Al finalizar el año, la confianza promedio en el gobierno argentino se mantiene sin grandes sobresaltos y supera la performance evidenciada por las administraciones anteriores en el mismo período del mandato. Así lo revela el último informe de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, que publica mensualmente el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) desde noviembre de 2001 a través de una encuesta nacional.
Estabilidad tras el repunte de noviembre
El ICG de diciembre 2025 se ubicó en 2,46 puntos en una escala de 0 a 5. El dato representa una mínima variación negativa de 0,1% respecto de noviembre, cuando el índice había experimentado un incremento marcado. En la comparación interanual, el registro muestra una caída del 7,2%. Sin embargo, la cifra actual es un 4,3% superior a la de diciembre de 2017 (gestión Mauricio Macri, ICG 2,36) y un notable 73,2% mayor que la de diciembre 2021 (gobierno de Alberto Fernández, ICG 1,42).
Durante el año, la confianza en el gobierno se movió en un rango acotado, alcanzando un pico de 2,61 en enero y su punto más bajo en septiembre, con 1,94. El balance anual cierra relativamente cerca del máximo, apenas 0,15 puntos por debajo de aquel valor y 0,52 puntos por encima del piso registrado.
Las caídas coinciden con el inicio de las investigaciones que complicaron este año al Gobierno -casos Libra y ANDIS- y el repunte se dio de la mano de la victoria electoral nacional, en las legislativas de octubre.
Un panel diverso: subíndices y factores clave
El ICG se nutre de cinco subíndices para su composición. En diciembre, dos de ellos descendieron: Capacidad (2,89; -1,4%) y Honestidad (2,79; -0,7%). Eficiencia se mantuvo sin cambios (2,32), mientras que Gobierno (2,28; +0,9%) e Interés General (2,04; +1,0%) experimentaron leves incrementos. “Se mantienen así las jerarquías relativas observadas el mes pasado, con Capacidad y Honestidad a la cabeza, mientras que Interés General continúa siendo el más bajo”, destacan desde la Escuela de Gobierno.

Brechas de género y edad, territorio y educación
Persisten diferencias notorias según género, edad y lugar de residencia. Entre hombres, el índice alcanza 2,66 (aunque cae 1,1%), mientras que para mujeres asciende levemente a 2,28, lo que reduce la brecha a 0,38 puntos. Por franja etaria, el grupo de 18 a 29 años se mantiene al tope con 2,92; en los mayores de 50 años el índice cae a 2,50, y entre quienes tienen entre 30 y 49, si bien se observa una recuperación del 5,8%, continúan en el eslabón más rezagado (2,32).
El análisis geográfico muestra que el interior del país conserva el liderazgo (2,64; -1,9%), seguido por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), que registra un fuerte repunte (+22,7%) hasta 2,49. El Gran Buenos Aires desciende a 2,10 (-2,8%).
En materia educativa, la confianza crece con el nivel de instrucción: quienes poseen estudios terciarios o universitarios presentan un ICG de 2,61 (+1,2%), seguidos por el nivel secundario (2,39; -4,8%) y el primario (1,72; -1,7%).
Las marcas de la inseguridad y las expectativas económicas
Sufrir hechos de inseguridad marca una diferencia significativa: quienes no fueron víctimas de delitos en el último año tienen una confianza de 2,66, mientras que el valor cae a 1,77 para quienes sí lo fueron. La brecha se amplía considerablemente respecto al mes previo. Las expectativas económicas también resultan decisivas: quienes creen que la economía mejorará exhiben un ICG de 4,25, frente a 2,56 entre quienes prevén continuidad y apenas 0,40 entre quienes auguran un empeoramiento.
Un año sin grandes sobresaltos pero con señales de alerta
La evolución del ICG durante el gobierno de Javier Milei muestra un promedio de 2,44, por encima del de Macri (2,27) y lejos del bajo 1,69 de la administración Fernández. “El índice cierra el año en un punto relativamente alto y estable, aunque con matices según las condiciones sociales y económicas que afectan a los distintos sectores”, resumen desde la UTDT.
El estudio, realizado por Poliarquía Consultores entre el 1 y el 15 de diciembre sobre una muestra de 1.000 casos y un error estándar de ±0,07, grafica un escenario en el que la confianza gubernamental permanece expectante: estable, con grietas y desafíos, sobre todo en materia de seguridad y de percepción económica.