Esta historia trata del cuidado de dos legados: uno personal y uno comunitario. “En esta casa nos criamos y, en particular, en este altillo hicimos todas las entregas de la carrera. El valor sentimental era inmenso, pero no impidió que aprovecháramos la oportunidad de transformarla para experimentar materialidades y combinar sistemas constructivos, entendiendo que los metros cuadrados que antes tenían un solo uso hoy tienen varios y, así, lograr espacios que respondan a necesidades actuales, con ambientes integrados y una mejor relación interior-exterior”, dicen los hermanos Lucila y Federico Grizzo, arquitectos al igual que su madre, Beatriz Truffa, quien construyó esta casa de Villa Devoto hace treinta años, y ahora vive en la planta baja del edificio familiar.

Entre el ladrillo (que conserva sus molduras) y las tejas, sobresalen bloques de chapa negra que albergan balcones y encuadran las nuevas ventanas de aluminio, reemplazo de las bow windows de madera.

La vivienda de los padres quedó planta baja, en contacto directo con el jardín; en el primer piso se montaron las oficinas de Grizzo Studio, de Lucila y Federico; en el segundo, el consultorio odontológico de Pamela (la tercera hermana) y, en el último, la casa de Federico y de su pareja, Rocío Martínez Serra.

Croquis del proyecto final.

Aquí, el cuidado de la herencia familiar escala a un compromiso con el barrio: “En las últimas décadas, se han derribado casas en buen estado con un único objetivo financiero, a costa de la pérdida de identidad de los barrios; Devoto es un claro ejemplo de ello. Demoler es una decisión fácil; transformar, en cambio, es la posibilidad de hacer más y mejor con lo que ya existe”.

A esta casa la hizo nuestra madre en los 90. Ahora que todos crecimos, la segmentamos en unidades independientes con distintos usos, pero mantuvimos el diálogo material con lo que era. Quedó plasmada la huella de los tres.

Arqs. Federico y Lucila Grizzo, hermanos y socios de Grizzo Studio

El “altillo”

En el último piso (o el “altillo”, como ellos mismos le llaman) viven el arquitecto Federico Grizzo y la diseñadora industrial Rocío Martínez Serra, su pareja, también parte de Grizzo Studio a cargo del área de proyectos comerciales.

Los dueños de casa pintaron la mayoría de las obras que se exhiben en su hogar.

“A pesar de tener 70m2, el departamento se pensó para vivirlo como una casa: con amplias extensiones exteriores –incluso una con parrilla–; ventilaciones cruzadas, y un volumen interior que recuerda al de una cabaña”.

Alrededor de la mesa de hormigón fabricada para la cocina, sillas (Ries).

Las cuotas de verde aparecen en todos los rincones del departamento; incluso en la mesada, donde se hizo un trasforo para colocar esta maceta, que suma vegetación en la cocina sin estorbar el espacio de trabajo.

Mesada en granito ‘Negro Brasil’ terminación leather (Marmolería Bustamante). Hogar P16000 (Tromen).

Este estante de chapa plegada no solo sirve para guardar las especias, sino también para iluminar el sector del anafe. (De paso, por qué no decorarlo con una planta colgante). En el conducto de la chimenea original de la planta baja se colocó un hogar.

En el living, sofá y mesa ratona diseñados por el Estudio. Piso ‘Rocca Black Out’ (Vite). La escalera se hizo con chapa plegada, con los escalones embutidos en la mampostería.

Patio y terraza

Para generar la terraza y el balcón a la calle, se abrió el techo de tejas en dos sectores. “Nuestro espíritu es crear con lo que hay, lo que se traduce en menos material, menos energía, menos dinero y mayor eficiencia y sostenibilidad”.

El balcón a la calle es producto de las salientes de chapa negra que se pensaron para modernizar la fachada original. Allí, muebles diseñados por Rocío, la dueña de casa.Al banco corrido se amuraron dos mesas de chapa que se usan tanto para recibir a unos pocos como de apoyo de una tabla de gran tamaño, que funciona de mesa para más comensales.

Toilette, baño y vestidor

“El diseño interior lleva los gestos de la fachada puertas adentro: tanto el carácter moderno de los bloques negros como el toque histórico del ladrillo, trasladado a algunas paredes y revestimientos”.

En el baño principal, griferías ‘Epuyén’ (FV) y mesada de mármol de Carrara (Marmolería Bustamante).

El toilette se revisitó con tejuelas de ladrillo, siguiendo con el lenguaje del resto de la casa. Un detalle para no pasar por alto: el vanitory con forma de pedestal se construyó apilando dos macetas y colocando la bacha por encima; el conjunto se unificó revistiéndolo igual que las paredes.

A la izquierda, asoma la escalera que lleva al dormitorio.

Ubicado en el nuevo entrepiso, el dormitorio balconea al living a modo de loft para liberar una parte de la doble altura original, que por la propia morfología del techo sufre recortes.

El piso del dormitorio es el mismo que el de la planta baja, 'Rocca black out’ (Vite).

Las nuevas vidas de la casa natal

En el primer piso está Grizzo Studio.

“Desde la vereda se puede espiar el cielo raso curvo de nuestro estudio y cómo el ladrillo se mete en el interior a través de estas tejuelas”, dicen los arquitectos sobre el revestimiento (que también recubre el toilette visto anteriormente), eco de la arquitectura heredada.

La oficina suma otra originalidad: la mesa de la sala de reuniones, fabricada in situ en hormigón negro, tiene una parte pulida y otra picoteada.

Hacia el contrafrente, abajo sigue estando la propiedad de Beatriz, madre de los arquitectos, que preserva su privacidad con un tupido manto de vegetación que trepa hacia el balcón. (Esa parte de la casa fue publicada en Living en 2021).

Desde el jardín, se aprecia la convivencia entre el ladrillo del edificio que ella diseñó y los tramos reformados por sus hijos, en los que el material aparece en sentido vertical.