Caños para uno de los ductos de Vaca Muerta, que estará en la línea ascendente de la K de 2026

La discusión entre los economistas no es si la economía argentina crecerá el año que viene, sino cuánto lo hará. Los más pesimistas creen que no habrá demasiado impulso y esperan entre 2,5% a 3% como máximo. Otros, en cambio, esperan que el círculo virtuoso que se empieza a poner en marcha lleve el crecimiento incluso hasta el 5 por ciento.

Otra de las incógnitas es hasta qué punto la mejora derramará en la gente. Lo sucedido en 2025 es un llamado de atención: el crecimiento será de 4,5%, pero hubo caída del empleo formal y los salarios casi no mejoraron en relación a la inflación. Un empresario gastronómico de una cadena de sushi en Buenos Aires lo expresó así: “Tuvimos un 30% menos de gente en nuestros locales en 2025”. El problema de ingresos también impactó en sectores que dependen de las clases media y media alta.

Aun así, el apoyo popular a Javier Milei en las elecciones de octubre fue indiscutible. Se valoró sobre todo la baja de la inflación, la estabilidad cambiaria y seguramente también influyó el apoyo de Donald Trump.

Altas expectativas

Las expectativas respecto a lo que viene son elevadas. Un informe de Mariel Fornoni mostró que el 82% de la gente modificó sus hábitos de consumo. El 46,5% de los encuestados afirmó que llega a fin de año “peor que el año anterior” y 7 de cada 10 no planean vacaciones por falta de dinero. Sin embargo, de cara al futuro, casi la mitad manifiesta expectativas de mejora económica.

La economía evolucionaría en forma de “K”. Algunos sectores crecerán muy fuerte, pero otros no solo no se expandirán sino que incluso seguirán cayendo

El crecimiento heterogéneo apunta a ser la principal característica del año próximo, en que la economía evolucionaría en forma de una “K”. Algunos sectores crecerán muy fuerte, pero otros no solo no se expandirán sino que incluso seguirán cayendo.

Los sectores ganadores son los conocidos: agro, minería y energía. Serán los responsables de la generación de divisas a lo largo del 2026 y se expandirán a un ritmo alto. Generarán además mucha inversión, pero generan poco empleo.

Buena parte de la industria, y en especial sectores como el textil, seguirán teniendo muchas dificultades

La industria manufacturera seguirá en declive, jaqueada por la apertura, caída de los márgenes y costos que se resisten a bajar. Muchos empresarios que este año optaron por un modelo mixto de producción e importaciones, posiblemente vuelquen más la balanza hacia lo segundo.

El consumo masivo tampoco tendría un repunte, justamente porque los ingresos familiares no repuntan. La recuperación del crédito podría mejorar la demanda en 2026, pero sería un proceso lento. Los bancos todavía tienen una posición ajustada de liquidez tras el proceso de dolarización preelectoral y fuerte incremento de la morosidad.

El consumo masivo tampoco tendría un repunte, justamente porque los ingresos familiares no repuntan

En Estados Unidos también se habla de una economía que crece con forma de “K” pero por motivos diferentes. Allí la aceleración se da en el sector de tecnología y especialmente en lo relacionado con la inteligencia artificial. En cambio, otros sectores, más vinculados también a sectores industriales y que dependen casi exclusivamente del mercado interno, vienen rezagados.

Traspié legislativo, ¿riesgo político?

El traspié que sufrió el Gobierno con la aprobación del Presupuesto en la Cámara de Diputados volvió a poner en el centro de la escena el riesgo político, aunque con menos tensión que en la etapa previa a las elecciones.

Los diputados libertarios reconocieron que así como salió aprobado el Presupuesto no será aceptado por Milei. “Así como quedó es deficitario, es una mala señal. Seguramente habrá modificaciones en el Senado”, explicaban.

La decisión de incluir la derogación de las leyes de discapacidad y financiamiento educativo a último momento resultó un error político. Nadie supo explicar quién estuvo a cargo de esa decisión, aunque las miradas apuntan al Ministerio de Economía.

Una de las dudas en relación al 2026 es si el Gobierno podría sufrir un traspié como le pasó a Macri en 2018, pocos meses después de una gran victoria en las elecciones legislativas.

Aunque es imposible descartarlo, la economía luce menos frágil que en aquel momento. Ahora hay superávit fiscal contra un déficit muy grande de aquellos años. Además, Macri se había endeudado en USD 50.000 millones y se quedó súbitamente sin acceso a los mercados a pocos meses de su victoria legislativa.

Debilidad e incógnita

La gran debilidad para el gobierno sigue siendo su endeble posición de reservas. Por eso, Luis “Toto” Caputo se apuró en anunciar un programa de acumulación de reservas para el año próximo, con un piso de USD 10.000 millones.

La gran debilidad del modelo económico es la escasez de reservas
(AP Foto/Matilde Campodónico, Archivo)

«Si bien el ajuste de bandas cambiarias era necesario, resta evaluar si será suficiente para garantizar a la vez una oferta de dólares capaz de cubrir las necesidades de 2026 y la recomposición del activo del Central”, explicaron en la consultora Invecq.

La principal incógnita -notaron- es el atesoramiento de individuos: si promediara USD 2.000 millones por mes —cifra plausible al nivel actual del tipo de cambio real—, las necesidades de financiamiento, dadas nuestras proyecciones de cuenta corriente y el objetivo de acumular USD 10.000 millones en el año, podrían superar los USD 50.000 millones», advirtieron.

Tranquilizar la demanda

Por lo tanto, la posibilidad de avanzar con la acumulación de reservas como espera el Gobierno es que se tranquilice la demanda de dólares. Noviembre fue auspicioso, porque las compras para atesoramiento cayeron a solo USD 200 millones, contra un pico de USD 4.600 millones de septiembre.

Los próximos dos meses podrían ser desafiantes en materia cambiaria, una vez pasado el aumento de la demanda de pesos para pagar el medio aguinaldo y los gastos de las fiestas. En el primer bimestre crece la demanda de dólares por vacaciones y también podría incrementarse la demanda para atesorar.

La gran apuesta del Gobierno es recuperar el acceso a los mercados del exterior en el inicio de 2026, con un riesgo país que se aproxima a la zona de los 500 puntos básicos. A estos niveles estaría casi en condiciones de tomar deuda al 9% anual en dólares, pero el objetivo sería ir a un rango de 8% a 8,5 por ciento.