Néstor Gustavo Luna quien el año pasado fue condenado a la pena de 6 años y 8 meses de prisión efectiva

“Había confianza, lo conocía de chiquita, casi familiares. Se estrechó luego de la separación de sus padres. Lo veía como un tío, hasta como un padre. La ayudaba con las tareas de la escuela. M era una persona muy vulnerable”. Ese fue el contexto en el que se dieron los estupros y que remarcó el fiscal que llevó a juicio al ex comisario de Río Negro condenado por violar reiteradas veces a una adolescente. Ahora, la Corte Suprema de Justicia de la Nación le dio un duro revés al abusador de menores: le negó la salida de prisión.

Néstor Gustavo Luna el año pasado fue condenado a la pena de 6 años y 8 meses de prisión efectiva por considerarlo autor de los delitos de estupro con acceso carnal continuado en concurso real con abuso sexual con acceso carnal.

La defensa del ahora ex policía llegó al máximo tribunal a través de un recurso de queja, cuestionando la prisión preventiva dispuesta sobre su cliente al inicio de la investigación. En todas las instancias eso había sido rechazado y ahora la Corte Suprema, con la firma de los jueces Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, rechazó la apelación por inadmisible.

El delito consistió en abusos sexuales cometidos mediante el aprovechamiento de la inmadurez sexual de la víctima, una adolescente que por entonces tenía 14 años.

El aprovechamiento, según se expuso en el veredicto, estuvo dado no solo por la edad del imputado, que tenía 53 años al momento de los hechos, sino también por la situación de preeminencia del acusado sobre la víctima, la situación de vulnerabilidad de la menor de edad y el grado de amistad y confianza que el hombre había generado con la niña y con su familia.

Los abusos sexuales ocurrían en el interior de alguno de los vehículos del imputado en una zona deshabitada, cerca de la playa y también en su vivienda.

Es más, no fue la víctima quien hizo la denuncia, sino las operadoras de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia que recibieron un mensaje de dos amigas que grabaron la confesión de la adolescente.

Todo ocurrió entre marzo y junio de 2019, al menos dos o tres veces por semana en el balneario patagónico El Cóndor. La fiscalía que llevó adelante la acusación durante los alegatos de juicio subrayó que el imputado se ganó la confianza de la niña. Incluso la madre de la víctima dijo que el ex comisario “le daba a su hija el cariño que ni ella ni el padre podían darle, más desde que ambos se habían separado”.

La fiscalía sumó que la entrevistadora de la cámara Gesell y la psicóloga forense descartaron, entre otras cosas, indicadores de fabulación y que esto fue compartido, incluso, por la perito de parte. Y explicaron que la adolescente tenía, hasta ese entonces, una “experiencia sexual acorde a su edad”.

Para la acusación fue un agravante “la extensión en el tiempo de este delito continuado” que afectó “la autodeterminación sexual de la víctima” a través de “una evidente manipulación” ejercida por Luna a través de “la relación de preeminencia y la vulnerabilidad afectiva de ella signada por la separación de sus padres”.

Y se dejó en claro que el ex comisario “se valió de la relación paternal, se mostraba afectuoso, la ayudaba con tareas escolares”.

La acusación aclaró que “si bien la adolescente no tenía estrés postrauma, no quita el daño que efectivamente sufrió” y fuentes del caso detallaron: “La psicóloga del Cuerpo Médico Forense lo explicó claramente: ella no se consideraba víctima, no tenía consciencia real de lo que estaba pasando”. Fe dimensionando la gravedad “a medida que avanzó el juicio”.