Un grupo de ocho países de América Latina expresó este miércoles su respaldo a la elección de Nasry Asfura como presidente electo de Honduras, mediante un comunicado conjunto difundido tras la declaratoria del Consejo Nacional Electoral (CNE), cuando aún persisten denuncias internas por irregularidades en el escrutinio.
El pronunciamiento fue suscrito por Argentina, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana, y fechado en Lima el 24 de diciembre, el mismo día en que el CNE proclamó a Asfura como virtual ganador de las elecciones generales del 30 de noviembre.
En el texto, los gobiernos firmantes felicitan a Asfura por su victoria y manifiestan su expectativa de “trabajar conjuntamente” con la futura administración hondureña en áreas como comercio, seguridad, migración y fortalecimiento democrático, una agenda que refleja intereses compartidos en una región marcada por flujos migratorios y desafíos institucionales persistentes.
El comunicado también destaca “la responsabilidad cívica” de la ciudadanía hondureña y la “paciencia” con la que esperó la conclusión del proceso electoral, en un contexto de más de un mes de recuento y de un escrutinio especial aún inconcluso sobre actas con inconsistencias.
Uno de los puntos centrales del respaldo regional es el reconocimiento al trabajo de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y de la misión de observación electoral de la Unión Europea, cuya presencia —según el texto— contribuyó a una “revisión exhaustiva e imparcial” del proceso y a dar claridad a la ciudadanía sobre la legitimidad de los resultados.
Los países firmantes tomaron nota además del desempeño del Consejo Nacional Electoral “en medio de las presiones surgidas durante el último mes”, y resaltaron la responsabilidad de su personal y el liderazgo de las consejeras en el cumplimiento de su mandato, una mención que adquiere relevancia ante las críticas internas dirigidas al organismo.
Además, la Unión Europea felicitó oficialmente a Asfura. Mediante un comunicado emitido desde Bruselas, la UE destacó la participación masiva del pueblo hondureño en las urnas y reafirmó su compromiso con la democracia del país. El organismo señaló que los comicios fueron observados por un amplio número de misiones nacionales e internacionales, incluida una Misión de Observación Electoral de la Unión Europea.
“Tras un proceso largo y prolongado y la proclamación de los resultados por parte del Consejo Nacional Electoral, la Unión Europea felicita a Nasry Asfura por su elección como presidente de Honduras”, señala el comunicado de la UE.
Asimismo, la UE manifestó su disposición de trabajar con el presidente electo y su futura administración, con el objetivo de profundizar la relación bilateral y avanzar en prioridades comunes.

El respaldo contrasta con la postura del partido gobernante Libertad y Refundación (Libre) y de otros sectores opositores hondureños, que denuncian un “golpe de Estado electoral” y rechazan la declaratoria mientras no se complete el escrutinio especial de actas observadas. También el candidato liberal Salvador Nasralla, segundo en los resultados preliminares, ha exigido un recuento total de votos.
El comunicado evita aludir directamente a esas denuncias, pero subraya la necesidad de que la transición se desarrolle “de manera pacífica y ordenada”, con el objetivo de contribuir al afianzamiento de la convivencia nacional, un llamado que apunta a contener una escalada de tensión política y social.
La posición conjunta de estos ocho países se suma a la felicitación expresada por Estados Unidos pocas horas antes, y refuerza el reconocimiento internacional a la victoria de Asfura en una fase todavía sensible del proceso postelectoral hondureño.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, felicitó a Asfura, respaldado por Donald Trump, pocos minutos después de que se confirmara su victoria tras más de un mes de recuento.
A corto plazo, el respaldo regional aporta legitimidad externa al presidente electo, pero no despeja del todo el desafío interno que enfrenta Honduras: cerrar un proceso cuestionado por parte de la oposición y encarar una transición que deberá equilibrar el reconocimiento internacional con la recomposición de consensos políticos dentro del país.