En la sociedad argentina está muy presente la idea de que beber leche desde temprana edad y hasta incluso la adultez, puede fortalecer a la estructura ósea. Diferentes estudios aseguran que esto es cierto en niños y adolescentes, porque promueve el crecimiento sano, pero en una etapa mayor, ingerir este producto lácteo a diario podría tener consecuencias en el organismo. Conocé por qué y cuál es la razón.

Según el artículo que se publicó en la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, David Ludwig, profesor del Departamento de Nutrición, y Walter Willett, profesor de epidemiología y nutrición de esa institución, estudiaron en 2021 los efectos de la leche en las personas adultas y recogieron algunos resultados desalentadores, que desmitificarían qué tan saludable es tomar este producto todos los días.

Investigaciones aseguran que los adultos no deberían tomar leche de origen animal a diario por sus efectos en el organismo

En la investigación de Discover que se tituló: ¿La leche es mala para la salud? Esto es lo que dice la ciencia, argumentaron que el consumo puede no ser tan bueno como parece. Insistieron que en los niños, este lácteo es favorable para que los huesos crezcan sanos y fuertes, en particular por el alto contenido de calcio y otras vitaminas.

Luego, señalaron que en adultos no es tan recomendable ingerir leche a diario, ya que “descubrieron que los países que consumen mayores cantidades de productos lácteos tienden a tener también las tasas más altas de fracturas de cadera”. Incluso, se observó que la ingesta de otros derivados de la leche también podrían generar cáncer de próstata y de endometrio.

La ciencia afirma que el consumo de leche de origen animal en niños y adolescentes permite el desarrollo y crecimiento de los huesos de forma sana

Además, remarcaron que hay que considerar con qué alimento se acompaña el consumo de leche. La que es entera al 100 por ciento, posee grasas saturadas, por lo que provoca un efecto de saciedad. Pero, por su lado, la leche descremada no llena el estómago, por lo que la persona lo combinará con algún tentempié.

Según los expertos, el consumo de leche a diario en adultos aumentaría el peligro de contraer cáncer de próstata o endometrio

Los expertos mencionaron algunos sustitutos como la leche de soja o almendras, que están muy de moda en estos días; sin embargo, estas se venden en el mercado con altos niveles de azúcares. Es por ello que sugirieron tomar leche de animal de forma periódica y explicaron que el calcio se puede obtener de otros alimentos de hoja verde, como la espinaca o la acelga.

Cabe mencionar que ante cualquier duda, se recomienda consultar con un médico de confianza, en específico previo a la aplicación de cambios en la alimentación.

Qué aporta la leche de origen animal al organismo

La leche de origen animal es rica en calcio, vitamina B12, potasio, proteína, vitamina D, hidratos de carbono (lactosa), lípidos, yodo, fósforo, vitamina A y riboflavina.

La leche de vaca es rica en vitaminas y minerales necesarios para el desarrollo de la estructura ósea

A pesar del estudio que publicaron David Ludwig y Walter Willett sobre el consumo de leche de origen animal y sus efectos en los adultos, científicos de la Universidad de Copenhague, en 2016, recopilaron toda la información que había hasta ese entonces sobre los beneficios importantes que tiene para el organismo.

Allí no se sugirió una rutina de ingesta de esta bebida, pero sí se remarcaron puntos cruciales:

  • Se registró una reducción en el riesgo de obesidad infantil gracias al consumo de la leche.
  • En adultos, se demostró que la ingesta de productos lácteos mejora la composición corporal y facilita la pérdida de peso durante la restricción energética.
  • La ingesta de productos lácteos se asoció con un riesgo neutro o reducido de diabetes tipo 2 y un riesgo reducido de enfermedad cardiovascular, particularmente accidente cerebrovascular.
  • El consumo de leche no se vinculó con cáncer colorrectal, de vejiga, gástrico y de mama. No se asoció con riesgo de cáncer de páncreas, de ovario o cáncer de pulmón.