Lavavajillas. (Pixabay)

El lavavajillas es un electrodoméstico indispensable en muchos hogares, aliviando la carga diaria de lavar platos y utensilios de cocina. Sin embargo, aunque su tarea principal es la de limpiar, el propio aparato necesita mantenimiento regular para funcionar de manera eficiente. Con el tiempo, se acumulan restos de comida, jabón y minerales que pueden generar malos olores o disminuir el rendimiento. Mantener el interior del lavavajillas limpio no solo alarga su vida útil, sino que garantiza que cada ciclo de lavado sea eficaz. En este artículo te presentamos algunos trucos sencillos para limpiar el lavavajillas por dentro y conservar en las mejores con

1. Limpiar el filtro

Uno de los componentes más importantes de su lavavajillas es el filtro, encargado de atrapar restos de comida que podrían obstruir el sistema de drenaje. Para evitar malos olores o atascos, es recomendable limpiarlo al menos una vez al mes. El filtro generalmente se encuentra en la parte inferior del lavavajillas, debajo de los brazos rociadores. Retíralo con cuidado y enjuágalo bajo el grifo.

Este paso, aunque básico, es crucial, ya que un filtro obstruido impide que el agua fluya correctamente, lo que puede hacer que tus platos no queden tan limpios como deberían. Además, si los restos de comida se acumulan demasiado, pueden generar malos olores dentro.

2. Limpiar los brazos rociadores

Los brazos rociadores son responsables de distribuir el agua a presión dentro del lavavajillas. Con el uso frecuente, los pequeños orificios por donde sale el agua pueden obstruirse con restos de comida o depósitos de minerales. Para limpiarlos, retire los brazos (si el modelo lo permite) y utilice un palillo o un alambre fino para desobstruir los agujeros bloqueados.

3. Vinagre blanco para una limpieza profunda

El vinagre blanco contiene entre un 4% y un 7% de ácido acético, por lo que es un buen desengrasante y eliminador de residuos. Para limpiar el lavavajillas, simplemente hay que llenar un vaso o un recipiente apto para el lavavajillas con vinagre blanco y colocarlo dentro. Además de limpiar la grasa y los residuos, el vinagre blanco es extremadamente eficaz para neutralizar los malos olores, por lo que es recomendable realizar esta limpieza al menos una vez al mes.

El vinagre blanco también es ideal para eliminar los depósitos de cal y minerales. En este caso, puedes usarlo de la misma manera que lo harías para eliminar la grasa, ejecutando un ciclo con el lavavajillas vacío y el vinagre en la bandeja superior. Si los depósitos son muy severos, podría necesitar repetir este proceso o combinarlo con un descalcificador específico para lavavajillas.

Una persona pone en marcha un lavavajillas, en una foto de archivo. EFE/ Zipi

Aunque el vinagre blanco es muy efectivo, es importante usarlo correctamente para evitar posibles daños. Su alta acidez puede, con el tiempo, deteriorar algunas piezas de goma o metal si se usan en exceso. Por ello, no es recomendable usar vinagre en cada ciclo de lavado, sino únicamente como parte de un mantenimiento mensual.

4. Bicarbonato de sodio para neutralizar olores

Para aprovechar al máximo este beneficio, simplemente debes espolvorear una taza de bicarbonato de sodio en la parte inferior del lavavajillas vacío, y luego ejecutar un ciclo corto con agua caliente. El bicarbonato de sodio es un limpiador excelente para eliminar residuos persistentes.

Su aplicación es sencilla: después de haber realizado una limpieza con vinagre blanco para disolver la grasa y los minerales, puede realizar una segunda limpieza con bicarbonato de sodio. Este doble proceso garantiza que el interior del lavavajillas no solo quede libre de restos y olores, sino también brillante y sin manchas.

Aunque el bicarbonato de sodio es eficaz por sí solo, muchos hogares optan por combinar su uso con el vinagre blanco. Por ello, la mejor práctica es realizar primero un ciclo de lavado con vinagre blanco para eliminar la grasa y desinfectar, y luego hacer un segundo ciclo con bicarbonato de sodio para neutralizar los olores.

5. Limpia las juntas de goma y las paredes interiores.

Las juntas de goma, también conocidas como sellos, son esenciales para el buen funcionamiento del lavavajillas, ya que evitan que el agua se escape durante el ciclo de lavado. Sin embargo, estas zonas, que están expuestas constantemente a la humedad, son propensas a acumular restos de comida, moho y residuos de jabón. Para mantenerlas en buen estado, es recomendable limpiarlas cada dos semanas con un paño suave y se puede pasar también un cepillo de dientes viejo.

Este mantenimiento no solo evita el mal olor dentro del lavavajillas, sino que también asegura que la puerta se selle correctamente, evitando fugas de agua durante la diversión.

6. Descalcificación con productos específicos

La descalcificación del lavavajillas consiste en eliminar los depósitos de cal y minerales que se acumulan en el interior del aparato debido al uso de agua dura. Con el tiempo, estos depósitos pueden afectar el rendimiento del lavavajillas, disminuir su eficiencia energética y acortar su vida útil. Los productos descalcificadores están formulados con agentes ácidos, como el ácido cítrico o ácido sulfámico, que disuelven la cal sin dañar las partes internas del electrodoméstico. Estos productos se aplican generalmente siguiendo estos pasos:

  • Vaciar el lavavajillas: se debe iniciar el proceso con el lavavajillas vacío, sin platos ni utensilios.
  • Aplicación del producto: dependiendo del tipo de descalcificador, puede venir en formato líquido, en polvo o en pastillas. Se coloca en el compartimento del detergente o directamente en el fondo del lavavajillas.
  • Ciclo de limpieza: se ejecuta un ciclo de lavado a alta temperatura (normalmente sin detergente adicional) para que el producto actúe sobre los residuos de cal en las tuberías, el filtro y las paredes internas.
  • Enjuague: después del ciclo, se recomienda ejecutar otro ciclo corto de enjuague para eliminar cualquier residuo del producto.

ILUSTRACIÓN - El detergente común no puede ser utilizado en el lavavajillas porque produce gran cantidad de espuma que reduce el poder limpiador de la máquina y eventualmente incluso la daña. Foto: Christin Klose/dpa

7. Deja la puerta entreabierta después de cada uso

Dejar la puerta del lavavajillas abierta después de su uso sirve para permitir que el interior se ventile, lo que ayuda a evitar la acumulación de humedad y, en consecuencia, la aparición de malos olores y moho. La circulación de aire permite que el exceso de humedad se evapore, manteniendo el lavavajillas más seco y limpio.

Además, al reducir la humedad, se evita que los restos de agua se queden estancados en el fondo del electrodoméstico o en las juntas de las puertas, lo que también contribuye a prevenir la acumulación de cal y el deterioro de componentes internos debido a la corrosión. Esta práctica es especialmente útil en climas húmedos o si el lavavajillas no se utiliza con frecuencia.