El tejido muscular es mucho más que solo una parte del cuerpo; es el motor clave de nuestra salud. Recientes investigaciones demostraron que cuando hacemos ejercicio, el músculo libera sustancias llamadas mioquinas que viajan por todo el cuerpo y generan beneficios en el corazón, el cerebro y los huesos. Sin embargo, con el paso de los años, casi inevitablemente perdemos masa muscular, en un proceso conocido como sarcopenia, lo que impacta negativamente en la calidad de vida.

Sobre este tema conversamos con el nutricionista y doctor en ciencias de la salud Walter Dzurovcin (M.N.2782). La sarcopenia comienza a partir de los 35-40 años y se acelera después de los 60. Esta pérdida no solo reduce la fuerza y movilidad, también afecta la salud metabólica, favoreciendo la aparición de diabetes, obesidad y problemas cardíacos.

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Cuando ejercitamos, el músculo produce sustancias (como la interleucina-6), que ayudan a mejorar el uso de glucosa en el cuerpo. Esto no solo combate el aumento de peso asociado a la edad, sino que también nos protege frente a enfermedades metabólicas.

La sarcopenia comienza a partir de los 35-40 años y se acelera después de los 60

Moverse regularmente fortalece los músculos y el corazón, ya que en el ejercicio estas sustancias también mejoran la circulación sanguínea y reducen la presión arterial. A medida que envejecemos, el riesgo de enfermedades cardíacas aumenta, pero mantener el músculo activo es una excelente estrategia para reducirlo.

Con la edad, el metabolismo se enlentece, lo que facilita el aumento de peso y la acumulación de grasa. Cuando nos movemos, liberamos otra proteína (irisina) que transforma el tejido adiposo blanco en marrón, que favorece un metabolismo más eficiente y un menor riesgo de enfermedades crónicas.

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La pérdida de masa muscular a menudo va acompañada de pérdida de densidad ósea, aumentando el riesgo de fracturas. El ejercicio estimula la liberación de osteocalcina que fortalece los huesos. Mantener una rutina de actividad física es fundamental para prevenir caídas y mantener una buena calidad de vida.

Por si todo esto fuera poco, el ejercicio también impacta en la salud mental, reduciendo la ansiedad, combatiendo la depresión y fomentando la conexión social.

Para comenzar alcanzan 30 minutos al día e ir incorporando ejercicios de fuerza al menos dos veces por semana. Lo importante es empezar.