Patricia Sosa brindó uno de los momentos más íntimos y conmovedores en su paso por La Noche de Mirtha (El Trece), abriendo su corazón y compartiendo aspectos poco conocidos y profundamente personales relacionados con la muerte de su padre y su vínculo con lo espiritual. En un clima de confianza, Sosa relató ante Mirtha Legrand y los invitados cómo el dolor por la pérdida de su papá la llevó en un momento de su vida a buscar contacto con “almas desencarnadas” en Córdoba, experiencias que, aunque difíciles de racionalizar, le dejaron marcas lo suficientemente fuertes como para recordarlas siempre y compartirlas sin pudores ante la audiencia.

El relato comenzó con la pregunta de Mirtha: “Decime, ¿es verdad que vos sacaste una foto y lo viste a tu papá en la fotografía?”. Patricia confirmó que sí y reconstruyó la escena: “La tengo en el teléfono. Yo fui con Lucía Galán, una amiga mía, fuimos a Córdoba y nos contactamos con una persona que se contacta con almas porque ella quería tener un contacto. A mí el señor, Rubén, que tiene un método especial, me preguntó si quería hablar con alguien. Yo no iba con esa intención, pero había fallecido mi papá hacía un año.”

El método del contacto sorprendió a la cantante: “El señor tiene un método que con el agua graba y uno escucha como una radio fuera de sintonía. Mi papá me decía cosas bonitas en diecinueve segundos. Pero en un momento, me empezó a agarrar taquicardia y a Lucía mucho calor. Él dijo: ‘No, voy a cerrar porque acá hay presencias. Quédense acá’. Y empezó a sacar fotos de todas nosotras, y en un momento, mirando el visor de una cámara vieja le dije: ‘Esperá’. Y ahí estaba mi padre al lado mío, vestido con el buzo violeta como si tuviera sesenta, sesenta y cinco años, con una sonrisa. Papá tenía fijación con el buzo violeta.”

Patricia Sosa sorprendió a Mirtha Legrand al recordar su encuentro espiritual con su padre

Mirtha, sorprendida, quiso saber si realmente estaba en la foto y Patricia lo confirmó: “La tengo en el celular. Lo vi y sentí su presencia de manera muy clara. Pero yo no creo tener ningún poder, es energía. Es importante también ser cauteloso con esto, porque en los recitales se me acerca gente que no la está pasando bien y me pide una bendición. Yo se la doy, pero desde el ser humano que soy, no crean que puedo hacer algo sobrenatural”.

La charla derivó en recuerdos más familiares. Mirtha le preguntó si sus padres discutían mucho, a lo que Patricia respondió: “Bueno, tanto no. Tuvieron épocas. Pero la imagen que yo tengo es la de mamá y papá mirando la tele, porque les compré una casa más grande y me los llevé a vivir conmigo. Papá en silla de ruedas, mamá espléndida tirada en el sillón, pero los dos agarrados de la mano. Esa es la imagen que guardo”.

El testimonio de Patricia Sosa en la mesa de Mirtha Legrand no solo desnudó la dimensión espiritual y humana que late detrás del dolor, sino que dejó un mensaje profundo sobre la importancia de aceptar la fragilidad, hablar de lo que duele y conectarse sinceramente con las marcas que deja la vida. Al recordar a su padre y narrar su acercamiento con lo espiritual, Patricia rescató el valor de los afectos, la necesidad de contar las propias historias y la potencia de los rituales —sean místicos, familiares o cotidianos— para seguir adelante. En un mundo donde lo inexplicable suele guardarse en silencio, la cantante apostó por la palabra y la ternura como herramientas para abrazar la memoria y construir esperanza, aun cuando la vida se transforma de modo imprevisible y los vínculos permanecen, de alguna manera, siempre cerca.