Son proyectos multimillonarios cuya realización depende de que se alineen innumerables variables. Pero si los planetas se alinean, la provincia de Buenos Aires podría revolucionarse en los próximos años con la instalación de dos gigantescas plantas nuevas de urea, un fertilizante muy utilizado en el agro. En detalle, es una de las mayores fuentes de nitrógeno para los cultivos, principalmente para trigo y maíz.

La Argentina ya cuenta con una de las instalaciones más grandes del rubro: el complejo de Profertil, ubicado en el Polo Petroquímico de Bahía Blanca. Esa ciudad es también la elegida para otras dos inversiones en estudio.

Una, la más conocida hasta ahora, corresponde a la propia Profertil, que busca duplicar su producción para cubrir toda la demanda local de urea y exportar unas 600.000 toneladas a Brasil. La inversión, estimada en US$1700 millones, es un proyecto que la empresa había planteado hace tiempo y que ahora relanzó gracias al RIGI.

Nutrien, la socia canadiense de Profertil, es la más comprometida con la iniciativa, mientras se espera la respuesta de YPF, su otra accionista.

La apuesta más novedosa, sin embargo, es la que impulsa Pampa Energía, la compañía liderada por Marcelo Mindlin. Con abundantes recursos de gas, la firma busca agregar valor para facilitar la exportación.

Esta semana, el propio Mindlin confirmó la información durante un viaje a Nueva York, aunque aclaró que el proyecto está aún en fase de estudio. La inversión inicial ronda los US$1500 millones, pero podría superar los US$2000 millones, dependiendo de los resultados que arroje el análisis para producir entre 1,5 y 2 millones de toneladas anuales de fertilizante.

Marcelo Mindlin es el timón de Pampa Energía.

En la actualidad, el mercado de fertilizantes espera cerrar un 2024 con un nivel de consumo similar o algo superior al 2023, cuando se utilizaron aproximadamente 4,6 millones de toneladas. En particular, los fertilizantes nitrogenados, representaron el año pasado un 56% del total del mercado, con un consumo alrededor de 2,6 millones de toneladas. De esa total de nitrogenados, cerca de 2 millones de toneladas correspondieron a urea.

¿Podría generarse una sobreoferta de urea en la región si prosperan todos los proyectos? Según Pampa Energía, no. Tanto la Argentina como Brasil son importadores netos del producto, que actualmente llega desde Omán, Qatar y Rusia, pese a que el país cuenta con gas, su principal insumo.

Si ambas iniciativas avanzan, la Argentina pasaría de ser importador a exportador. El precio de referencia dejaría de ser el “import parity” para convertirse en “export parity”.

Además, sería una suerte de triunfo económico para la provincia de Buenos Aires, gobernada por Axel Kicillof. Recientemente, Río Negro se quedó con la instalación de una planta de gas natural licuado (LNG), un proyecto liderado por la petrolera estatal YPF.

La propuesta de Pampa Energía también refleja un nuevo desafío para las petroleras: los problemas derivados de la abundancia. Con las reservas de gas de Vaca Muerta, que podrían abastecer al país por cientos de años, las empresas deben monetizar el recurso cuanto antes, ante la posibilidad de que las tecnologías basadas en hidrocarburos queden obsoletas en el futuro.

Este tipo de proyectos marca una segunda etapa. La primera se centró en reemplazar importaciones de gas mediante obras de infraestructura y un aumento de la producción local para terminar con las importaciones.