El Papa Francisco envió una misión especial a Perú para investigar el caso Sodalicio - crédito AFP

El Papa Francisco expulsó a dos miembros del Sodalicio de Vida Cristiana, debido a denuncias de abuso sexual e irregularidades en empresas vinculadas a la sociedad católica.

De acuerdo a una misiva de la Santa Sede, se tomó esta decisión sobre Jaime Manuel Baertl Gómez, exasistente de espiritualidad, y Juan Carlos Len Álvarez, ex asistente de temporalidades, luego de evaluar la información recogida por la Misión Especial enviada al Perú por el sumo pontífice, donde participaron el monseñor Charles J. Scicluna, arzobispo de Malta; y el monseñor Jordi Bertomeu Farnós, oficial del Dicasterio. Los enviados del Papa Francisco investigaron las denuncias vinculadas al Sodatilium entre julio y agosto del 2023.

La carta indica que para adoptar esta decisión se consideró “la gravedad del abuso sexual cometido por uno de los acusados, así como la responsabilidad personal de estos dos consagrados en numerosas irregularidades e ilícitos cometidos por empresas vinculadas al (Sodalicio de Vida Cristiana)”.

El papa Francisco no participó de todas las actividades de Semana Santa - crédito AP Foto/Andrew Medichini, Archivo

Luego, aclaran que “la doctrina social de la Iglesia no ha dejado nunca de insistir en la noble tarea del empresario que, desde el respeto de las diversas legislaciones estatales, promueve el bien común desde una justa jerarquía de valores en fidelidad a Cristo y su Evangelio”.

Sin embargo, reportan que la Misión Especial del Papa detectó que algunas gestiones económicas e inversiones promovidas por el reverendo Baertl y Len al interior del Sodalicio, constituyeron “acciones pecaminosas que traicionan al Evangelio”.

“Son ilícitos canónicos intolerables que, más allá del escándalo suscitado a nivel internacional, desfiguran la misión evangelizadora de la Iglesia y merman severamente la credibilidad, poniendo también en peligro la sana cooperación que regula las relaciones entre la Iglesia y el Estado peruano”, manifiestan.

En otro momento, el Papa Francisco, junto a los obispos del Perú y de aquellos lugares donde está presente el Sodalicio piden perdón por lo ocurrido. Además, anuncian que se han dispuesto “contundente medidas para corregir tan reprobables acciones y evitar su repetición en el futuro”

Se tomó esta decisión, indican, “a partir de los principios de la justicia conmutativa y con el objeto de reparar la injusticia cometida con la apropiación y uso privado de lo que tendrían que ser bienes sociales de algunas empresas vinculadas al Sodalicio”.

Finalmente, instan al Sodalicio a que “sin más dilación, inicie con espíritu dócil y filial un discernimiento que le conduzca a un camino de verdad, justicia y reparación”.

El cardenal Castillo afirmó que ya no debería existir el Sodalicio de Vida Cristiana - crédito composición Infobae Perú / Andina

Carlos Castillo revela enfrentamiento

En 1987, Carlos Castillo, entonces vicario de jóvenes de la pastoral universitaria, tuvo un enfrentamiento con miembros del Sodalicio de Vida Cristiana.

Según relató en una columna para el diario El País, los sodalites intentaron apropiarse de capillas e imponer sus símbolos, lo que llevó a Castillo a ser denunciado ante el cardenal Augusto Vargas. Este episodio es parte de una serie de críticas que Castillo ha dirigido a la organización católica, denunciada por abusos sexuales, y que ahora califica como un “experimento fallido” que “debería ser suprimido por la Iglesia”.

El arzobispo de Lima ha sido contundente en sus declaraciones sobre el Sodalicio, una organización fundada por Luis Figari. Castillo sostiene que el grupo no es salvable debido a sus orígenes y a los resultados de sus acciones en los últimos cincuenta años. En su opinión, el Sodalicio ha servido a intereses de la Guerra Fría en América Latina, actuando como una “máquina destructora de personas” que encubre delitos y ambiciones de dominio político y económico.

Castillo también compartió un testimonio de 2019, cuando un joven le confesó que en el Sodalicio le habían administrado pastillas para la esquizofrenia, sin haberlas necesitado antes. Este tipo de prácticas, según el arzobispo, son indicativas de los métodos sectarios que emplea la organización, los cuales, afirma, privan de libertad a sus miembros y, por ende, de fe genuina.