
El pago mínimo en tarjetas de crédito representa una decisión financiera que puede multiplicar el saldo pendiente de una cuenta. Técnicos de un banco que prefirieron no ser identificados realizaron para Infobae una simulación para mostrar el efecto del uso sistemático de esta modalidad. Los resultados indican que quienes optan por abonar solo el pago mínimo experimentan un crecimiento constante en su deuda, sobre todo si mantienen consumos constantes en cada período. En tiempos en que crece la mora bancaria, el esquema de la simulación muestra distintas etapas de aumento en intereses, reducción del límite disponible y mayores costos asociados, con el fin de mostrar cómo es que muchos usuarios caen gradualmente en costos financieros considerables.
Consumos recurrentes y estructura de la simulación
El caso propuesto contempla a un cliente que cada mes realiza dos tipos de consumos: por un lado, adjudica $500.000 bajo la modalidad de un pago y, por el otro, suma $600.000 en concepto de compras a seis cuotas mensuales. Es decir, cada mes se acumulan nuevos consumos en cuotas por $600.000. Frente a estos movimientos, el usuario utiliza el pago mínimo todos los meses, nunca abona la totalidad del saldo y mantiene este comportamiento en cada cierre de resumen.
La simulación parte de un límite inicial de $2.000.000 -el monto máximo que concede la tarjeta- y asume una tasa de interés invariable a lo largo de los meses, con períodos de 30 días entre resúmenes. Este patrón, aunque puede parecer manejable en los primeros meses, rápidamente revela el resultado acumulativo de los intereses y el impacto en la disponibilidad crediticia.
Evolución del saldo, intereses y pago mínimo
Durante el primer mes, tras realizar los consumos previstos, el cliente mantiene el límite máximo de la tarjeta prácticamente intacto, pero ya comienza a haber saldos en cuotas. El pago mínimo apenas representa el 25% del saldo pendiente.
En el segundo mes, la deuda crece de forma clara. El resumen a pagar contabiliza los nuevos consumos y el saldo financiado del mes anterior, junto a los primeros intereses y el IVA que estos generan. El pago mínimo asciende a $337.653 y la relación entre ese pago y la deuda total llega al 28%. El disponible disminuye de manera constante.
El patrón se intensifica en los meses siguientes, ya que los intereses suman nuevas cargas al saldo. En el mes 3, el pago mínimo se eleva a $771.540, representando el 44% del saldo adeudado. El monto de intereses e IVA casi duplica al del mes anterior, lo que anticipa el aumento de la cuota dedicada solo a financiar el saldo vigente.
Al cuarto mes, el pago mínimo alcanza los $1.102.369 y la participación de los intereses continúa en ascenso. Los saldos impagos superan los $1.100.000. La relación entre el pago mínimo y la deuda llega al 56%.
En el mes 5, la deuda total crece otra vez y el pago mínimo ocupa el 60% del saldo. Los intereses y cargos impositivos participan cada vez en mayor proporción.
Hacia el sexto y séptimo mes, la simulación muestra que el cliente ya roza el máximo permitido del pago mínimo. El saldo financiado se multiplica con cada resumen, los intereses se agregan y, fuera de los abonos al mínimo, no se realizan pagos adicionales. La relación entre el pago mínimo y la deuda total toca el 65 por ciento.
Efectos del pago mínimo sobre la salud financiera
Esta dinámica deja en evidencia que el pago mínimo habilita el uso continuo del crédito, pero encarece de forma progresiva el financiamiento. Los intereses acumulados se consolidan como parte significativa de la deuda, reduciendo el margen disponible y complicando cualquier intento de reducir el saldo si solo se abonan los mínimos exigidos.
En la simulación aportada por los técnicos, el cliente nunca dejó de consumir y siempre retomó los mismos montos; en cada período, la estructura del resumen incluyó tanto consumos al contado como en cuotas, y el saldo pendiente utilizó cada vez más parte del límite. La acumulación de intereses generó que el pago mínimo crezca hasta superar más de la mitad de la deuda total en solo unos meses.
La tendencia general muestra que el abuso del pago mínimo lleva a un escenario en el que los intereses y costos asociados consumen una proporción creciente de la capacidad de pago de los usuarios. Para quienes mantienen consumos recurrentes sin cancelar la totalidad de los saldos en cada mes, este esquema puede transformar el crédito rotativo en una fuente de endeudamiento creciente.
Claves de la simulación bancaria
- Todos los meses ingresan $500.000 en un pago y $600.000 en 6 cuotas.
- El cliente paga solo el mínimo, lo que impulsa el saldo a financiar.
- La tasa de interés se mantiene estable y el ciclo de cálculo se fija en 30 días.
- El pago mínimo como porcentaje del saldo de la tarjeta pasa de 25% en el primer mes a 65% en el séptimo.
- Los intereses y el IVA se suman a la deuda y pasan a ocupar un lugar central en el resumen mensual.
Contexto de crédito y dificultades de pago
Los datos de la simulación se presentan en un contexto en el que la mora bancaria atraviesa niveles inusuales. El acceso al crédito de los hogares expone fuerte presión sobre la capacidad de afrontar los compromisos asumidos. Familias de distintos segmentos enfrentan obstáculos crecientes para mantener al día el pago de sus deudas, una situación que afecta tanto a clientes tradicionales como a aquellos que cuentan con mayores ingresos.
La comparación entre el inicio del ciclo de uso de la tarjeta y su evolución en menos de un año pone sobre la mesa la dificultad real para frenar el crecimiento de la deuda si se prioriza siempre el pago mínimo, a la vez que se mantiene el hábito de consumo regular. El caso analizado describe que, frente a la constancia de intereses aplicados y consumos fijos, la ecuación se inclina hacia una mayor proporción de deuda financiada.