 (1 a 0 ante River, con tanto de Bruno Zuculini). El dato que sostiene la esperanza académica, sin embargo, es que la única vez que se enfrentaron por un duelo copero festejó Racing, que en 1997 eliminó de la Libertadores a River, el vigente campeón, en una histórica definición por penales.

No es lo único que emparenta a Ramón Díaz y a Gustavo Costas, ambos contemporáneos. Además de tener a sus hijos trabajando dentro del cuerpo técnico, son dos entrenadores ‘jugadoristas’, de los que creen más en lo humano que en la táctica. Y además, les gusta mirar el arco de enfrente más que el propio. Por eso se esperaba un partido abierto en San Pablo. A esos ingredientes, y la tensión por lo que estaba en juego, se sumó la lluvia.

La estrella no funcionó: Memphis Depay tuvo un flojo partido frente a Racing; el jugador proveniente de la Champions League no hizo diferencia en las semifinales de la Copa Sudamericana

El partido se jugó al mismo ritmo que imponía el césped paulista encharcado por la cantidad de lluvia que cayó en Itaquera. A puro vértigo. El golazo de Maximiliano Salas, que enganchó la pelota de volea después de un mal rechazo defensivo, fue la primera prueba de que cada error se iba a pagar caro. Le duró poco esa alegría a la Academia. Cinco minutos después, la figura de Memphis Depay imantó a los defensores visitantes, al punto que descuidaron al 9 de Timao, Yuri Alberto. El delantero de 23 años demostró su clase con la definición. Y lo volvió a hacer a los 34 minutos, cuando parecía que Racing se había acomodado en el partido, que empezaba a encontrar los huecos por el sector de Gastón Martirena: Yuri Alberto capitalizó una pérdida de Agustín Almendra en salida y sacó un fuerte derchazo que se clavó en el ángulo de Gabriel Arias, que se había vestido de héroe para tapar un cabezazo a quemarropa de André Ramalho pero en esa no pudo hacer nada. El 2 a 1 local llegó cuando más diluviaba sobre San Pablo.

El que hizo pie en medio de ese pantano fue Martirena. Cuando el reloj marcaba 9 minutos del segundo tiempo, dibujó una jugada memorable. Arrancó con un caño, siguió con un enganche hacia adentro, construyó una pared con Almendra y, de primera, sacó el remate cruzado que se incrustó en el arco local. Golazo. A partir de ahí, no pasó demasiado. Sólo corrieron los nervios y los minutos. Apenas en los instantes finales, el local empezó a empujar contra el arco de Arias. Sin novedades. Todo quedó en suspenso. En una semana, en el Cilindro de Avellaneda, se conocerá el desenlace.