Investigadores suizos consiguen alterar recuerdos en ratones y abren nuevas posibilidades para el tratamiento de trastornos mentales (Freepik)

Un equipo de la Escuela Politécnica Federal de Lausana en Suiza logró modificar recuerdos en ratones mediante manipulación epigenética, empleando una variante adaptada de la tecnología CRISPR para intervenir en la expresión del gen Arc, esencial en la formación de la memoria.

Este avance, dirigido por el profesor Johannes Gräff y su laboratorio de neuroepigenética, marcó un hito en la comprensión de los mecanismos que regulan la memoria y sugiere nuevas posibilidades en el tratamiento de trastornos como el estrés postraumático y las adicciones, según informó National Geographic.

La capacidad de recordar y olvidar puede ser regulada desde el interior de las neuronas, condicionando el comportamiento de los seres vivos (Freepik)

Cómo se realizó el experimento con tecnología CRISPR

El experimento se desarrolló en el laboratorio de Gräff y consistió en introducir en el cerebro de ratones una variante de CRISPR denominada KRAB-MeCP2. Esta herramienta puede activar o reprimir la expresión de genes concretos, como el gen Arc, que resulta clave para la consolidación de recuerdos.

Los investigadores entrenaron a los animales para evitar una zona específica de un recinto, asociada a una descarga eléctrica leve pero desagradable. Los ratones no modificados aprendieron a evitar esa área peligrosa, mientras que aquellos en los que se había reprimido el gen Arc no lograron establecer la conexión y continuaron ingresando en la zona, exponiéndose a repetidas descargas eléctricas.

Por otra parte, los animales con Arc sobreactivado mostraron una capacidad de aprendizaje acelerada, evadiendo el área tras la primera experiencia negativa.

Uno de los resultados más destacados fue la capacidad de modificar recuerdos que ya habían sido consolidados. Al desactivar el gen Arc en ratones previamente entrenados para evitar la zona peligrosa, estos animales olvidaron la experiencia desagradable y regresaron al área, sin evidenciar temor.

Esto demuestra que la manipulación epigenética puede incidir no solo en la formación, sino también en la persistencia de los recuerdos.

Una herramienta de edición genética permite operar con precisión sobre genes específicos involucrados en la consolidación de experiencias (Freepik)

Epigenética: el regulador flexible de la memoria

La base de este descubrimiento reside en la epigenética, disciplina que estudia modificaciones en la expresión génica que no alteran la secuencia del ADN, actuando como una capa reguladora adicional. El equipo de Gräff, citado por National Geographic, indica que la epigenética opera como anotaciones sobre el manual genético celular, permitiendo ajustar la actividad de los genes de acuerdo a las experiencias vividas.

El gen Arc se activa o reprime gracias a estos mecanismos, determinando así si una vivencia se consolida como un recuerdo duradero o desaparece con el tiempo.

La herramienta KRAB-MeCP2 funciona como un interruptor molecular capaz de encender o apagar la actividad de genes seleccionados. Aplicada al gen Arc en el cerebro de los ratones, permitió a los científicos controlar la capacidad de los animales para aprender y retener experiencias asociadas a estímulos negativos.

Este control validó que los cambios epigenéticos en las neuronas están estrechamente vinculados a los procesos de aprendizaje y memoria.

Los mecanismos epigenéticos actúan como interruptores que modifican la expresión de los genes, sin cambiar la información genética original (Freepik)

Implicaciones terapéuticas y desafíos éticos

La investigación sugiere que esta línea podría allanar el camino hacia nuevas terapias para personas que sufren trastornos relacionados con recuerdos traumáticos o adicciones.

No obstante, National Geographic destaca que modificar o eliminar recuerdos perjudiciales plantea interrogantes éticos relevantes. Intervenir en la memoria con el objetivo de aliviar el sufrimiento puede influir en la identidad personal, anticipando desafíos complejos para los comités de bioética.

La manipulación de recuerdos podría hacerse tan factible como la modificación de la apariencia física, exigiendo una reflexión colectiva sobre los límites de estas tecnologías.