“En una de las primeras competencias en las que participé, al finalizar se reunieron un grupo de corredores, todos hombres, a tomar algo a la espera del resultado final. Cuando nos informan cómo nos fue me entero de que estaba en el podio y en ese momento percibí de varios de los presentes una sutil mirada…digamos que de sorpresa”, cuenta Inés Constantino para LA NACION, la única piloto entre los 137 competidores que el viernes 18 de octubre partieron de la sede central del Automóvil Club Argentino y que durante siete días recorrerán los 3564 kilómetros del vigésimo primer Gran Premio Histórico Argentino.

Inés es uruguaya, profesora de francés y conduce un BMW color gris metalizado en un estado de conservación tal que hace dudar cuando su dueña afirma que es modelo 1969. El BMW 2002 es un auto con una impronta especial en Uruguay porque se trata de uno de los 750 vehículos que la marca alemana produjo en el país vecino. “En realidad son autos que llegaron armados y en el Uruguay les colocaron los asientos de cuero, la batería, los vidrios y los neumáticos que eran de producción local. El nuestro es el número siete de esos 750 y de todos los producidos quedan muy pocos en buen estado”, explica Inés que participa en la prueba con su esposo como navegante.

La fila de autos antiguos antes de la largada en el Gran Premio Argentino Histórico

Este es su debut en la carrera de regularidad de autos históricos más importante de Argentina, aunque Inés es una corredora con experiencia. En junio de 2024 participó en el Gran Premio Histórico de Paraguay, donde también fue la única mujer piloto y además acumula buenos resultados en Uruguay, en competencias importantes como “19 Capitales” o el rally “Mujeres al volante” en las que su hija la acompaño como navegante.

“Llegué a esto un poco de casualidad porque, años atrás en la “19 Capitales” a mi marido se le enfermó el piloto unos días antes y me pidió que lo reemplace. Como nos fue bastante bien me entusiasmé y seguí corriendo”, dice Constantino, que destaca que su pasión por los autos nació cuando era muy chica, y además de muñecas coleccionaba los viejos “Matchbox”. “Lo mío es manejar y buscar superarme para conseguir el mejor resultado, pero de mecánica no sé nada de nada. De eso se encarga mi marido, que quiere al auto como a un hijo”, dice la piloto uruguaya, que además de la expectativa por un buen resultado llegó con ganas de conocer y recorrer paisajes.

El Chevrolet Coupe de Alberto y Cecilia Moran promediando la segunda parte de la etapa 1 antes de llegar a Guamini

Piedra papel o tijera fue el método que Cecilia y su hermano Pablo eligieron para dirimir quien acompañaba a su padre en el rol de navegante del Chevrolet Coupe de la familia en el Gran Premio Histórico 2024.

“Este es mi segundo Gran Premio porque nos vamos turnando con mi hermano para acompañar a mi papá, pero en realidad es una linda excusa para pasar tiempo juntos porque nos divertimos mucho”, cuenta a LA NACION Cecilia Morán copiloto del auto número 15 que luce un violeta furioso y que nunca pasa desapercibido porque es un hermoso exponente de las míticas carreras de Turismo Carretera que se disputaban en las rutas argentinas.

Cecilia destaca que a pesar de ser una de las pocas mujeres en una actividad, todavía tan masculina como el automovilismo, no siente ningún destrato ni discriminación, aunque afirma que le gustaría que muchas más se sumen a este deporte.

Los diseños de los autos para el GPAH

“Con otros ocho autos formamos una escudería que llamamos “Los Picaderas”. Somos corredores de diferentes localidades de Buenos Aires y en este grupo soy la única mujer, pero me siento como una más porque hay mucho respeto además de camaradería y el compañerismo. Somos un verdadero grupo de amigos que compartimos esta pasión por los autos antiguos y las carreras”, dice Cecilia, hija de Alberto “Tata” Morán, un corredor histórico en estas competencias.

Mayra Green es la navegante de un Torino del que su marido es el piloto y participan por primera vez en el GPHA. “Antes de la competencia conversamos con Inés Constantino porque las dos somos uruguayas y nos llamó mucho la atención que solo una mujer en 137 corredores sea piloto y además hay muy pocas copiloto. Eso es algo que debería cambiar en el futuro”, afirma Mayra.

“Tenemos dos autos, en uno corre mi esposo, en el otro mi hijo, y habitualmente mi hija y yo somos las acompañantes. Los autos antiguos y las carreras son la pasión de nuestra familia”, cuenta Mayra, que desde que llegó a nuestro país no deja de recibir el cariño y reconocimiento de la gente que se sorprende por el estado en que se encuentra su Torino. “Cuando ven el auto nos saluda, nos tocan bocina, nos hacen seña con el pulgar arriba. Esto no nos ocurre en Uruguay donde es un vehículo con menos historia, pero esta claro que para los argentinos el Torino es un auto muy querido”, apunta Mayra, que llegó con ganas de competir y de llevarse un buen resultado.

El Gran Premio Argentino Histórico siempre sorprende con distintos modelos de autos

El GPH es una competencia de regularidad dividida por categorías que agrupan a los diferentes autos por cilindrada. Durante cada etapa, que en el caso del GPHA dura todo un día, se establecen tramos previamente marcados que cada auto debe recorrer en un tiempo preestablecido y que obliga a los pilotos a conducir a una velocidad constante. De cada etapa se descartan los tres peores desempeños, el resto se promedia, se compara con el tiempo total objetivo y el que estuvo más cerca es el ganador. Al final de la competencia se acumulan los tiempos de cada etapa y el auto que más se aproximó al tiempo total definido como objetivo, es el ganador de la clasificación general.

Además, se premian a lo mejores de cada categoría y finalmente se establecen dos grandes grupos de acuerdo con el instrumental con que navegan y cada uno recibe premio. Los más precisos son los que corren con odómetro que permite tener un mayor control y ser más exactos, y los que corren con velocímetro que lo hacen de una manera más artesanal.

El Gran Histórico Argentino es mucho más que una competencia y si bien todos los competidores buscan tener el mejor desempeño posible el verdadero desafío es cruzar el arco de llegada con vehículos que a pesar de tener muchos años encima y miles de kilómetros recorridos peleen por seguir rodando. Este año el final del sueño los espera el viernes 25 de octubre en la ciudad de Mar del Plata que se vestirá de fiesta para recibir a este verdadero museo rodante.